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Eugenia Viña

Sin título, 2017. Óleo sobre tela, 190 x 250 cm

La nueva muestra de Cynthia Cohen

La nueva muestra de Cynthia Cohen se llama Pan Dulce y quizá el título oriente hacia su intención festiva, de banquete. Las pinturas tienen, además, una historia familiar: en esta serie la artista reversiona obras originales de su abuelo pintor, Juan Carlos Faggioli, incluso la ganadora de un concurso en 1950 que se llamaba, justamente, Pan Dulce, y para la que Borges escribió unas palabras, y Eva Perón hizo entrega del galardón. Al recrear las pinturas a escala exagerada pero respetando los detalles, incluso la firma, Cohen dialoga con el pasado y ejerce una operación pictórica y conceptual que también es un gesto feminista.

Eugenia Viña
El origen de las especies, vista lateral

Una instalación de Gaspar Libedinsky

Un paisaje marino hecho de PET, material usado sobre todo en botellas y envases, le sirve a Libedinsky para, a través de cerdas de escobillones, pensar en el reciclaje y el futuro de la naturaleza. Y también reflexionar sobre el lugar de los artistas como parte de quienes, con su imaginación, pueden contribuir a salvar la Tierra. 

Eugenia Viña
Estampa blanco y negro, Carolina Antoniadis

Una muestra integral de Carolina Antoniadis

En el Museo del Grabado, Antoniadis presenta una muy variada serie de piezas de pintura, textiles, cerámica e instalaciones de sitio específico en la que resuenan los ecos de Andy Warhol y William Morris. Artes gráficas y visuales se maceran y dan lugar a un lenguaje donde el sistema de impresión milenario de la serigrafía se potencia al ser trabajado sin ningún prejuicio.

Eugenia Viña
Canción rota (fragmento), acrílico sobre tela, 2019

Marcelo Torretta, pintor de la Pampa Gringa

Entre Italia y Argentina, Torretta exhibe un imaginario misterioso y perturbador, con influencias de la pintura europea y la latinoamericana.

Eugenia Viña

Recintos de lo sagrado

La nueva obra de Marcelo Pombo es una instalación en tres actos llamada Templos de barrio. Y se asienta en el concepto que el artista define como “dragqueenarse”: un espacio donde todo lo decorativo y lo pobre parece moverse y transformarse en puro brillo glamoroso, refugio para el alma y seguridad de que lo más hondo también puede ser la superficie. Los templos son homenajes, a su madre, a su infancia y a sus barrios. También son homenajeados Evaristo Carriego, Cándido López y la cultura guaraní: todo refiere a lo popular como madeja de nuestra identidad.

Eugenia Viña