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Pagar menos retenciones, otro lujo de petroleros

Economía redujo los derechos de exportación del gasoil y eliminó los de las naftas, con efecto retroactivo a agosto. Es por un acuerdo de julio, por el cual debían pararse las alzas en surtidor.

 Por Raúl Dellatorre

Las petroleras siguen recibiendo un trato preferencial en medio de la crisis. En el momento en el que los analistas estaban atentos a la negociación con el Gobierno por la disponibilidad de las divisas que cobran al exportar –hoy pueden mantener el 70 por ciento en el exterior–, el Ministerio de Economía resolvió una baja en los derechos de exportación de subproductos del petróleo. La medida, se explicó, forma parte del acuerdo de estabilidad del precio del gasoil para el transporte alcanzado entre el Gobierno y las petroleras. Sin embargo, detrás de este argumento se “coló” la eliminación del derecho de cinco puntos que abonaba la exportación de naftas, que en setiembre alcanzaron un volumen record de embarques a Estados Unidos. Casualidad o no, la reducción de derechos se aplica en forma retroactiva a partir del 1º de agosto.
La resolución 526/02 dispone que, desde dicha fecha, las exportaciones de gasoil y gas licuado de petróleo abonan 5 por ciento de derecho (antes, 20), elimina las retenciones a las naftas mientras mantiene inalteradas, en 20 por ciento, las que recaen sobre el petróleo crudo. La suba del impuesto a las exportaciones de gasoil, dispuesta en los primeros meses del año cuando Remes Lenicov era ministro y Alieto Guadagni secretario de Energía, fue más un gesto que un castigo concreto para las petroleras. Los volúmenes exportados de gasoil son absolutamente marginales y no era ése, por cierto, el origen del encarecimiento y escasez del combustible.
Otra de las medidas de la misma época, menos difundida, fue una resolución de la Secretaría de Energía por la cual las empresas productoras que abastecieran de crudo a las refinadoras sin pozos propios de producción en el país (Esso y Shell son las principales) podrían tener una compensación por la diferencia de precio entre el valor que hubieran recibido por exportarlo y el efectivamente obtenido en el mercado interno. Dicha compensación se podría deducir de los derechos que les pudieran corresponder por los hidrocarburos exportados.
Según fuentes del sector, mediante ese mecanismo las petroleras se compensaron la mayor parte de los derechos de exportación que debían pagar, sobre las ventas al exterior de crudo y de nafta. “No hubo ningún tipo de control sobre lo que las petroleras declaraban haberles vendido a las refinadoras locales, ni sobre los diferenciales de precio que reclamaban”, agregó un funcionario del área técnica de Energía. “En definitiva, las petroleras pagaron muy poco por retenciones.” Lo grave es que tanto esfuerzo fiscal –que pocos se atreven a mensurar– para abastecer la plaza local no significó, como bien saben los usuarios de automóviles, que se detuviera el alza de los combustibles en los surtidores.
No menos llamativo es el beneficio a las exportaciones de naftas, a las que se les elimina las retenciones sin que haya el menor indicio de desabastecimiento. Por el contrario, es el excedente de producción frente a una demanda local en retroceso lo que llevó a buscar otros mercados y produjo, como se acaba de anunciar, un record histórico en setiembre en los embarques a Estados Unidos. La buena noticia para las petroleras es, por ahora, plena: exportan más, podrán mantener el 70 por ciento de las divisas en el exterior y además no se les cobrará retenciones. Si no fuera porque el mercado es totalmente imperfecto (monopólico), se podría esperar que la eliminación de retenciones provocara un aumento de precios internos de la nafta. Pero las petroleras fijan el precio en surtidor por razones que poco tienen que ver con la competencia.
Ayer, al justificar las nuevas medidas, voceros oficiales recurrieron al acuerdo marco de julio pasado entre el gobierno nacional y las petroleras, cuando frente a la suba de los combustibles y la protesta de los transportistas se buscó garantizar el normal abastecimiento de gasoil y precios internos para dicho combustible y las naftas alineados con el resto del Mercosur. El abastecimiento se logró, pero los precios en surtidor siguieron aumentando. En las últimas semanas, la Secretaría de Energía volvió a la carga para arrancarles a las petroleras el compromiso de contener los precios por algunos meses, hasta ahora sin suerte. Sin embargo, por alguna razón que se desconoce, el Gobierno se vio impelido a cumplir, sin contrapartida, su parte del compromiso de julio: ayer redujo las retenciones a las exportaciones de productos derivados del petróleo.

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Pese al acuerdo de julio, el ajuste en surtidores no se detuvo.
 
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