DEPORTES › TENIS NOVAK “NOLE” DJOKOVIC, FUTURO NúMERO 1

No le tiembla el pulso

El cetro del tenis mundial cambiará de manos a corto plazo. Puede ser esta semana, inclusive, si se dan los resultados apropiados en el Abierto de Roma. En el horizonte asoma Roland Garros, el Mundial de polvo de ladrillo.

 Por Sebastián Fest

Desde Madrid

El grito de “¡campeones, campeones!” lanzado por el “clan Djokovic” resonó en los oídos de Rafael Nadal hasta bien entrada la madrugada de ayer, la madrugada en la que comenzó a despedirse del número uno que conquistó en agosto de 2008, perdió en julio de 2009 y recuperó hace 11 meses. Novak Djokovic celebraba su título en Madrid, una victoria sobre Nadal en la “casa” de Nadal. Lo hizo zambulléndose en las aguas oscuras –y bastante estancadas– que circundan el complejo de la Caja Mágica. No gustó en el “clan Nadal” tanto despliegue del serbio, pero en público el español fue claro: “Tiene todo su derecho a celebrar el triunfo”.

La tensión entre Nadal y Djokovic era palpable el domingo. El serbio es visto como un personaje simpático por los espectadores, pero a muchos de sus compañeros de circuito les molesta su sobreexposición. De ahí que haya pasado ya mucho tiempo desde la última vez que escenificó una de sus burlonas imitaciones de los colegas. Por varias vías, los compañeros le habían hecho llegar un claro “basta” al serbio.

Lo importante, en todo caso, está en la cancha. Lo importante llega ahora, con una serie de semanas en las que Djokovic, ganador de seis torneos e invicto en 2011, tiene en su mano conquistar ese número uno que antes fue de Roger Federer y ahora es de Nadal, que llegó ayer a Roma a bordo de Vueling, una aerolínea de bajo costo.

Djokovic podría ser número uno esta misma semana si sigue por el camino que viene transitando. Es decir, si sigue ganando todo lo que se le cruza por delante. El detalle es que Nadal debería perder antes de semifinales, algo que no es precisamente la costumbre del español cuando juega sobre polvo de ladrillo.

Suceda lo que suceda, Nadal ya dio la batalla por perdida. “El número uno está finiquitado”, dijo con semblante serio en la noche del domingo mientras el grito de “¡campeones, campeones!” llegaba desde afuera. Djokovic prefirió ser moderado en sus expresiones: “Si sigo ganando me acercaré al uno, pero trato de no pensar en eso”.

La de Madrid fue la primera victoria de Djokovic en polvo de ladrillo en diez enfrentamientos con Nadal, lo que abre interesantes perspectivas para Roland Garros, un torneo en el que el español buscará su sexto título. Aunque algo es cierto: la arcilla de París, más húmeda y al nivel del mar, es muy diferente de la de Madrid.

En ese polvo naranja del Bois de Boulogne está la siguiente posibilidad para Djokovic, que tiene mucho que ganar en Roland Garros, un torneo en el que un año atrás cayó en cuartos, mientras Nadal lo ganaba. El serbio puede sumar muchos puntos; el español, como mucho, mantener los que ya tiene. El ranking mundial muestra hoy más cerca que nunca a ambos. Nadal suma 12.470 puntos; Djokovic, 10.665.

Cuando el relevo se produzca –Nadal viene diciendo hace tiempo que es inevitable–, se pondrá fin a una era, porque desde el 2 de febrero de 2004, cuando el estadounidense Andy Roddick perdió el trono, los hombres que se reparten el uno son sólo dos: Federer y Nadal, Nadal y Federer.

“Si pierdo el uno no será el fin del mundo”, aseguró el español, que ya prepara su próxima batalla. Djokovic podrá bajarlo del pedestal en la primavera europea, pero Nadal sabe que la historia verdadera en el ranking la escriben aquellos que están bien arriba al terminar la temporada. Y hacia allí apunta ahora.

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