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La meta es lejana: porque el Mundial se juega en los Emiratos Arabes Unidos, entre marzo y abril. Y aunque Hugo Tocalli ya había dirigido al Sub-20, en el viejo Juvenil que en 1979 jugaba al compás de Maradona y Ramón Díaz esta vez no estará, ni de cerca, José Pekerman, el entrenadorpadre que le dio a la Argentina tres títulos mundiales entre 1995 y 2001. Pero el camino empieza ahora: Uruguay abre hoy el Sudamericano de la categoría, que promete ser uno de los torneos más parejos de los últimos tiempos, y en el que la Argentina, con un equipo de chicos fogueados en Primera, juega con la chapa de candidato que la historia le impone a la celeste y blanca siempre que hay competencia.
El equipo de Tocalli recién debutará el lunes, ante Colombia, en el Antonio Supicci de Colonia, casi como locales. Chile, Paraguay y Venezuela integran además el Grupo B. Brasil y Perú, en el Grupo A junto a Uruguay, Ecuador y Bolivia, abren el torneo en el mítico Centenario, esta tarde a las 17. Brasil no contará con los consagrados Diego y Robinho, campeones con el Santos, porque –cosas de estos torneos– hay sospechas con su verdadera edad, pero entre los 20 elegidos por el entrenador Valinhos, 15 juegan en Primera. Casi como sucede con el plantel argentino.
En efecto: la mitad de los jugadores elegidos por Tocalli tienen experiencia de Primera División. Gonzalo Rodríguez (San Lorenzo), Mauricio Romero (Lanús), Javier Pinola (Atlético Madrid, ex Chacarita), Joel Barbosa (Boca), Patricio Pérez (Vélez), Carlos Tévez (Boca), Jonás Gutiérrez (Vélez), Maximiliano López (River), Fernando Cavenaghi (River) y Emanuel Rivas (Independiente) son jugadores suficientemente conocidos por el aficionado común.
A ellos se suman jugadores como Marcos Charras (que juega en el CSKA Sofía de Bulgaria), o los pibes de Argentinos como Leonardo Pisculichi, Hugo Colace o Walter García, titulares en su club en la B Nacional, que rodean un plantel más que interesante, sin olvidar a Javier Mascherano, el volante central que será capitán y que en River no tuvo tantas oportunidades de actuar en Primera, lo que suele suceder con los arqueros de cualquier juvenil, como en este caso con los dos elegidos por Tocalli, Gustavo Eberto (Boca) y Lucas Molina (Independiente).
Con semejantes nombres, la duda pasa por saber si Tocalli consigue formar un equipo de primer nivel, como para oponerse a los brasileños y a los uruguayos, que como locales también son candidatos de primer nivel. El sistema, de todas formas, facilita la probable clasificación de la Argentina para el Mundial de categoría: en cada zona se clasificarán tres de los cinco equipos, luego de la fase inicial que durará hasta el 14 de enero. Los seis clasificados jugarán la ronda definitiva todos contra todos, y los cuatro primeros tendrán asegurado su pasaje para el Mundial. La última fecha se jugará el 28 de enero, y el campeón habrá jugado nueve partidos, todo un maratón.
Las expectativas por el rendimiento de los pibes no son solo argentinas: la Roma manda un espía, Franco Baldini, para seguir al boquense Tévez y aconsejar al presidente Franco Sensi si conviene contratarlo en junio próximo. Del mismo modo, los Sívori padre e hijo –este último alguna vez socio del actual ministro de Justicia Juan José Alvarez en la representación de jugadores– van detrás de Cavenaghi para poder anudar su venta a la Juventus. Como se ve, las fichas no solo están puestas sobre el paño del campeonato; algunos les juegan a los números propios.