La escritora esquiva
HOMENAJES | Hace treinta años murió en Buenos Aires Sara Gallardo (1931-1988), una escritora a la que se sigue descubriendo, que se nos escapa un poco, como si todavía no ocupara un lugar demasiado cómodo en el panteón de las grandes mujeres de las letras argentinas. Tal vez sea porque su ficción no se leyó en su momento en clave de género y ahora permite nuevas interpretaciones fértiles, como el caso de Enero, su primera novela, recientemente reeditada. O porque recién estos últimos años –desde 2015 a esta parte– se compilaron sus notas periodísticas, contracara de su producción ficcional, sin las cuales era imposible acceder a su prosa más afilada, esa escritura cotidiana donde sacaba a pasear sus ocurrencias e intereses más mundanos.