La delantera afrontará su segunda experiencia como profesional en Estudiantes de La Plata, luego del estreno en Villa San Carlos.
Se quieren ir. Ya lo tienen decidido. En realidad ya se han ido. Lo han disfrazado de viajes turísticos espaciales para millonarios. Este mundo ya no les interesa.
Hay noticias que no te las crees. Las volvés a leer. Las repasás. Las cuestionás. No puede ser. Es imposible. Se las han inventado. Esta no. Esta es real. De piel y huesos.
Los hombres pobres han sido siempre la carne de la molienda. Ponen el cuerpo como se pone una cruz en un sepulcro. Hombres que se alimentan de abismos. Existe este momento y este sepulcro.
La belleza cura, contagia, transforma. No se puede sacar racionalmente de una cabeza aquello que no ha entrado en ella de forma racional.
Hay un fútbol que te muerde las entrañas. Que te come el hígado. Que no te suelta. Lo notas enseguida. Es todo nervio, arrebato, ahogo, asfixia.
A finales de los años 70 dos asesores republicanos se citaban a almorzar con un economista desconocido en el restaurante Two Continents de washington.
“Cuando termino de pronunciar futuro la primera sílaba ya está en el pasado”, escribía la nobel polaca de literatura, Wislawa Szymborska.
El único rasgo previsible del fútbol es su imprevisibilidad. Este clásico está destinado a sobrevivir al olvido.
Los 323 muertos del Belgrano y los cuartos de final frente a Quilmes.