Las remeras de las casi 100 nenas que corren detrás de una pelota los sábados a la mañana tienen una leyenda que, con sólo verlas patear y disfrutar, encuentra sentido: "Seamos futboleras, que lo demás no importa nada". La resignificación de la frase de San Martín omite una palabra que no está, pero que late en Las Fulbitas, esta escuela de fútbol infantil para niñes instalada en la Plaza Giordano Bruno, en Caballito. Aquí, las nenas son libres jugando al fútbol.

Y también lo son pensando. "¿Por qué antes los hombres se creían lo máximo?", pregunta Lola. Enfrente suyo está Betty García, delantera de la Selección argentina que en el Mundial de 1971 le ganó 4-1 a Inglaterra. Hablan de la historia en el marco del festejo por el Día de la NIña y el Niño, de por qué este juego que aman era un lugar prohibido para las mujeres. Betty se ríe a carcajadas y le contesta: "Se creían que ellos solos podían jugar al fútbol. Pero ahora les terminamos de demostrar que eso no es así".

Enseguida levanta la mano Elena y aporta una reflexión: "Cuando Argentina presentó la camiseta Messi posó, pero cuando era de las jugadoras posó una modelo. Está muy mal eso. Ahora por lo menos tenemos nuestras propias camisetas porque antes teníamos que usar las que dejaban los hombres".

Las Fulbitas se reúnen todos los sábados a la mañana en la canchita de la plaza desde 2015. Un grupo de amigas que se juntaban a jugar al fútbol solían charlar sobre la falta de espacios de iniciación y formación que ellas mismas habían sufrido en sus infancias. Y empezaron a diseñar esta escuela: salieron a volantear por el barrio y comercios de la zona, lo promovieron por las redes sociales. Empezaron con un grupo de 15 chicas. Hoy son alrededor de 100 y se dividen en tres grupos por edades: de 4 a 7 años, de 8 a 10 y de 11 a 15.

"Hace unos meses, Olivia, de 12 años, andaba en bici por la plaza. Nos vio, frenó y se acercó a preguntar qué estábamos haciendo; y nos preguntó si ella podía participar. Esa misma mañana, le avisó a su familia y arrancó a jugar. Así se va dando. Y nos da felicidad que cada vez seamos más", cuenta Carolina Lebermann, licenciada en Ciencias Políticas y una de las integrantes de este proyecto que está coordinado también por Sofía Dupleich (estudiante de Ciencias de la Comunicación) y Jessica Meccia (Licenciada en Publicidad). Carolina y Sofía cursan actualmente el curso de directoras técnicas de ATFA.

"La mayoría tenemos trabajos por fuera de la escuelita. Sostenemos el espacio de manera militante. En el año organizamos rifas o bonos para renovar material deportivo, pintar la bandera y que todas podamos tener la remera de Las Fulbitas", cuenta Sofía. Además, participan de este proyecto Belén Bramanti, Camila Cagliolo y algunas amigas que se suman a dar una mano cuando hace falta.

"Siento que les brindamos un espacio a las nuevas generaciones para poder jugar, aprender y divertirse. Es un lugar con el que nosotras no crecimos y nos hubiese encantado contar", cuenta Jessica. Carolina asiente. Dice que para ellas el fútbol representa encuentro, aprendizaje y lucha frente a los estereotipos que sufren las mujeres e identidades disidentes. "Creo que para las chicas que participan, Las Fulbitas es un espacio de libertad y confianza, donde pueden disfrutar de lo que les gusta hacer, y aprender, sin sentirse juzgadas", agrega.

Además del Día del Niñe, aquí se conmemoran el 8 de marzo ((Día Internacional de la Mujer Trabajadora), el 24 de marzo (Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia) y el 3 de Junio (Movilización "Ni una menos"). "Reflexionamos juntas -cuenta Sofía-. Además queremos que las Fulbitas tengan referentas y que el día de mañana la primera camiseta que le regalen a una niña tenga en el dorso el apellido de una jugadora".

Con este impulso, por aquí pasaron futbolistas como Belén Potassa, Macarena Sánchez, Laurina Oliveros, Mariana Larroquette y Milagros Menéndez, quienes compartieron juegos con las nenas y contaron su experiencia en el fútbol. Además, hicieron un mural en la Plaza que tiene a Maca Sánchez con los botines colgados sobre sus hombros.

Una vez, Male, de 8 años, vino a la clase y contó con angustia que en su colegio los varones la "dejaban" jugar, pero que ella se sentía un "fantasma" porque no le pasaban nunca la pelota. Male, las profes y el resto reflexionaron sobre aquello. "No queremos que ninguna piba atraviese por ese sentimiento. Creemos que como sociedad deberíamos aspirar a generar espacios de deporte mixtos, donde todas las identidades sean parte", dice Carolina.

Mientras tanto, cuando Betty García les pregunta por qué creen que a las mujeres que jugaban al fútbol les decían "machonas" o "varoneras", Eva, de 8, responde: "Antes todos los derechos eran para ellos. Ni votar podíamos nosotras. Pero ahora ya fue, jugar es también nuestro derecho".

En Las Fulbitas se respira fútbol y poder por todos los rincones. El futuro llegó y trae revolución: esta es tierra de futboleras. Lo demás no importa nada.