El ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, sostuvo que la paritaria nacional docente “nunca existió” y admitió que el decreto del Poder Ejecutivo que deroga esa discusión salarial le quita a los sindicatos su facultad legal de negociar aumentos. “Tenemos que poner las cosas en su lugar y con los gremios hablar de cuestiones estrictamente gremiales”, dijo y limitó el diálogo a temas como la capacitación y el régimen de vacantes, entre otros..

Durante una entrevista por radio El Mundo, el funcionario salió a defender el decreto que no solo deroga la discusión salarial establecida en la Ley de Financiamiento Educativo (26.075) sancionada en 2005 sino que también recorta la participación de los sindicatos que se sientan a la mesa de negociaciones.

“No puede haberse acabado algo que nunca existió”, afirmó el ministro sobre la paritaria y agregó que “lo que hace este decreto (publicado hoy en el Boletín Oficial) es ordenar normativamente una serie de confusiones” en el texto de la Ley de Financiamiento.

La "confusión” del funcionario estaría en el artículo 10 de esa norma que define claramente que “el Ministerio de Educación con el Consejo Federal de Cultura y Educación y las entidades gremiales docentes con representación nacional, acordarán un convenio marco que incluirá pautas generales referidas a: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c) salario mínimo docente y d) carrera docente”.

Sin embargo, para Finocchiaro, ese punteo “es sumamente confuso”. Entonces, lo que el decreto firmado por él y el presidente Mauricio Macri hace es establecer que “lo que se va a tratar con los gremios son cuestiones atinentes a carrera docente, promoción, capacitación, régimen de vacantes, reincorporaciones, jornada de trabajo, derechos sociales y previsionales. Todo lo que es de incumbencia propia de los gremios”, argumentó.

Es decir que lo que se excluye es el tratamiento del salario mínimo docente incluido en el inciso C de la ley. Según el titular del Palacio Sarmiento, “si los que dictaron la Ley de Financiamiento hubiesen querido que hubiera paritaria nacional, hubieran dictado una ley de paritaria nacional”. Y para reforzar su postura utilizó una particular metáfora: “Dos personas negociando cualquier cuestión salarial no constituye una paritaria, de la misma manera que diez personas jugando al fútbol en un potrero no hacen un torneo de la AFA”.

El funcionario también defendió la eliminación del criterio de proporcionalidad en la participación de las entidades sindicales en la mesa de negociación, en claro perjuicio del gremio mayoritario Ctera que,  por esa misma condición, tenía cuatro representantes más que UDA, AMET y Sadop. Dijo que esto también “era una cuestión confusa” y que si esto era así “había una mayoría automática” que decidía sobre el resto.

Con este escenario modificado por decreto, la participación de representantes sindicales será menor. Sin embargo, para el ministro ahora “se amplía el margen de discusión, se van a escuchar más voces y habrá más pluralidad”. Y remató: “Si en algún momento alguien disfrutó de determinados privilegios y posición que no se correspondían con la realidad, no quiere decir que eso tenga que continuar”.

Además, para ratificar la apertura de un nuevo capítulo del enfrentamiento unilateral del Gobierno con las entidades sindicales, el titular de la cartera educativa acusó a los dirigentes sindicales de “tomar una actitud de características políticas” a la hora de negociar salarios con los gobiernos provinciales. “Durante los meses de conflicto hubo un 90 por ciento de conflicto político”, atizó.

“Tenemos que poner las cosas en su lugar: con los gremios, hablar de las cuestiones estrictamente gremiales”, insistió y sentenció que “quien define la política educativa es el Estado, que representa el todo social. Los gremios, en todo caso, representan un sector de esa comunidad educativa”.

Por último, pidió “a todos los actores involucrados” en la discusión educativa” que “ingresen en una lógica de racionalidad”. “Somos un gobierno que dialoga pero que gobierna”, concluyó.