A setenta días de la desaparición del ARA San Juan quedan muchos interrogantes cuyas respuestas están envueltas en misterio o tienen contestaciones poco conocidas. ¿Por qué no se encuentra el submarino? ¿cuánto cobraría una empresa privada por buscarlo? ¿qué esta pasando con los familiares? ¿y con la causa judicial? Más allá de esas preguntas hay un elemento político asombroso: el presidente Mauricio Macri todavía no recibió a los familiares de los tripulantes. Tampoco se el mandatario habla sobre el submarino, al que se da por desaparecido, y es un secreto a voces que se considera que los 44 tripulantes perdieron la vida. Sin embargo, para la Casa Rosada todo está en un limbo y la política oficial consiste básicamente en que el San Juan quede en el olvido. 

PáginaI12 recurrió a numerosas fuentes, entre ellas el especialista en submarinos Ricardo Burzaco, director de la revista Seguridad & Defensa, autor de un libro sobre los submarinos argentinos; el abogado Luis Tagliapietra, padre de uno de los tripulantes del San Juan y otros profesionales de la Armada que pidieron preservar su nombre. Este es el resumen de sus respuestas. 

1 ¿Por qué no se encuentra el submarino?

No lo sabremos hasta encontrarlo. Como en el caso de un avión, si se pierde la propulsión, un submarino se va para abajo. Se llama “perder el plano”. Obvio que la tripulación tiene maniobras para responder a esa situación, pero eso no ocurrió. Por ello es muy posible que el buque, sin control, se haya impactado de punta contra el fondo. Se sabe que al Este del talud la orografía es como una cordillera submarina. Tal vez podría haberse acomodado, luego de golpear contra laderas o promontorios detrás de una elevación o entre dos elevaciones que le hagan “sombra” al barrido del sonar. A la pasada de ida del sonar le hace sombra un elevación, a la vuelta otra .Hay un dato clave faltante: saber qué nivel de desintegración produjo la explosión o implosión detectada desde Viena. Es verdad que hace unas semanas encontraron la mitad de un tacho de combustible de un pesquero, o sea que se detectó un elemento de algo más de un metro, muy pequeño en comparación con un submarino de 60 metros. De manera que no es improbable que se termine encontrando el submarino que tiene partes que seguramente no se desintegraron, como el motor eléctrico de propulsión.

2 No hubo muchos naufragios de submarinos. ¿Es inusual que hayan pasado setenta días y no se encuentre?

Tal vez lo ocurrido con el Threscher norteamericano en 1963 sirva de ejemplo. El submarino, por entonces ultramoderno y de propulsión nuclear, tuvo una falla en las tuberías y naufragó en el Atlántico, quedando a 2500 metros de profundidad. Mediante el uso de un mini-submarino se detectó al Threscher en seis puntos distintos del fondo, en un área equivalente a 13 cuadras. La evaluación es que el golpe final fue una implosión, lo mismo que se cree respecto del San Juan y las profundidades de esas implosiones serían parecidas, entre 400 y 600 metros. En el caso del Thresher, la catástrofe ocurrió el 10 de abril de 1963 y las primeras fotografías de los restos del submarino se hicieron el 29 de mayo, o sea un mes y medio más. Hubo tomas de lo encontrado y se sacaron a la superficie pequeñas partes para el análisis. Ocurrió hace más de 50 años, obviamente con tecnología de la época. 

3 ¿Hubo algún caso más parecido al del San Juan?

Los especialistas afirman que la comparación de esa especie de electrocardiograma del sonido de la explosión del San Juan se parece a la del submarino norteamericano Scorpion, hundido en el Atlántico, cerca de las islas Azores, territorio de Portugal. El naufragio ocurrió el 22 de mayo de 1968 y el submarino recién se detectó y fotografío el 31 de octubre. Pasaron más de cinco meses. La profundidad en la que quedó fue de unos 3000 metros. Lo más notorio es que, como en el caso del San Juan, el sistema hidroacústico desplegado por Estados Unidos percibió también el sonido de una explosión, igualmente a unos 400 metros de profundidad. Esa fue la clave para detectar los restos. Nunca se pudo saber realmente la razón del naufragio: hasta hoy hay intentos de reflotar la investigación y entre las hipótesis está desde un ataque de un submarino soviético hasta la explosión de un torpedo propio. Por supuesto, el caso más famoso de naufragio de submarinos fue el ruso Kursk, pero la profundidad fue muy escasa, 110 metros. Dos empresas holandesas rescataron el Kursk a un costo de 65 millones de dólares. 

4 Se habló de un informe de la inteligencia naval norteamericana que dice que no sufrieron, no se ahogaron y que la muerte de los tripulantes fue instantánea. 

