Con su semifinal en el Masters 1000 de Miami, con victoria incluida sobre el número uno del mundo, Rafael Nadal, Juan Martín Del Potro se trepó al quinto lugar del ranking, la mejor posición de su carrera. Ahora, el tandilense sólo tiene por delante a los cuatro fantásticos: Nadal, el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray, su vencedor y ganador de título en Key Biscayne. Y la perspectiva en función de los torneos que viene es que se puede consolidar en esa ubicación.

A los 20 años, Del Potro se convirtió en el sexto argentino en meterse entre los top-5 y el más joven de todos en lograrlo. Hasta ahora, los que lo consiguieron fueron Guillermo Vilas, José Luis Clerc, Guillermo Coria, Gastón Gaudio y David Nalbandian. El marplatense trepó hasta el segundo lugar a fines de abril de 1975 y hubiese sido número uno con este sistema de ranking. Clerc llegó a ser cuarto, en agosto de 1981.

Más acá en el tiempo, Coria y Nalbandian alcanzaron la tercera posición, mientras que Gaudio subió hasta el quinto puesto. El santafesino lo consiguió en abril de 2004, en medio de su racha de 31 triunfos seguidos sobre polvo de ladrillo, que le cortó Federer en la final de Hamburgo.

El cordobés lo consiguió en marzo de 2006, apenas unas semanas después de ganar el Masters de Shanghai y acceder a las semifinales del Abierto de Australia. Gaudio accedió al top five con el triunfo en el torneo de Estoril en abril de 2005, tras haber ganado Viña del Mar y Buenos Aires, además de Roland Garros el año anterior.

Estos antecedentes marcan lo difícil que resultó llegar a esa posición de elite, siempre sustentados en una racha exitosa o algún gran torneo, algo que a la larga es difícil de sostener. Y aquí aparece la ventaja hacia el tandilense. Es cierto que aprovechó su racha de cuatro títulos seguidos del año pasado para instalarse, pero se consolidó entre los mejores a partir de su regularidad semana a semana. En lo que va del año llegó, por lo menos, a los cuartos de final de todos los torneos que jugó.

De acá en adelante, subir algún puesto no parece sencillo a corto plazo. La diferencia en el ranking con los cuatro de arriba es enorme. Los más de 4000 puntos que le lleva Murray son una ventaja superior a ganar dos títulos de Grand Slam –cada uno entrega 2000 al campeón– o cuatro Masters 1000. Y en esa hipotética pelea, parece más accesible Djokovic que, si bien está tercero, debe revalidar 2800 puntos a corto plazo, entre ellos el título en Roma.

Pero lo bueno para Del Potro es que hasta después de Wimbledon casi no defiende unidades. Por eso, una buena cosecha en la temporada de polvo de ladrillo de Europa –en especial Hamburgo, Roma y Monte Carlo–, más los dos Grand Slam –Roland Garros y Wimbledon– le pueden servir de colchón para consolidarse en la quinta posición de cara a la segunda mitad del año, cuando deba defender las unidades obtenidas en la racha que lo sacó del puesto 60 y lo metió entre los 20 primeros.

Ahí está el desafío de Del Potro. Intentar afianzarse en el quinto lugar, para luego aspirar a subir otro escalón, siempre a la espera de que alguno de los cuatro fantásticos comience a tropezar.

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