ECONOMíA

Cuando el peso corrió al dólar o los pájaros le tiraban a la escopeta

Según la teoría oficial, era necesario parar la corrida contra el dólar, cuya caída no tenía límite aparente. El plan pasó la rueba del primer día.

 Por Claudio Zlotnik

En la primera jornada tras la nueva liberación del control de cambios, el Banco Central se salió con la suya: frenó el derrape del dólar. La moneda estadounidense subió dos centavos, a 3,27 pesos para la compra y 3,32 para la venta, quebrando una racha bajista que se extendía desde mediados de diciembre pasado. Tanto en Economía como en el Central quedaron conformes. Los funcionarios están convencidos de que lograron desactivar una burbuja especulativa que iba a explotar en cualquier momento. No obstante, admiten que seguirán monitoreando al mercado de cerca para evitar movimientos bruscos en el tipo de cambio.
El día después de las nuevas medidas, Página/12 dialogó con un funcionario que participa de la mesa chica de las decisiones económicas. La percepción oficial es que en las últimas semanas se notó una corrida “en manada” de los operadores en contra del dólar. Aunque parezca increíble en la Argentina de la crisis, se produjo un violento cambio en las expectativas de los inversores, quienes, ante la baja del dólar, prefirieron refugiarse en el peso antes que en la moneda estadounidense.
Un ejemplo es revelador de esta realidad: un grupo de multinacionales solicitó a sus casas matrices el pago anticipado de la mercadería que les exportará en las próximas semanas con el objetivo de liquidar esos dólares en el Banco Central y colocar los pesos obtenidos tanto en plazos fijos como en Letras del Central (Lebac). Como las compañías preveían que el dólar seguiría bajando buscaron jugosas rentas en el mercado local. Las Lebac rinden entre 7 y 45 por ciento anual, según los plazos, mientras que las colocaciones bancarias, un 20 por ciento anual en promedio. Junto con la desregulación del mercado cambiario, el Central impulsó una sensible baja de las tasas de interés para cortar ese circuito.
En el Gobierno están convencidos de que ese cambio en las expectativas terminaría de mala manera en el corto plazo. “En algún momento se revertiría la tendencia y los grandes operadores saldrían a la búsqueda de billetes verdes”, explicó la fuente a este diario. “Dentro de dos o tres meses nos criticarían de que no levantamos los controles en un momento de calma”, añadió. La teoría oficial indica que, a pesar de la baja del tipo de cambio, los demás precios de la economía se mantendrían en los niveles actuales. Y que un eventual rebote sería aprovechado por los empresarios y comerciantes para aumentar los productos. La apuesta del Gobierno es lograr una estabilidad cambiaria y evitarse futuros disgustos.
En los despachos oficiales señalan que el control de cambios ayudó a frenar la disparada del dólar pero terminó siendo pernicioso porque, meses después de aplicado, creó una “exuberancia irracional” en el mercado. En sintonía con el reclamo del Fondo Monetario, la dupla Lavagna-Prat Gay se juega a que “un mercado eficiente” dé lugar a un tipo de cambio de equilibrio. De paso, el Gobierno se evitaría que la baja de la moneda estadounidense impacte negativamente en la situación fiscal, ante la menor recaudación por retenciones. El ministro de la Producción, Aníbal Fernández, estimó que por cada 10 centavos del dólar se pierden de recaudar 150 millones de pesos anuales.
En la city sospechan que la menor presencia del Central en el mercado no evitará que la autoridad monetaria siga influenciando sobre el valor del dólar. “Hay pocos compradores de divisas”, señaló el operador de una importante exportadora a Página/12. En teoría, la demanda no aumentará sustancialmente hasta que el Estado y las empresas en default arreglen su situación. Se estima que el permiso para que las compañías giren sus ganancias y dividendos al extranjero tendrá escaso impacto ya que, medidas en dólares, las utilidades empresarias son relativamente pequeñas. En este contexto, la importancia de las últimas medidas radica en la señal dada por el Gobierno y el BC de que no permitirán que el dólar perfore el piso de 3,30 pesos. En la city estiman que el Gobierno intentará fijar el tipo de cambio en torno de los 3,50. Ante el cambio de escenario, los operadores se mantuvieron al margen de los negocios: los exportadoresliquidaron sólo 15 millones de dólares, la décima parte que la jornada anterior. En los bancos se negociaron apenas 23 millones más.

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Ahora lo que tranquiliza al
mercado es que el dólar suba. Ayer lo logró: dos centavos.
 
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