ECONOMíA › NUEVAS PROPUESTAS PARA LAS
RESERVAS, LA NEGOCIACION DE LA DEUDA Y EL CORRALON

El plan de Prat Gay que Lavagna todavía no conoce

El flamante titular del Banco Central, Alfonso Prat Gay, sedujo a Eduardo Duhalde y a Roberto Lavagna con sus críticas a las recetas de ajuste fiscal del FMI, que, en su opinión, profundizaron la recesión. Pero tiene ideas de política monetaria que podrían colisionar con la estrategia de Lavagna.

 Por Maximiliano Montenegro

El presidente Eduardo Duhalde y su ministro, Roberto Lavagna, quedaron fascinados cuando Alfonso Prat Gay, el flamante titular del Banco Central, les manifestó su oposición a los ajustes fiscales que viene exigiendo el Fondo Monetario en los últimos 5 años. Y su adhesión total a los dichos del Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien acusa al organismo de haber profundizado la recesión con tales políticas. También escucharon entretenidos de su desprecio por el indio Anoop Singh, debido a sus desmanejos en la crisis del sudeste asiático. Sin embargo, el ex economista del JP Morgan tiene ideas concretas de lo que debería hacerse en algunos temas claves, como la compra de reservas, la renegociación de la deuda pública y las alternativas frente a un eventual fallo dolarizador de depósitos de la Corte, que amenazan entrar en colisión con la estrategia de Lavagna, reeditando una vez más el clásico de intrigas entre Economía y el Banco Central.
Prat Gay coincide con Lavagna en cuatro puntos fundamentales. Primero, en su “diagnóstico keynesiano” de la situación fiscal. Considera que las exigencias de más ajuste fiscal por parte del FMI, en los últimos años, profundizaron la recesión. Segundo, está convencido de que no hay que pagar un dólar más a los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial y BID) con las reservas. Tercero, es un ácido crítico de gestión de Anoop Singh, a quien conoció en los tiempos de la crisis de Asia, y respalda los duros cuestionamientos que Stiglitz efectuó en los últimos tiempos a la máxima jerarquía del Fondo. Cuarto, es un “optimista irremediable”: cree que la economía argentina puede crecer en los próximos años al 6 por ciento anual, que llegaría al 10 por ciento si se eliminara la “incertidumbre política”.
Por eso, en Economía pueden estar tranquilos de que, a diferencia de Aldo Pignanelli, no mantendrá una negociación paralela con el FMI, ni expresará públicamente sus contrastantes puntos de vista sobre la marcha de las tratativas.
Sin embargo, por la cabeza de Prat Gay rondan medidas concretas para gestionar la política monetaria en la actual coyuntura que, si quisiera llevarlas a las práctica, podrían enfrentarlo abiertamente con el ministro. Según las expresó en los últimos días a su círculo más íntimo, son las siguientes:
- Piensa que el Banco Central debe dejar de comprar divisas, para engrosar las reservas, porque a cambio está emitiendo demasiados pesos. Además, como considera que la deuda con los organismos internacionales no hay que pagarla sino refinanciarla a largo plazo; en su opinión, seguir acumulando reservas ya no tendría sentido. Pero como, simultáneamente, cree que hay que evitar que el dólar caiga por debajo de 3,50, sugiere liberar controles de capitales, de modo tal de crear una mayor demanda de dólares por parte de las empresas para pagar deudas con el exterior.
- Consultado un estrecho colaborador del ministro sobre el punto, la respuesta fue contundente. “Nosotros pensamos que hay que seguir acumulando reservas. Lo tenemos clarísimo. El BC compra divisas y cada día emite 150 millones de pesos, que entran a circular en el mercado financiero. La fácil es dejar de comprar o levantar las restricciones a la demanda (de dólares). Esa es una solución mediocre. Lo difícil es cómo hacer para hacer que ese dinero se vuelque al crédito, y no se quede como excedente en los bancos”, explicó el funcionario.
- El segundo tema conflictivo sería la renegociación de la deuda con los acreedores privados, que se iniciará oficialmente en febrero. Prat Gay sostiene que no hay efectuar una quita sobre el capital de la deuda. En cambio, propone una renegociación con 5 a 8 años de gracia y una tasa de interés anual del 2 por ciento. Para los acreedores que no aceptaran la propuesta, entonces sí habría quita y una tasa de interés máxima de 4,5 por ciento anual.
- “La renegociación de la deuda es de competencia exclusiva de Economía y el Banco Central no tiene nada que hacer en ese tema. Lavagna quiere efectuar una quita del 70 por ciento, y cuando se le pone algo en la cabeza es difícil que lo hagan cambiar de idea”, contestó la fuente lavagnista.
- La tercera cuestión es aún más urticante. Como opinó públicamente Pignanelli, el joven sucesor estima que, si la Corte fallara en favor de la redolarización de los depósitos, entonces sería inevitable que el Estado entregara un bono compulsivo a los ahorristas para canjear sus Cedros.
- “Qué se hace con los depósitos reprogramados también es una facultad exclusiva de Economía. La emisión de deuda pública no la realiza el Central sino el Tesoro, y nosotros ya dijimos que bajo cualquier circunstancia lo que no habrá nunca es bono compulsivo”, enfatizó el hombre de riñón del ministro.
Por si fuera poco, Prat Gay tiene una buena opinión de los CEMA boys.
“De economía real no saben nada, pero son muy buenos en el manejo de la política monetaria. No hay que tocarlos”, suele comentar en privado. Los funcionarios ultraliberales que sobreviven en el Banco Central, como el director Guillermo Lesniever y el subgerente general Alejandro Henke, responden a las órdenes de Pedro Pou y son los archienemigos por excelencia del lavagnismo.

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El flamante titular de Banco Central Alfonso Prat Gay es “keynesiano” en lo fiscal. Eso no es lo único que pasa por su cabeza.
 
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