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Las relaciones con el Fondo no se rompieron pero el diálogo es nulo

Hubo escarceos los días posteriores al impacto del no pago de un vencimiento con el Banco Mundial. Pero ahora no hay ni eso. Durante la última semana no hubo comunicaciones entre el equipo de Lavagna y los técnicos del FMI. Cómo seguirá este culebrón.

 Por David Cufré

Después de tantas exigencias, gestos y peleas, en este momento nadie sabe contestar con certeza en qué campo quedó la pelota, si en el de Argentina o en el del FMI. Página/12 dialogó con fuentes cercanas a la negociación, de ambos lados, y la explicación coincidente fue que las discusiones están congeladas. No muertas, pero sí como si las partes se hubieran perdido en un laberinto de cartas de intención. Durante toda la semana no hubo contactos, y si bien la versión oficial fue que se debió a los feriados de jueves y viernes en Estados Unidos, la realidad es que las partes se han alejado como nunca y que cada una está haciendo su juego.
Roberto Lavagna se fue a Europa para ver si con el apoyo de España, Italia, Francia, Alemania y hasta del Vaticano consigue torcerle el brazo a Horst Köhler y a Anne Krueger. “El trabajo técnico está terminado, ahora resta una definición política”, sostuvo el ministro. Las autoridades del FMI vieron esa gira como una provocación. “Está bien que intente buscar apoyo político. En su lugar yo haría lo mismo. Pero al staff del Fondo le revienta ese estilo de negociación. Le molesta que la presión sea tan evidente”, comentó a este diario un destacado economista que tiene contacto permanente con el FMI.
Los cortocircuitos personales explican muy poco del fracaso de las negociaciones, pero es cierto que hay dos características del ministro que disgustan al FMI:
- La primera es que tome decisiones sin consultarlas previamente a Washington. Así ocurrió con varias medidas importantes, como la apertura del corralón hasta 7000 o 10.000 pesos o la rebaja de dos puntos del IVA. “Los descoloca a nivel personal. Después Köhler le pregunta a Singh o a Thornton de qué se tratan los anuncios y no saben qué contestarle. Lavagna los hace quedar como estúpidos en medio de la negociación”, describió el economista cercano a esos funcionarios.
- El segundo aspecto es la presión pública de Lavagna. Por ejemplo, con sus reuniones de esta semana en Europa. Para el FMI ese viaje fue un desafío a su autoridad y la reacción será endurecer posiciones para no aparecer como cediendo a lo que pida el Grupo de los 7 o el Departamento del Tesoro. La interpretación que hacen por estas horas en Washington es que Lavagna alejó las posibilidades de un acuerdo, en lugar de acercarlas.
“Si Lavagna quiere que Krueger se baje del árbol tiene que ponerle una escalera, no tirarle con piedras”, sugirió un consultor argentino que también está al tanto de las opiniones de los economistas del Fondo. La excusa que esgrimirá el organismo para seguir demorando un acuerdo es el probable fallo de la Corte Suprema contra la pesificación. Los técnicos dirán que es imposible avanzar mientras no esté claro que sucederá con aspectos tan relevantes de la economía. Quienes conocen la interna del Fondo señalan que las noticias sobre el fallo llegaron en el momento justo, pero que el argumento de esperar a esa resolución no es más que una excusa.
Una de las razones principales para negarse a firmar es la indefinición política. “Para el Fondo es muy difícil asumir el riesgo de acordar con un gobierno que se va en cinco meses. Era complicado cuando le quedaba un año y medio, mucho más ahora”, indicó una fuente desde Washington. Hay una cuestión, sin embargo, que se debate intensamente en el edificio de la calle 19: qué ocurrirá con el FMI si persiste en su negativa de firmar un acuerdo, si la Argentina extiende el default a todos los organismos y si la economía empieza a crecer y el país a recuperarse. El riesgo es que “cundan los malos ejemplos”. Es decir, que otros países, ahora o más adelante, tomen nota de la experiencia argentina y resuelvan romper con el FMI en lugar de someterse a sus exigencias. Sería un nuevo caso como el de Malasia, que tampoco acordó con el Fondo y logró salir adelante.
El organismo es ya muy cuestionado por no haber podido evitar ninguna de las últimas cinco graves crisis en distintos países y regiones (México,Asia, Rusia, Brasil y Argentina), y lo será aún más si queda demostrado que en lugar de ayudar a superarlas se convierte en un obstáculo, que un país logra neutralizar y le va bien. La postura de Krueger en este debate es que ese supuesto riesgo no existe, porque las probabilidades de que Argentina salga a flote en caso de extender la cesación de pagos a los organismos son muy bajas.
La dama de hierro del Fondo sostiene que no se puede firmar con un gobierno débil y en retirada y que si Duhalde y Lavagna están dispuestos a ampliar el default deberán hacerse cargo de las consecuencias. En Economía responden que luego del último pacto con los gobernadores se agotaron las excusas del FMI. El Gobierno seguirá intentando, y si no tiene suerte, dirá al mundo que es el FMI el que no quiere firmar.

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Roberto Lavagna, ministro de Economía, junto a su par español, Rodrigo Rato, en gesto amistoso.
 
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