Basada en un caso real, la película cuenta la historia de Cioma Schönhaus, un muchacho judío de 21 años que –en el Berlín de 1942, nada menos- se propone que nadie, ni siquiera los nazis, le quite su entusiasmo por la vida.
Como en casi todo policial francés (y no solamente francés), el de Moll es un film esencialmente masculino. Pero la paradoja es que interpela a esa masculinidad.
Los grandes nombres como los de Steven Spielberg, James Cameron y Tom Cruise ya no tienen el peso que tenían entre la masa societaria de la Academia.
A 80 años de la partida de los primeros trenes hacia los campos de la muerte, el TIDFF recuerda esa triste fecha con un ciclo extraordinario que incluye films famosos y también desconocidos.
El TIDFF, que se extenderá hasta el domingo 12, reúne este año 237 films entre cortos y largometrajes, 99 de los cuales son en estreno mundial, internacional o europeo. Hay presencia argentina.
La película transcurre íntegramente a bordo de un barco amarrado a orillas del Sena, en pleno centro de París, que funciona como un centro diurno de acogida para pacientes en situación de fragilidad psiquiátrica. Por su parte, la película argentina "Adentro mío estoy bailando" ganó el First Feature Award.
La edición que finaliza este sábado con la entrega oficial de premios fue pródiga en grandes film hechos con mínimos recursos, como los del belga Bas Devos, la chechena Malika Musayeva y el cubano Luis Alejandro Yero.
Tres grandes temas para tres grandes directores, que elevan el nivel del concurso del festival alemán con films a la altura de lo mejor de sus respectivas obras previas.
"La torre sin sombra", de Zhang Lu, "Past Lives", de Celine Song, y particularmente "Tótem", de Lila Avilés, son muestras de un cine tan intimista como valioso.
La película trabaja única y exclusivamente con los registros que hizo el canal estatal de televisión, llamado entonces Argentina Televisora Color (ATC), del proceso judicial conocido como Juicio a las Juntas Militares.