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Ayer no abrieron los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires, y hoy permanecerán cerrados todos los bancos de la ciudad. Mar del Plata se ha convertido en la ciudad de la furia financiera, lejos de su imagen como centro turístico. En una decisión polémica, la Asociación Bancaria de esa ciudad convocó a un paro en reacción al fallo judicial que dio lugar al reclamo de 14 mil amparistas, quienes, según esa medida, estarían en condiciones de recuperar sus ahorros en moneda original. Los bancarios también piden medidas para su seguridad laboral, en medio de las violentas protestas de los ahorristas estafados. Por su parte, ABA y Abappra, las asociaciones representantes de los bancos, plantearon su reclamo en forma paralela: reclamaron un “per saltum” a la Corte Suprema, a la búsqueda de un revés de aquella sentencia de la Justicia.
La paralización bancaria de hoy amenaza con otro caos en Mar del Plata. Anoche se analizaba una única excepción al paro: los beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar. Ayer, sin atención en las entidades estatales, la furia volvió a la ciudad cuando un hombre intentó cobrar la jubilación de su madre amenazando con un rifle de aire comprimido.
Desde que se instauró el corralito, la ciudad balnearia se convirtió en una de las plazas donde el reclamo de los ahorristas se hizo más fuerte. El último viernes, cuando un fallo del juez federal de Mar del Plata, Alfredo López, dio vía libre al cobro de los amparos, un centenar de personas reclamó a viva voz en la central del Banco Provincia. Juan Lazarte, empleado del banco, fue agredido por ahorristas enfurecidos por no poder cobrar. La agresión a Lazarte es uno de los motivos que llevó a la Asociación Bancaria marplatense a impulsar el cierre ayer de la entidad y convocar a un paro generalizado para hoy. Reclaman medidas de seguridad para desarrollar su trabajo. A las 9 de la mañana se iniciará una movilización que durará hasta el mediodía.
El otro motivo de la medida de fuerza es más polémico. La organización gremial argumenta que el cobro de los amparos provocaría un “colapso” del sistema financiero de la ciudad debido a que “en las entidades financieras no hay dinero disponible para hacer frente al pago de todos los amparos”, tal cual señaló a Página/12 el secretario general de la Asociación, Fernando Cuesta. La razón esgrimida por el sindicalista es debatible, ya que toma como verdadera la excusa de los bancos para no devolver el dinero de sus clientes estafados. “Admito que los bancos privados podrían ver con buenos ojos nuestra protesta y que corremos el riesgo de ser funcionales a sus intereses. Pero mi tarea es defender los puestos de trabajo. Si se pagan los amparos todos juntos, podría haber problemas”, dijo Cuesta, ante una consulta de este diario.
Tanto como los empleados bancarios, los propios banqueros pusieron en marcha una ofensiva para frenar el fallo a favor de los amparistas. Ayer presentaron un pedido de “per saltum” a la Corte, a la espera de que el máximo tribunal dictamine a favor de la reprogramación de los depósitos. Una fuente de la Corte admitió que el caso podría tratarse en la reunión de hoy, según un despacho de la agencia DyN. El temor de los banqueros es que en otros juzgados del país se repitan fallos como el de Mar del Plata, donde el juez dio la razón al conjunto de los ahorristas de la ciudad y no sólo a un caso individual, como vino siendo hasta ahora en las distintas sentencias judiciales.
Los bancos nucleados en ABA y Abappra consideraron “arbitraria” la decisión del juez marplatense; también señalaron que fue tomada “a ciegas” por el magistrado y justificaron el pedido de “per saltum”, ya que si se intentara una apelación ordinaria, “proseguiría desencadenándose el desorden y el caos en el sistema financiero de Mar del Plata y de las demás jurisdicciones a las que puede alcanzar la medida”. En un trámite normal, la Corte debería primero decidir si acepta el pedido de “per saltum” y, en caso afirmativo, revisar luego el fallo de primera instancia. Estos dos procesos son trámites separados. Pero el altotribunal podría resolver ambas cuestiones en un mismo acuerdo, si se cumple con el pedido de los banqueros.