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La Selección sumó, a un planteo sin audacia, los bajones individuales

Tras el empate deslucido en Colombia, Bielsa quedó una vez más en el ojo de la tomenta, por “culpas” propias y defecciones ajenas.

 Por Ariel Greco

La pobre actuación de la Selección Argentina ante Colombia volvió a poner al entrenador Marcelo Bielsa en el centro de las críticas. Un planteo poco audaz, una formación al menos extraña y unos cambios que no ayudaron a modificar los errores iniciales se conjugaron para que los cuestionamientos hacia el técnico se potenciaran. Para colmo, los fracasos individuales de varios de los jugadores tampoco ayudaron para, aunque más no sea, maquillar las fallas del conductor. Claro que hay que entender que no todas las responsabilidades son del técnico, ni todos los cuestionamientos hacia el rosarino son justos.
Desde el último de los hinchas hasta Julio Grondona cuestionaron ayer la tarea de la Argentina en Barranquilla. “La verdad es que no me llamó la atención que no jugaran algunos buenos jugadores, pero a veces lo que me sorprende es la ubicación en la cancha”, aseguró el presidente de la AFA, que admitió que a veces discrepa con el entrenador.
Más allá de las opiniones, queda claro que en la búsqueda de recomponer la relación con los hinchas, Bielsa no ayuda con sus decisiones. Si un mérito se le reconocía aun entre sus peores detractores era que el técnico nunca abandonaba la actitud de convertirse en protagonista en cualquier cancha. Ante Colombia, esa postura quedó de lado. Primero, porque especuló hasta último momento para elegir la formación inicial, a la espera de que Francisco Maturana confirmara a los suyos. Y luego, en su elección se impuso la cautela, sostenida en la entrada de Diego Placente, la salida de Andrés D’Alessandro y el no ingreso de Juan Sebastián Verón. Así, el equipo no consiguió adueñarse de la pelota y, cuando la tuvo, no supo administrarla. Por los intérpretes elegidos, era poco probable que se hubiese dado una circunstancia diferente a lo que finalmente ocurrió.
Pero el énfasis que se utiliza para cuestionar a Bielsa no se usa de la misma manera para marcar las falencias de los jugadores. No es culpa del entrenador que a Cavallero se le escape entre las manos el toque suave de Angel o que Ayala se duerma y se deje anticipar por el delantero en el gol de los colombianos. Tampoco es atribuible al técnico que Zanetti le entregue la pelota corta a Quiroga con dos rivales encima. O que Verón se pare en la mitad de la cancha y su único aporte sean pelotazos de cuarenta metros con destino fijo para la cabeza de los zagueros.
Más allá de los errores que pueda haber cometido Bielsa en la táctica, en la estrategia y en la elección de los futbolistas, no es menos cierto que jugadores de selección deben tener personalidad y conocimientos del juego para saber adaptarse dentro de la cancha a lo que pide cada partido, independientemente de las exigencias puntuales que les haya hecho el entrenador. Y también resulta llamativo que los cuestionamientos por lo “esquemático” o lo “aferrado a su sistema” con que se lo ataca al entrenador lleguen justo en un partido en el que Bielsa innovó, y por ejemplo, dejó de lado los extremos y utilizó dos volantes centrales. El problema es que la relación está rota, y Bielsa no ayuda en nada para recomponerla.

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Andrés D’Alessandro, uno de los “ausentes” en el arranque.
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