El sensacionalismo en busca de audiencias montado sobre noticias falsas. Tiempos de posverdad que no reparan en los daños a las personas. La importancia de un periodismo responsable que actúe con respeto a la verdad y resguarde los derechos de las personas.
Condiciones laborales de casi esclavitud, luchadores populares peleando por su dignidad, huelgas, torturas, asesinatos, cerca de 1500 fusilamientos, fosas comunes e impunidad son marcas de la Patag
Cada persona es su propio objeto de publicidad y su valor se mide por el grado de exposición que logra. Los mandatos de felicidad que impone la sociedad. La (in) comunicación basada en la superficialidad y el culto al narcisismo. La indignación y el “me gusta” suplantan la militancia y el compromiso político en busca de la transformación.
Los discursos de odio proliferan, estigmatizan, difaman y mienten generando efectos de sentido. Allí conflictos no se problematizan, se prejuzga y se condena. La violencia y el punitivismo se presentan como las formas de resolverlo todo. El escenario en el que se multiplican son las llamadas “redes sociales”.
Las llamadas redes sociales son, en realidad, redes digitales que dependen de empresas que condicionan el sentido e inciden en la toma de decisiones de las audiencias ¿Cómo se sale de esta situación?