PáginaI12 En Perú

Desde Lima

Después de estar por la mañana de ayer con el presidente Mauricio Macri, el secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson viajó a Lima, donde se reunió con la canciller Cayetana Aljovín. De acuerdo con la Cancillería peruana, en la reunión entre Aljovín y Tillerson se trataron “temas bilaterales y especialmente la visita al Perú del presidente Trump” para participar en la VIII Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo en Lima el 13 y 14 de abril de este año. El viaje de Trump a Lima no está confirmado. La situación de Venezuela, frente a la cual el gobierno peruano juega en pared con Washington, fue otro aspecto clave de este diálogo. La presencia militar norteamericana en el Perú y el narcotráfico son dos temas centrales en las relaciones bilaterales entre Lima y Washington que estuvieron presentes en este diálogo.

“Hemos conversado sobre el excelente estado de las relaciones bilaterales y hemos coincido en profundizarlas”, comenzó sus breves declaraciones a la prensa la canciller Aljovín, luego de reunirse con Tillerson, quien hoy se entrevistará con el presidente Kuczynski antes de partir a Colombia para seguir con su gira regional. A su turno, el secretario de Estado norteamericano habló sobre las relaciones militares entre ambas naciones, las que calificó como “fundamentales” y muy buenas.

“Hay una relación muy sólida con las fuerzas del orden y de seguridad, que es algo fundamental para la estabilidad de ambas naciones”, dijo Tillerson, parado al lado de la canciller peruana. 

En declaraciones a PáginaI12, el experto en temas de seguridad y narcotráfico Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos, señaló: “La visita de Tillerson es fundamentalmente para asegurar el adecuado funcionamiento en el Perú de una red de actividades, acciones, bases, instalaciones y procedimientos de los estamentos policiales, militares y de inteligencia de Estados Unidos”.

“A nivel policial –precisa Soberón– hay una fuerte presencia de la DEA en el país, que incluye personal y helicópteros que operan desde distintas bases y un rol clave en la política antidrogas. A nivel militar, es permanente la relación entre el Comando Conjunto peruano y la embajada de Estados Unidos. El Congreso peruano ha aprobado el ingreso al país de militares norteamericanos para todo el año 2018. La presencia militar de Estados Unidos en el Perú tiene tres aspectos. El primero es tener en puertos peruanos espacios de reabastecimiento y descanso para la Cuarta Flota del Comando Sur. En segundo lugar, está la capacidad de despliegue táctico de unidades especializadas en regiones sensibles. El tercero es la presencia en zonas de la frontera de instalaciones y agentes que obedecen a la embajada norteamericana y, por lo tanto, al Comando Sur, con capacidad de monitoreo en Brasil, Bolivia, Colombia y Ecuador. Llegado el momento, los establecimientos creados en zonas estratégicas para responder en caso de desastres naturales, lo que ha sido puesto bajo control militar, pueden funcionar como bases de operaciones militares manejadas por el Comando Sur”. 

Tillerson y Aljovín hablaron de una cooperación positiva de Estados Unidos con el Perú en la lucha contra el narcotráfico y hablaron de profundizar esa cooperación. Sin embargo, los resultados de la política antidrogas del Perú no han sido precisamente positivos: la producción de cocaína no ha disminuido, el país produce entre 300 y 400 toneladas anuales de esta droga, de las cuales se decomisa menos del diez por ciento. 

Al hablar sobre el tema Venezuela, en el que Lima y Washington caminan de la mano, el secretario de Estado norteamericano señaló que su gobierno “agradece los esfuerzos del Perú” en contra del gobierno de Maduro. Dijo que con la canciller peruana había hablado “de qué podemos hacer de manera conjunta para que se termine el sufrimiento del pueblo venezolano”, pero ninguno de los dos se refirió a posibles medidas concretas en este terreno.

“Tillerson ya habló de desestabilizar al gobierno de Venezuela desde dentro y en eso el gobierno de Kuczynski es un pivote importante para la política norteamericana”, opina Soberón. 

Cuando los jefes de las diplomacias de Perú y Estados Unidos hablaron sobre la Cumbre de las Américas y la posible presencia de Trump, también lo hicieron del presidente Maduro y su eventual llegada a Lima para este encuentro presidencial. El gobierno peruano quiere que Trump llegue a Lima para esta cumbre y no quiere tener a Maduro. Pero Trump no ha confirmado su viaje –“no se ha tomado una decisión sobre si el presidente Trump va a venir “, dijo ayer Tillerson– y Maduro ha expresado su voluntad de estar presente en este encuentro presidencial. Ayer, la canciller Aljovín eludió responder sobre la postura del gobierno peruano ante la posible llegada de Maduro: “No nos ha llegado una confirmación formal de la invitación cursada, por lo tanto, no hemos podido tomar ninguna decisión al respecto”. 

“Durante la Cumbre de las Américas la oposición venezolana se va a movilizar en el Perú para garantizar que la llegada de Maduro a Lima sea lo menos agradable posible. Eso es parte de las acciones que para esa cumbre va a realizar la embajada norteamericana, con el respaldo del gobierno peruano”, señala el analista Ricardo Soberón. 

Aljovín y Tillerson destacaron que la próxima Cumbre de las Américas tenga como tema central “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”, una ironía y una notoria contradicción con la complicada realidad del país anfitrión,cuyo gobierno se hunde en la inestabilidad política por causa de las denuncias de corrupción que envuelven a su presidente, por las cuales el Congreso ha comenzado a promover un nuevo pedido de destitución de Kuczynski.