Uno advierte que:

a) No puede “despreciar o desconsiderar” la diferencia que hay entre el número de alumnos de una y otra escuela. Todo funcionaría bien si se respetaran las proporciones, pero esto no sucede.

b) Por otro lado, mientras el número de varones es el mismo, el número de mujeres de la escuela A es más de siete veces el que tiene la escuela B.

Las deserciones femeninas guardan la proporción que uno esperaría: 285 vs. 40 , que es un poco más de siete veces, pero esto es lo que sucede con el total: 7500 vs. 1000 (un poco más de siete veces también).

Pero la situación con los varones es la que distorsiona los valores. A igual número (3000 y 3000) en la escuela B se producen un 30 por ciento más de deserciones que en la A: 40 deserciones en la B vs. 30 en la A. Y esa diferencia tan grande en el porcentaje es la que produce la descompensación que sorprende a primera vista.