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San Lorenzo de Almagro jugó un segundo tiempo a lo campeón y le ganó a Nueva Chicago 4-2 en el Nuevo Gasómetro un partido que perdía por dos goles. La segunda parte del equipo del chileno Manuel Pellegrini fue excelente, todo lo contrario de lo que había ocurrido en la etapa previa. Cuando San Lorenzo demostró las virtudes que lo llevaron a consagrarse en la Copa Mercosur los goles los obtuvieron Alberto Acosta, Lucas Pusineri, Juan José Serrizuela y Guillermo Franco.
A Chicago se le escapó el partido de las manos a partir de la expulsión de Facundo Argüello, por doble amonestación, en la acción previa al tanto de Serrizuela, ejecutor de un tiro libre admirable. Cuando el resultado ya carecía de remedio también Chicago lamentó la expulsión de Adrián Barbona, por una falta desde atrás.
San Lorenzo finalmente arrasó a un rival que sintió una enormidad el desgaste por el esfuerzo realizado para contener y contraatacar. Chicago había demorado apenas 16 segundos en ponerse arriba del marcador, ya que Jesús se anticipó al cierre tardío de los defensores y a la salida inadecuada de Ramírez, el reemplazante de Saja.
El equipo de Mataderos, lejos de conformarse con el madrugón, aumentó mediante un contraataque perfecto que terminó con un envío a colocar del experimentado Oscar “Topo” Gómez, desde fuera del área grande.
El descuento lo aportó el experto Acosta al meterse en la boca del arco para recoger un desborde de Estévez desde la derecha. San Lorenzo procuró despertarse, reaccionar, comprometer al paraguayo Velázquez y a sus compañeros, pero se encontraba con una oposición demasiado cerrada.
La segunda etapa fue totalmente diferente porque el vallado de Chicago comenzó a ceder y se quedó de a poco sin la capacidad física para evitar el desborde. Pusineri pasó al ataque con potencia y panorama para empatar, luego de una pared con Estévez.
La igualdad entonó al campeón de la Mercosur, que descubría de golpe los caminos que le allanaban la llegada a Velázquez, y la posibilidad de una victoria impensada en el primer período. El desnivel llegó en la forma de un tiro libre. Serrizuela ejecutó un derechazo perfecto, que dio una comba para evitar a la barrera y cuando el arquero Velázquez iba a buscarla afuera, se metió pegando en el palo. Sobre el final, otro remate de Serrizuela –esta vez un centro– encontró el cabezazo perfecto del correntino Franco.