Bruce Rule no es la Armada de Estados Unidos. Es un especialista en acústica jubilado que cuando estaba en actividad investigó la pérdida del submarino nuclear USS Scorpion en 1968. Como se ha dicho, las anomalías acústicas registradas por el Scorpion se parecen a las del San Juan. Ahora, no se descarta para nada que Rule haya hecho público el informe por sugerencia de la marina norteamericana. En principio, la hipótesis de una implosión por las presiones del agua, es absolutamente razonable. Pero antes de esa implosión, a casi 400 metros de profundidad, hubo una pérdida de control y el submarino perdió el plano. 

5 ¿Existe realmente una búsqueda en este momento?

La respuesta es controvertida. Para buena parte de los familiares, la búsqueda es una especie de pantomima, un simulacro, pero no tiene efectividad real. Hay dos buques de la Armada y uno ruso. Es más, los familiares sostienen que el submarino no se está buscando en el área que corresponde, que los cálculos están mal hechos o sea que el San Juan no está donde lo buscan. Según ellos, la Armada de Estados Unidos se retiró en disconformidad con la ineficiencia de la búsqueda. La Armada argentina niega esas acusaciones. Lo que sí se admite, por obvio, es que el San Juan no se está encontrando, que se necesita un golpe de suerte y que se analizan las propuestas de empresas privadas. Ninguna búsqueda es idéntica a la de casos anteriores –dicen en la Armada–, la zona donde estaría el San Juan tiene condiciones meteorológicas difíciles y el submarino podría estar en un fondo donde hay una especie de cementerio de barcos pesqueros orientales, hundidos para cobrar los seguros porque ya estaban con serios deterioros o porque estaban por ser apresados por buques argentinos. 

6 ¿De cuánto se está hablando en la contratación de empresas privadas?

Los familiares de las víctimas dicen que realizaron los primeros contactos y se mencionó la cifra de diez millones de dólares. La Armada afirma que las tres o cuatro ofertas existentes parten de cuatro millones de dólares, pero que se contempla un premio de varios millones en caso de concretarse el hallazgo. Uno de los oferentes es la Woods Hole Oceanographic Institute (WHOI, se pronuncia hu hi) que participó de la búsqueda del Titanic, a más de 4000 metros de profundidad. Este es uno de los puntos más ácidos en la relación con los familiares. Sucede que perciben que toda la política estatal se centra en el olvido, dejar pasar el tiempo. 

7 ¿Qué está ocurriendo con los familiares?

Como ocurre en estos casos, las historias son muy diferentes. Hay videntes ofreciéndose para diagnosticar dónde está el submarino y llenándole la cabeza a la gente de que los tripulantes están con vida en tal lugar del fondo del mar. Hay abogados a la caza de clientes, ilusionándolos con gigantescas indemnizaciones. Y, por supuesto, están los familiares que no se desmarcan de la Armada, piensan que su esposo o hijo o hija murieron en el cumplimiento del deber. En la vereda opuesta se ubican los que están indignados porque la Armada y el Gobierno de entrada dijeron que era un incidente menor, un problema de comunicación, después taparon lo que podrían haber sido malas decisiones de los jefes y ahora porque la búsqueda es casi inexistente. Además piensan que el submarino no estaba en condiciones y se preguntan cuál era la misión del San Juan, si hay secretos que no conocen, una trama oculta. Esos familiares van a ir a fondo en la búsqueda de responsables. Los otros, los que no se despegan de la Armada, reflejan las divisiones que hay en esa fuerza también: algunos tenían buena relación con el ex jefe de la base de Mar del Plata, contralmirante Gabriel González, y otros se acercaron a los nuevos jefes. Aunque todavía no se ha hecho muy público, entre los familiares hay posturas muy distintas. 

8 ¿Qué sucede con la causa judicial?

La jueza Marta Yañez, de Caleta Olivia, admite que el expediente está muy atrasado. La magistrada alega que no es sencillo entender las cajas de documentación que le entregó la Armada y recurrió a algunos familiares de las víctimas que, supuestamente, le están ayudando. Se dice que el primero de febrero, cuando se termine la feria judicial, empieza un calendario de declaraciones. No está claro todavía si serán testimoniales o indagatorias. Se dice que, por ejemplo, será citado el contralmirante Luis Enrique Mazzeo, ex jefe de Adiestramiento y Alistamiento, que habría recibido un informe sobre serias deficiencias en el San Juan. Mazzeo fue destituido por la Armada y no faltan los que creen que los actuales jefes y el propio ministro Oscar Aguad apuntan a él como principal responsable. Otros ven esa jugada como una interna para sacarle las culpas a otros jefes. En Caleta Olivia afirman que Aguad ya presentó un escrito respondiendo preguntas, es decir que cumplió con una declaración testimonial, pero por escrito. Se supone que en febrero habrá novedades y la magistrada deberá definir las imputaciones. Aún cuando no tenga ni siquiera detectada la principal prueba: el submarino. 

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