DEPORTES › LA GENTE FUE MUY PREDISPUESTA Y CELEBRO CON GANAS

Crónica de una fiesta anunciada

 Por Ariel Greco

Hacía mucho tiempo que el Monumental no lucía como ayer para un partido de la Selección Argentina. Casi colmado, la imagen se asemejó a lo que mostró ante Brasil en septiembre de 2001, en el camino a Japón-Corea. Lo cierto es que varios factores se conjugaron para que se diera esa situación, justo para el debut de José Pekerman al frente del equipo: el nuevo feeling con la Selección tras la conquista del oro olímpico y la actuación en la Copa América, la presencia como titulares de jugadores muy queridos, como Juan Román Riquelme y Javier Saviola, un rival clásico, y, lógico, la presentación del nuevo técnico.
Claro que el primer gran protagonista de la tarde, casualmente, no estuvo presente en el estadio. Sin embargo, Marcelo Bielsa no pasó inadvertido. A través de sus banderas, los hinchas dejaron sus mensajes para la gestión del rosarino. “Bielsa, el tiempo te dará la razón”, decía uno de los trapos cuidadosamente armados, que aparecía colgado en la Belgrano baja. Enfrente, en la esquina opuesta, estaba la contracara: “Y no vuelvas nunca más...”, rezaba el cartel. Eso sí, convivía muy armoniosamente con otro que respaldaba al ahora ex entrenador: “Gracias por todo, Bielsa”.
Más allá de voces a favor o en contra, el ingenio no estuvo ausente. “Bielsa, tu falta de energía se cura con paños calientes”, le recomendaron al entrenador unos fanáticos de Central. Otros, en cambio, apuntaron a algunos periodistas, por sus supuestos manejos para imponer algún técnico de su preferencia: “Niembro, el lobby te salió mal” o “Coca $1, Paty $2, Ruggeri DT, preguntale a Niembro”. Ya con el partido empezado, un gran banderón surgió en la Almirante Brown alta, en el lugar que ocuparon Los Borrachos del Tablón, que le dio la bienvenida a Pekerman.
Con la pelota en juego, el apoyo al equipo fue unánime. Estaba claro que la gente había ido muy predispuesta a pasarla bien, y enseguida asimiló lo que pasaba en el terreno. Ante los primeros toques, el ole comenzó a bajar de las tribunas, incluso antes del gol inicial de Lucho González. Ni hablar cuando las paredes dominaron la escena, allá por los 25 minutos del primer tiempo. Ese pasaje lujoso, además, se coronó con el clásico: “Y ya lo ve... es el equipo de José”.
Dentro de un conjunto que gustaba, la presencia de Riquelme sobresalió para despertar al público. Cada vez que se acercaba a una de las esquinas a ejecutar un corner, los aplausos bajaban espontáneos. Y el “Ri... quel... me... Ri... quel... me” coronó los festejos del cuarto gol, por el gran pase del ex Boca a Figueroa. La otra ovación particular se la llevó Saviola, pese a que no tuvo la chance de convertir. Sin embargo, una corrida del ex River para marcar el quinto gol, que Viera evitó con una buena tapada, también levantó a la gente.
Los goles uruguayos aplacaron la euforia, aunque el equipo igual se fue aplaudido. Es que los hinchas argentinos había ido bien predispuestos y la Selección les respondió con juego y goles.

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