ECONOMíA › COMO NEGOCIARA LAVAGNA CON EL FONDO RETOMAR LOS VENCIMIENTOS

El largo plazo es más que mayo

Como parece claro que seguirá en su puesto, el ministro de Economía comienza a tener otro horizonte. Entre sus problemas estarán los vencimientos de 6000 millones a partir de septiembre, casi un tercio de la recaudación anual.

 Por Claudio Scaletta

Los resultados de las elecciones y las proyecciones para el ballottage determinan un cambio cualitativo en la relación con el Fondo Monetario Internacional. Con su continuidad al frente del Ministerio de Economía garantizada, Roberto Lavagna podrá discutir esta semana con los técnicos del Fondo con una perspectiva distinta. Por primera vez, el horizonte será el largo plazo y no el 25 de mayo. Sin embargo, el principal escollo está cerca. A partir de septiembre y hasta fin de año habrá que afrontar vencimientos de deuda con los organismos internacionales por 6000 millones de dólares. Algo así como un tercio de la recaudación anual o la mitad de las reservas internacionales en poder del Banco Central. A pesar de que el shock de neoliberalismo propuesto por Carlos Menem podrá ser reemplazado por reformas más graduales, el margen de maniobra de la dupla Kirchner-Lavagna será acotado. En este marco ya se abrió el debate sobre cuál puede ser el motor de la reactivación.
Esta semana Lavagna se reunirá con la misión del FMI integrada por John Dodsworth y John Thorton. Y si bien el tema más urgente será habilitar cambios en las metas monetarias y fiscales que figuran en la carta de intención, el escenario de fondo seguirá siendo la refinanciación de la pesada carga de deuda que vence en el último cuatrimestre de 2003. El titular del organismo financiero, Horst Koehler, ya adelantó que el FMI exigirá “reformas globales”. Aunque sabe que la Argentina no podrá afrontar la totalidad de los vencimientos, el Fondo confía en las posibilidades que otorga la capacidad de regulación del Estado. En este marco, los temas más candentes son dos: las compensaciones al sistema financiero y la refinanciación de la deuda en default con los acreedores privados. En ambos casos, la participación del FMI será activa y marcará el modelo de país de los próximos años. La reactivación de la economía real quedará supeditada a lo que aquí ocurra.
- En el sector financiero, luego de la primera vuelta electoral, las variables volvieron a la normalidad. Cuando dejan de pensar en las ganancias de corto plazo, los analistas de la city coinciden en que el dólar se mantendrá en torno de los 2,9 pesos y que, con niveles de inflación reducidos, habrá un descenso gradual de las tasas de interés. También se espera que, a pesar de las oscilaciones poselectorales, se mantendrá una tendencia a la revaluación gradual de los activos (bonos y acciones). En otras palabras, todo indica que el “mercado” no le jugará en contra al adversario de Carlos Menem. No obstante, el peso de algunos condicionantes clave, como la relación deuda/PBI, todavía mantiene el equilibrio alcanzado en una situación de filo de navaja.
- En la economía real el escenario aparece más complicado. Especialmente porque la continuidad de políticas monetarias y fiscales restrictivas sigue estando en conflicto con la expansión de la demanda interna. En este punto se destaca que los bajos salarios, estabilizados en un promedio de 180 dólares, tampoco tuvieron ninguna contrapartida en la generación de empleo. En las empresas, la persistencia de niveles de inversión negativos (es decir que no cubren las amortizaciones de capital) se suma a la ausencia de crédito. Pero a pesar de estas limitaciones, en el equipo de Lavagna son optimistas. Consideran que el incremento de la producción continuará por el mismo sendero seguido hasta ahora, esto es, por el de la reutilización de la capacidad instalada ociosa.
En el último informe de la consultora Ecolatina se presentó una idea similar. Allí se sostiene que si bien el actual stock de capital se encuentra en niveles similares a los de 1997, esto no significa una restricción para crecer. La afirmación se basa en la comparación con el crecimiento de la década del 90, el que según Ecolatina se habría producido como consecuencia de la mayor intensidad en el uso de los factores productivos. Dado que el stock de capital actual tiene una antigüedad promedio aceptable –6 años–, la mayor utilización de la capacidad instalada “permitiría un incremento acumulado del PBI del ordendel 12 por ciento”. Esto significa que, al menos para la primera etapa de la recuperación, “no sería necesaria una fuerte expansión de la inversión”.

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El actual y posiblemente futuro ministro enfrenta un panorama económico mixto.
 
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