DEPORTES › AL FINAL HUBO INCIDENTES ENTRE HINCHAS DE BELGRANO Y LA POLICIA

Talleres ganó cómodo el clásico y dejó a Belgrano con un pie afuera

Con dos goles de Escobar y uno de Astudillo, el equipo de Trossero, que venía mal y nada se jugaba, hizo un buen partido y puso a su adversario de siempre a un paso del descenso: es el primer candidato clavado. Belgrano, que descontó a través de Zárate, nunca encontró el partido y encima perdió a Brusco. Hubo incidentes graves entre su hinchada y la policía, pero Giménez prefirió seguir hasta el final.

Talleres de Córdoba, que no ganaba hace siete partidos, recuperó la sonrisa ante un adversario tradicional, Belgrano, al que venció por 3-1 en un clásico salpicado por la violencia, y le quitó buena parte de sus esperanzas de salvación del descenso. Cuando restan doce puntos por jugarse en el Clausura, el celeste de barrio Alberdi, último en la tabla de los descensos, depende de una compleja combinación de resultados propios y ajenos para prolongar su estadía en la máxima divisional. Con este resultado, Talleres cortó una racha de siete partidos sin ganar y Belgrano volvió a perder después de tres jornadas, en las que había cosechado siete puntos. Por otra parte, la derrota de Belgrano generó una nueva muestra de irracionalidad colectiva, cuando al promediar el segundo tiempo, un sector de la hinchada se enfrentó con la policía, que lanzó gases lacrimógenos y disparó balas de goma mientras en el césped del Château se expresaba aquella idea de que “el show debe seguir”. El saldo de la violencia fue de cinco policías heridos y 25 detenidos.
La victoria del conjunto de Enzo Trossero, primera desde que asumió como entrenador hace tres encuentros, la inició a los 34 minutos del primer tiempo Federico Astudillo, integrante de una dinastía acostumbrada a marcarle goles a Belgrano (su padre Eduardo lo hacía en la década del ‘70 y su hermano Rodrigo, hace dos temporadas). En el segundo tiempo, Eduardo Escobar se encargó de sellarla con dos tantos a los 6 y 37 minutos. Darío Zárate había descontado para Belgrano cuando jugaba con diez hombres por la expulsión de Sebastián Brusco.
La claridad expresada por el marcador fue un reflejo del funcionamiento de ambos. Mientras Talleres fue un equipo compacto, agresivo y eficaz, Belgrano mostró una total desarmonía entre sus líneas y una llamativa dependencia de los aciertos individuales. Con el fluido circuito de juego que armaron sus volantes, liderados por Diego Garay, Talleres proyectó su dominio sobre el rival y alcanzó la ventaja cuando Astudillo capturó un rebote que Olave dejó en el área. El flojo desempeño de Belgrano, maniatado ofensivamente y desbordado en el plano defensivo, facilitó la rápida resolución del pleito en favor del local, con un gol de Escobar a los 6 minutos del complemento. El descuento de Zárate cuando su equipo ya tenía un hombre menos no generó demasiadas ilusiones porque, un minuto después, a los 37, otra vez Escobar puso las cosas en su lugar.
Y desde ese instante hasta el final la atención se trasladó hacia las tribunas, donde cada parcialidad manifestaba sus sentimientos: la de Talleres cantando por la victoria y la de Belgrano buscando en la figura policial un blanco perfecto para descargar tanta impotencia.
Una síntesis de los incidentes tendría que consignar que ya a los 31 minutos hubo un primer conato de agresión de 50 hinchas de Belgrano contra plateístas de Talleres, tras violentar una puerta. Tras el tercer gol de Talleres, a los 38 del segundo, los celestes se enfrentaron con la policía, que reprimió a belicosos y pacíficos por igual; finalmente, a la salida, en el playón del estadio, se repitieron las corridas y pedreas, reprimidas con gases y balas de goma por la policía. Hubo heridos y contusos.

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Talleres es un racimo alrededor de Escobar, autor de dos goles en la victoria de ayer.
 
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