No existe pitonisa en el mundo que pueda sorprenderlo leyéndole las manos. Porque ellas solas fueron adivinándose poco a poco el futuro, atajando y despejando, atajando y despejando; hasta encontrarse cara a cara con el destino, que ahí estaba, en Italia 90, esperándolo de brazos cruzados en los penales. Y fue entonces cuando Sergio Goycochea dejó de ser el pibe que había entrado por la lesión de Nery Pumpido para convertirse en Goyco, una marca que se inmortalizó en el inconsciente colectivo del hincha argentino por haber sido una suerte de rey sin corona. Es un raro caso el suyo, porque tiene la gloria sin haber sido campeón del mundo. Tan viva está su leyenda que, casi treinta años después, se lo puede ver en Pinamar, feliz, tapándole tiros playeros a los chicos, en un evento de Mc Donald’s. Está escrito: los penales siguen siendo parte de su destino.

“Siempre es un gusto recibir algunas palabras lindas de la gente. A mí me gusta más el comentario de cosas que sucedieron hace muchísimo tiempo, porque esa es una expresión más genuina, un elogio más sincero; está fuera del exitismo. Ha pasado mucho tiempo de Italia 90. Cuando me dicen algo de ese Mundial lo hacen desde el afecto verdadero”, expresa Goyco, que charla con Enganche en una canchita de arena que ahora es el terreno en el que se encadenan preguntas y respuestas con uno de los hombres que marcaron su nombre a fuego en la historia de los Mundiales para Argentina. 

-¿Cómo ves a la Selección? 

-La clasificación fue sufrida pero ya quedó atrás. Es una circunstancia que no va a marcar nada. De hecho, tenemos un desgraciado recuerdo que fue la eliminatoria para el Mundial de 2002. Argentina desfiló, era imbatible. Pero en el Japón se quedó afuera en la primera rueda. Yo creo que los jugadores de la Selección dejaron atrás un gran peso, el peso de la responsabilidad de jugar por nada. Y digo jugar por nada porque tenían que lograr algo que todo el mundo daba por sentado, y no lograrlo hubiera sido un fracaso. Esa presión es jodida de administrar.

-Bueno, pero Messi es el mejor del mundo, ¿no tendrían que sentirse más liberados sus compañeros?

-Ahora comienza una nueva etapa. Se han sacado un peso de encima. Es verdad, tenemos al mejor jugador del mundo, pero hay que acompañarlo. Y en la medida que el equipo se vaya armando y suban el nivel de algunos jugadores, y esté bien Messi, en el Mundial te parás y ves todo desde otro lugar... Obviamente no es fácil. Lo defino como una pelea de pesos pesado. Tenés la mano dura, pegás y volteás, pero también te encontrás con rivales de mano dura, que si te pegan te ponen de rodillas. 

-¿Cómo se juega un Mundial?

-Un Mundial es un campeonato aparte. Es corto. Desmitifica esa frase futbolera de que “el fútbol te da revancha todos los domingos”. Es mentira. Te da revancha cada cuatro años. Y también, desmitifica eso de que “para ser campeón del mundo le tenés que ganar a todos”. Mentira también. Porque si vamos al último campeonato del mundo, Argentina jugó contra Bosnia, Irán, Nigeria, Suiza y Bélgica, y recién en semifinales se encontró con Holanda, que era uno de los candidatos. Por eso, en la previa uno ve el sorteo del Mundial y dice: “Este equipo puede ser campeón del mundo”. Porque no hay que ganarle a todos, hay que ir acomodándose, como lo hizo en 2014. Después hay que superar esos cruces mano a mano, a todo o nada. 

