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Riquelme le ganó el duelo de cracks a Ronaldinho

Los dos astros, amigos fuera de la cancha, midieron sus destrezas en el campo, y mientras el argentino comandó al equipo nacional, el brasileño estuvo lejos de brillar, aunque dejó destellos de su calidad.

 Por Ariel Greco

Se admiran mutuamente. Cada vez que pueden, se regalan un elogio. Por más que uno llegó a Barcelona para reemplazar al otro, e incluso se adueñó de su camiseta cuando la dirigencia catalana mandó al por entonces crack en desgracia al destierro, Ronaldinho y Juan Román Riquelme se hicieron amigos en el poco tiempo que compartieron en el club azulgrana. Y anoche eran dos de las estrellas más rutilantes de la constelación que se juntó en el Monumental en el superclásico de Sudamérica. El duelo, sin dudas, terminó en manos del argentino, que comandó a su equipo hacia un triunfo y marcó un golazo para el recuerdo, aunque el brasileño mostró algunos destellos de su calidad, más allá de que estuvo muy lejos de brillar.
Apenas habían pasado dos minutos, cuando Román dejó en claro que estaba en una noche inspirada. Una pisada entre tres brasileños y la salida clara para Lucho González así lo presagiaba. Y un ratito más tarde, lo volvió a confirmar: Otra amasadita y la apertura de zurda para su brillante socio de anoche, que con un pase perfecto habilitó a Crespo para que el goleador hiciera el resto con su derechazo. Ahí quedó expuesta una de las grandes diferencias que tuvieron los dos ídolos. Mientras Riquelme contó con varios interlocutores para tocar, a Ronaldinho le costó encontrar a sus delanteros y apenas lo tuvo a Kaká, sobre todo en el segundo tiempo, para poder armar alguna maniobra colectiva.
Durante el primer tiempo, el partido se jugaba al ritmo que pretendía Riquelme, hasta que a los 17 minutos llegó su obra cumbre. Primero bajó la pelota con un taco maravilloso para Mascherano, que entregó rápido para que Lucho le devolviera la pelota al conductor. Y en ese momento, el ex volante de Boca aguantó la carga de Roque Junior, giró para su perfil izquierdo y sacó un zurdazo que se clavó en el ángulo de Dida. Entonces, el Monumental estalló. Y por eso, cada vez que se acercaba a ejecutar un corner, ese sector del estadio se paraba para aplaudirlo, al grito de “Riquelmeeeeee, Riquelmeeeeee...”.
Del otro lado, el crack del Barsa no podía. La impecable marca de Argentina, con Mascherano, fantástico, bien encima y el resto escalonándose para tomarlo enseguida, Ronaldinho lucía apagado. Hasta le quedó una pelota para la volea, pero su pifia en el borde del área se ganó todos los silbidos. En ese primer tiempo, lo único que regaló fue una apilada maravillosa por el centro, que terminó con un barrida de Heinze con lo justo en el punto del penal.
En la segunda parte, al tiempo que Riquelme se apagaba, ya sin tanto protagonismo ni movilidad, Ronaldinho comenzó a crecer y fue uno de los líderes de la levantada visitante. Sin embargo, el duelo ya tenía un vencedor cantado desde la primera parte.

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