EL PAíS › HOY COMIENZA UNA SEMANA DE DEBATES DE LOS OBISPOS ARGENTINOS

Debaten qué hacer ante el gobierno

Al tope de la agenda está si continuar o no en el Diálogo Argentino al que los invitó Duhalde. La Iglesia no ve cambios y no quiere quedar prendida, por lo que se habla de dar un portazo o por lo menos rebajar la jerarquía de su participación drásticamente.

 Por Washington Uranga

Un centenar de obispos católicos iniciarán hoy una semana de deliberaciones en la primera asamblea ordinaria del año en San Miguel, Buenos Aires, con una agenda que incluye definir la continuidad de la participación eclesiástica en el Diálogo Argentino. En esta decisión tendrá gran importancia el informe que presenten la Comisión Ejecutiva y los obispos delegados en el Diálogo, ya que trascendieron diferentes posiciones y matices entre los obispos. Por la importancia política del asunto, por la gravedad de la coyuntura del país y por la que puede implicar la definición de la jerarquía eclesiástica, lo relativo al Diálogo será eje de las deliberaciones. En la agenda existen otros temas de importancia como la definición de estrategias pastorales de la Iglesia y un análisis acerca del rol solidario que viene cumpliendo Cáritas.
Desde enero y por encargo de la Comisión Permanente del Episcopado, los obispos Juan Carlos Maccarone, Artemio Staffolani y Jorge Casaretto se integraron a la Mesa del Diálogo Argentino convocada por el presidente Eduardo Duhalde. Tal como lo señalaron los obispos el 21 de marzo, “no sin cierta aprehensión” la Iglesia decidió ingresar en el Diálogo. Las reservas provenían, en primer lugar, de las diferencias internas respecto de si convenía o no comprometer a la Iglesia en una iniciativa de este tipo pero, sobre todo, “porque el Diálogo Argentino, para que tenga eficacia y también credibilidad, ha de despertar en la dirigencia política, financiera, sindical y empresarial la necesidad de gestos y signos que muestren un sincero deseo de cambios reales y profundos”.
Una parte importante de los obispos -particularmente aquellos que están más implicados en el Diálogo- coinciden hoy en que lo realizado ha sido positivo como contención de ciertos factores de la crisis y se elaboraron propuestas importantes. Pero al mismo tiempo se muestran sumamente decepcionados porque no se concretan las reformas, en particular en el ámbito de la política y del Estado. El Gobierno y los dirigentes políticos, empresarios, financieros se encuentran entre quienes son señalados como principales responsables de que las iniciativas no se llevan a cabo. “Nadie quiere ceder sus intereses sectoriales y otros no son capaces de tomar medidas asumiendo la responsabilidad de las funciones que desempeñan”, resumió una fuente eclesiástica. Sobre todo desde el interior llegan voces episcopales denunciando que tampoco se cumple con los compromisos en materia de subsidios y asistencia social.
El mandato de los obispos delegados al Diálogo (Casaretto, Maccarone, Staffolani) termina formalmente en la Asamblea que se inicia hoy. Para continuar en el Diálogo la asamblea deberá ratificar la decisión tomada en enero en una reunión extraordinaria de la Comisión Permanente de la que sólo participan una veintena de obispos. Los tres obispos deseaban presentar un informe a la asamblea contando con el compromiso firmado de los dirigentes de las principales fuerzas políticas acerca de los pasos que se darán para la reforma política y acuerdos para garantizar la transición con un cronograma, cuya primera etapa se extendería hasta el 9 de julio. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos realizados por toda la Mesa, no pudo ser y es poco probable que en medio de la agitación política y parlamentaria de los próximos días pueda concretarse en la semana.
Las alternativas que se abren son múltiples. En principio parece poco probable que la Iglesia salga del Diálogo pegando un portazo. Muchos obispos temen que habría quienes los señalen como responsables de terminar de empujar a un gobierno que cada día tiene menos puntos de apoyo. Los que así razonan advierten también que es necesario una declaración en tono muy firme señalando responsabilidades y, si es necesario, denunciando no sólo la falta de responsabilidad sino también las maniobras que pudieran existir para entorpecer las soluciones. Hay obispos que piensan que la Iglesia tiene que retirarse directamente de la Mesa. Unos porque nunca estuvieron de acuerdo y no creyeron en esa posibilidad. Otros, porque consideran que el Diálogo se desgastó, que el espacio no está aportando soluciones y no quieren sentirse “cómplices” de un gobierno que no toma medidas a favor de los pobres y perjudicados por la crisis. Duhalde lo sabe. Por eso la semana anterior concretó su visita de “cortesía” al cardenal Jorge Bergoglio, uno de los más convencidos acerca de continuar en el Diálogo, para pedirle que juegue su peso institucional para que la Iglesia no se retire. “Está claro que la crisis no es neutral” comentó un obispo y “prolongar la crisis es perpetuar el sufrimiento de las víctimas”.
Otra alternativa que podría considerarse es la cambiar los obispos que participan en el Diálogo o reducir el nivel participación a los técnicos laicos que hasta el momento vienen acompañando el proceso.
En los días previos se han hecho consultas y se intercambiaron informalmente opiniones. Hay, incluso, algunos textos que han circulado en busca consenso. La decisión sobre el punto se irá construyendo a lo largo de la semana a partir del “intercambio de ideas” sobre la situación nacional y de los informes que brinden tanto los obispos delegados al Diálogo, como la Comisión Ejecutiva, presidida por el arzobispo Estanislao Karlic y de la que también participa Bergoglio.

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Cien obispos participarán de la semana de reuniones en San Miguel, primera asamblea del año.
La Iglesia entró al Diálogo “con aprehensión” y no le gusta lo que ocurrió, por lo que puede retirarse.
 
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