CULTURA

“El Rojas produce riesgo, pero en el buen sentido de la palabra”

Fabián Lebenglik, flamante director del Centro Cultural, sostiene que potenciará el vínculo entre la sociedad y el ámbito universitario.

 Por Oscar Ranzani

El Centro Cultural Ricardo Rojas, que nació poco después del retorno de la democracia como un proyecto de la Universidad de Buenos Aires, tiene nuevo director. El flamante rector Guillermo Jaim Etcheverry designó como titular del área –que ahora dependerá directamente del Rectorado– al crítico y periodista Fabián Lebenglik quien, además, es editor de la sección de arte de este diario. Lebenglik, que desarrolló su trayectoria en el mundo editorial (como corrector, editor y director ejecutivo) y en el periodismo cultural (Rock & Pop, Pelo, Expreso Imaginario), confía en que la experiencia cosechada en el ámbito privado le será de utilidad en la esfera pública. “Es lo que hice toda la vida: el periodismo cultural y el tema editorial. Ahora, en la función pública me estoy estrenando. Supongo que va a funcionar bien porque hay un grado en el que uno está acostumbrado a hacer las cosas con cierto nivel de eficacia que creo poder trasladar a lo público”, señala en la entrevista con Página/12.
El Rojas tiene una población aproximada de 20 mil alumnos y 400 docentes. También hay un área de performance, que promueve diversas actividades culturales de exhibición: teatro, cine, muestras, eventos especiales, festivales, publicaciones de libros, etcétera. Además de ese enorme abanico de propuestas, Lebenglik tiene bajo el brazo otras: “Hay proyectos interesantes que no inventé yo, sino que están tomados de otros centros culturales que visité en Europa e incluso en Brasil”, adelanta.
–¿En qué situación encuentra al Rojas?
–En una situación de evolución continua, desde 1984 hasta ahora. Se convirtió en el vaso de comunicación entre la sociedad y el ámbito universitario. En esa intercomunicación, el Rojas es el lugar que da cuenta de todas las tendencias que pasan por arriba o por abajo de lo universitario. Conserva ese lugar de riesgo en todas las estructuras formativas y performativas que son sus dos grandes áreas. Produce riesgo en el mejor sentido, para que algo sea excepcional o también para que sea un fracaso.
–¿Qué políticas piensa implementar a corto plazo?
–Básicamente trataré de balancear las estructuras performativas, porque hay algunas áreas que están con mucha producción y representación y otras con un poco menos. Por otro lado, trataré de darle una estructura porque el Rojas hasta ahora funcionaba en el marco de la Secretaría de Extensión Universitaria, y el nuevo rector decidió que dependa directamente del Rectorado. Antes no existía como unidad, era una especie de indocumentado de la estructura porque era parte de otra estructura. Entonces, voy a darle organicidad y estructuración. Dentro de todas las áreas que tiene, hay algunas que me parecen centrales y que hay que relanzar, como la red de contacto con las universidades del interior. En los próximos cuatro años, que es el tiempo que durará mi gestión, el país tendrá muchos problemas y la Universidad va a tener un lugar mucho más fuerte del que ahora tiene. O sea, contactarse con las redes de contención del país y establecer una red de intercambios de docentes, de programas, con las Secretarías de Extensión de cada facultad o con las Secretarías de Cultura de cada provincia. Y está también el tema del foro. Es decir, que el Rojas sea el lugar de debate de las distintas áreas.
–El hecho de que ahora no dependa más de Extensión Universitaria sino del Rectorado, ¿en qué lo favorece?
–La dependencia directa hace que el Rojas tenga una existencia propia de centro cultural. Es una diferencia central que la gestión del nuevo rector muestre qué lugar le quiere dar a este movimiento cultural, a esta cosa extraña que tiene el Rojas de manejar la alta cultura y la cultura popular con tanto equilibrio, cosa que no es común en un centro cultural. Va a funcionar mejor el tema presupuestario y se va a agilizar todo lo que significa la producción del Rojas. Algo así como un relanzamiento.
–¿Buscará la inserción de los sectores de bajos recursos en el diseño de las nuevas políticas culturales?
–Dentro del área performativa hay varias actividades que son gratuitas. Las áreas que cobran entrada tienen precios muy bajos, los espectáculos cuestan cuatro o cinco pesos. Desde el punto de vista teórico, lo popular como categoría está incluido y es parte del debate, de las propuestas. Todos los cursos que se dan tienen una posibilidad de exención de pago que se ve caso por caso. En donde hay escasos recursos, hay cosas gratuitas y se va a fomentar y continuar con las becas y las exenciones.
–¿Piensa impulsar el fortalecimiento de la identidad cultural de los barrios de la ciudad?
–El Rojas tiene una característica muy propia: uno viene caminado por Corrientes y se encuentra con las librerías, con los bares tradicionales de la bohemia, con los teatros, los cines y cuando cruza Corrientes al 2000 y viene hacia el Rojas, empiezan a estar las corseterías, las pinturerías, los barcitos un poco mistongos. Y esa cosa de Once, barrial, el Rojas la tiene incorporada. En cuanto a la identidad, hay cuestiones que tienen que ver con la murga que, por ahí, están relacionadas con Barracas o con la Boca. Pero sí está incorporada una cultura barrial.

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Legbenblik desarrolló su trayectoria en el mundo editorial.
 
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