CULTURA › EL MUSEO BRITANICO DE LONDRES, UNO DE LOS MAS IMPORTANTES DEL MUNDO, CORRE PELIGRO

La crisis no respeta ni a los dueños del Imperio

Tiene casi 250 años de historia, pero el gobierno le reduce el presupuesto año tras año. El resultado se traduce en obras descuidadas y el insólito robo de una estatua. Chris Wood, director del Instituto Británico de Expertos en Conservación, contó a Página/12 la decadencia del Museo Británico.

 Por Marcelo Justo

Es una de las más venerables joyas de la Corona Británica, pero atraviesa una de las peores crisis de sus casi 250 años de historia. Una clara muestra de la situación que vive el Museo Británico fue el reciente robo a plena luz del día de una estatua griega de más de dos mil años de antigüedad. Ocurrió a fines de julio y el hurto, ejecutado por una o varias personas que pudieron tomar la pieza de su pedestal, esconderla y luego llevársela, tuvo más de grotesca comedia italiana al estilo de Los desconocidos de siempre que de la augusta solemnidad que se asocia normalmente con la trayectoria del Museo.
Lo cierto es que los vientos modernos exigen rentabilidad y equilibrio presupuestario hasta al aire que se respira, y el Museo Británico no escapó al filo de esta guillotina. Con un déficit de cinco millones de libras que obligó a una reducción de un 30 por ciento de las partidas presupuestarias gubernamentales, el Museo se ha visto obligado a reducir su planta laboral y efectuar todo tipo de recortes. Chris Wood, director del Instituto Británico de Expertos en Conservación, el más importante del Reino Unido, es uno de los más duros críticos de la situación que está llevando al ridículo a uno de los museos más importantes del mundo, que recibe unos 6 de millones de visitantes al año. En una entrevista exclusiva con Página/12, Wood analizó los problemas y el futuro del Museo.
–¿Cree que los recortes presupuestarios están poniendo en peligro el funcionamiento?
–El proceso de recortes presupuestarios no empezó ahora. En los últimos diez años ha habido una sistemática reducción de las partidas presupuestarias gubernamentales. En 1996 teníamos 85 conservadores. Hoy quedan nada más que 60. De modo que no hay que ver los actuales recortes como algo que sucede de golpe, sino como un proceso en el que gobiernos conservadores y laboristas fueron reduciendo las partidas presupuestarias para el Museo a fin de darle prioridad a otras áreas del gasto fiscal. A esto se suma una serie de graves errores de cálculo del Departamento de Finanzas del Museo en relación a algunos proyectos específicos, que costaron más de lo que se pensaba y tuvieron un impacto negativo sobre el financiamiento del conjunto de las colecciones. De modo que hay un deterioro de la situación de años que hace eclosión ahora y que se visualizan con los recortes.
–¿Usted tiene algún tipo de propuesta alternativa?
–Nosotros estamos a favor de una administración austera del Museo. Uno de los problemas de los actuales recortes es que curiosamente se concentraron en los departamentos de Conservación y Ciencia y de Seguridad que, a nuestro juicio, son las áreas más importantes de un Museo. Se recortó un 25,7 por ciento de las partidas de Conservación y Ciencia. Se efectuó un recorte similar del personal de seguridad del Museo. Por el contrario, el sector de finanzas del Museo, que es uno de los grandes responsables de la actual crisis, tuvo recortes de apenas 4,5 por ciento.
–¿Cuál es el impacto de estos recortes en el funcionamiento del Museo como tal?
–Los recortes implican que no se puede realizar el trabajo de conservación con una estrategia a largo plazo, y que se debe priorizar la conservación de las exhibiciones que se están planeando o realizando en el momento. Esta es una tendencia que se va a profundizar con el déficit actual. Muchas de las exhibiciones consiguen financiamiento porque los patrocinadores estiman que van a ser vistas por mucha gente. No tenemos nada contra esto, pero con los baches presupuestarios que hay, la consecuencia es que se priorizan estos proyectos a corto plazo, y se relegan otros que forman parte de las necesidades cotidianas de funcionamiento de Museo. Hay que comprender que el mantenimiento en unmuseo es una tarea constante, no una ocupación ocasional. Los curadores tienen que conocer minuciosamente las colecciones para identificar cuáles están más expuestas a un peligro de deterioro, trazar planes estratégicos de conservación y ejecutarlos. Esta es una tarea monumental.