Sergio Romero tuvo poca continuidad en el Manchester United y eso lo hace dudar a Jorge Sampaoli. Mantiene a Chiquito o prueba con el Patón Guzmán. Sin embargo, para Goyco no hay dudas sobre quién tiene que ser el arquero de la Selección. “Romero perdió la titularidad en su equipo, pero en esta fase previa tuvo más continuidad que en el 2014. Y en la previa del último Mundial nos hacíamos exactamente las mismas preguntas. En el manual del fútbol, la continuidad es mejor que no jugar. Pero evidentemente, Romero superó muy bien esa adversidad. Para mí, no hay motivos para sacarlo. No tuvo un rendimiento bajo en la Selección para que lo saquen. No falló gravemente en algún partido importante. Su rendimiento en la Selección siempre ha sido aceptable. Además, si uno analiza bien, desde 2009 a esta parte, lo convocaron todos los entrenadores: Maradona, Batista, Sabella, Bauza, Martino y Sampaoli. Todos lo eligieron a Romero. Entonces, ¿están todos locos? 

-En 2014 salir segundos quedó como una gran frustración. En el 90 fuimos segundos y todavía estamos festejando. En los dos casos perdimos con Alemania. ¿Cómo analizás esa contradicción?

-En Italia, nosotros contamos con el beneplácito de tener en el equipo a varios campeones mundiales, muchos jugadores que habían levantado la copa en México. Entonces, aquellos que nos incorporamos, y fuimos participes de esa gesta en el 90, recibimos las caricias, los agradecimientos del hincha que aún disfrutaba lo hecho hace ya tanto tiempo. Yo jugué con campeones como Maradona, Giusti, Burruchaga, Pumpido, Ruggeri, Olarticoechea, Batista... Eso nos dio un impulso. Después, creo que por cómo llegamos a la final, y la carga emotiva que tuvo ese Mundial, todo eso hizo que el segundo puesto fuera valorado. Por ahí si en el ‘86 ese equipo no hubiera ganado nada, el resultado con la gente hubiera sido otro. El hincha entendió que nos quedamos con los bolsillos vacíos. Viste cuando decís: “Tengo el bolsillo lleno de piedras. Y tiramos todas”.

-En esta Copa no estarán Italia y Holanda, y tampoco otra selcción con buenos jugadores como Chile. ¿Eso hace que la competencia en Rusia puede resultar, en alguna medida, más accesible?

-No, no porque si vas a las estadísticas, hay ocho campeones del mundo solamente desde 1930. Y en los últimos veinte años, se agregaron dos solamente a esa élite. Francia, como local. Y España, que fue una de las cinco mejores selecciones de las historia. Vos tenés que llegar bien al Mundial. Ni un mes antes, ni un mes después. Los candidatos son Alemania y Brasil; y se agregará alguna sorpresa seguramente. Pero a las revelaciones siempre le falta “ese cinco para el peso” para llegar a la final...

-¿Qué opinás cuando se debate si a Messi le hace falta o no un Mundial para superarlo a Diego?

-No me preocupa. Es muy difícil opinar porque yo tengo un afecto muy grande por Maradona, porque compartimos muchísimas cosas, y me cuesta hacer una análisis objetivo. Pero me parece que hemos perdido mucho tiempo en tratar de enfrentar a Maradona con Messi, en lugar de sentarnos, dar un paso al costado, y darnos cuenta de que estamos discutiendo sobre los dos que son argentinos. En los últimos 35 años se habla de los dos mejores del mundo. Y los dos son argentinos, viejo. Tenemos tanta terquedad y tanto “gataflorismo” que no nos paramos para disfrutar eso. Habían pasado sólo siete años del retiro de Diego cuando ya se hablaba de que Messi podía ser el mejor. Siete años. Ese tiempo, en el fútbol, no es nada. Ojalá tengamos la suerte de que cuando se retire Leo, el abanderado del fútbol del mundo sea argentino otra vez. Dios quiera que a los chicos del futuro les aparezca otro Messi.

-¿Hay mucho individualismo en el fútbol argentino?

-No, individualismo no veo. Para nosotros es difícil opinar, porque esgrimís algún comentario, y parecés nostálgico o envidioso. Ha cambiado todo: la relación de la gente con el futbolista, el público, la irrupción de las redes sociales. Hoy estás viendo el partido y estás opinando en vivo. Eso genera un ambiente diferente en el jugador, en la familia, en todos. No creo que haya individualismo en la Selección. El tema es que son muchos individuos de muy buenas condiciones que en la Selección no lograron plasmar el talento individual en el equipo.