–¿Cuáles son las colecciones que corren más peligro?
–Tenemos colecciones de materiales orgánicos e inorgánicos que exigen distinto tipo de cuidado. Las primeras son textiles, cueros, restos humanos y animales, papeles, pinturas, que corren mucho más peligro de deterioro. Las colecciones de inorgánicos, como metal o roca, necesitan menos cuidado, aunque algunas, como la plata, requieren bastante mantenimiento. Obviamente las que más preocupan son las colecciones de materiales orgánicos más tempranas, como las que hay en la sala egipcia, que tienen miles de años de antigüedad.
–Una de las piezas más famosas son los frisos del Partenón griego que se encuentran en el Museo desde el siglo XIX, y que Grecia reclama hace mucho tiempo. Uno de los argumentos para no devolverlos era que estaban más seguros en el Museo que en cualquier otro lado. Este argumento quedó gravemente cuestionado tras el robo de la estatua griega.
–Nosotros pensamos que el gobierno debería intervenir abiertamente para que el Museo sea financiado como corresponde. El gobierno adoptó una actitud de total pasividad frente a la crisis. Por un lado criticó duramente al gerenciamiento financiero del Museo. Por el otro, no hizo absolutamente nada. Este robo y, en general, los problemas presupuestarias, han puesto en tela de juicio una reputación que el Museo Británico construyó a lo largo de mucho tiempo. Creo que el gobierno debería darse cuenta que si no adopta alguna política concreta sobre esta situación, cada vez más gente se va a preguntar si el Museo Británico es el lugar ideal para mantener estas colecciones.
–Muchos opinan que es hora que los frisos regresen a Atenas. Incluso en Gran Bretaña son cada vez más los que consideran que una cosa era salvaguardarlos en el Museo cuando Grecia estaba gobernada por los turcos y corría peligro su supervivencia, y otra hoy. ¿Comparte esta postura?
–No tengo opinión formada al respecto. Lo que sí sé es que el Museo Británico debería garantizar el mantenimiento tanto de los “mármoles de Elgin” como los de toda colección que esté bajo su techo. En este sentido, creo que lo más alarmante es lo que puede ocurrir no con colecciones que están en el ojo público como los frisos del Partenón sino otras que, por ser menos populares, pueden quedar relegadas y deteriorarse de modo irreparable.
–El Museo tiene entrada gratuita. ¿Cree que la introducción del pago de entradas podría aliviar un poco el déficit financiero de la institución?
–El problema es que la política oficial del gobierno es la contraria. Es decir, entrada gratuita a los museos. La secretaria de Cultura acaba de anunciar a los cuatro vientos el gran éxito de esta política, medida por el aumento de visitantes a los museos. No creo que dé marcha atrás en este punto. Y de todos modos, a mi juicio la solución no pasa porque la gente pague entrada. Pasa porque el gobierno tome conciencia de la actual situación y defina qué va a hacer. Si el gobierno quiere tener una política de conservación de su patrimonio cultural e histórico, no puede ignorar las necesidades financieras del museo más importante que tiene.
–¿Espera algo concreto del presupuesto que anunciará en noviembre el ministro de Economía Gordon Brown?
–No lo sé. Creo que todo va a depender de la reacción que haya a esta crisis. Por eso considero importantísimo intensificar la presión a través de los medios de comunicación y me parece igualmente vital para el futuro del Museo, la presión del público mismo para que el gobierno tome cartas en el asunto.
–¿Cree que el nuevo director del Museo Neil Mac Gregor puede solucionar los problemas, o le parece que va más allá de un simple recambio de figuras?
–Admiro mucho a Mac Gregor, pero lo cierto es que asume en medio de una terrible crisis. Para tener una gestión exitosa necesitará enfrentarse con efectividad al gobierno para que se haga cargo del problema del déficit y reconozca que una de las tareas clave del Museo es el mantenimiento de sus colecciones.

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El Museo Británico, una joya de la cultura británica que recibe 6 millones de visitantes al año.
A fines de julio, un visitante se burló de la escasa seguridad y se llevó una estatua de 2 mil años.
 
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