ECONOMíA › JORNADAS MONETARIAS DEL BANCO CENTRAL

Sintonía con la política

“En momentos de crisis los mercados probaron ser incapaces de sostener el desarrollo, precisamente cuando más se lo necesita”, señaló ayer el vicepresidente del Bndes, Joao Carlos Ferraz. El directivo compartió junto con otros especialistas de talla internacional el segundo panel de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2012, que organizó el Banco Central. El debate giró en torno del desarrollo económico, el papel de los bancos centrales en perspectiva histórica, la expansión del crédito a la industria, la banca de desarrollo y los microcréditos. “El fomento al desarrollo es mucho más fuerte cuando se combinan instituciones públicas y privadas”, señaló Ferraz. Los disertantes coincidieron en que el sistema financiero debe estar en sintonía con la política económica de un país, lo que requiere de una fuerte regulación.

La última crisis financiera puso en evidencia la incapacidad del sistema bancario para responder a las exigencias que plantea la nueva realidad económica global. En el recorrido que realizó Jane Knodell, profesora de la Universidad de Vermont, analizó el rol del banco central en Estados Unidos en el momento de su creación y en la actualidad. Según su exposición, la presencia de bancos centrales preocupados por la estabilidad de la moneda fue negativa para la expansión de la demanda y para el crecimiento. “Hoy se tiene al respecto una visión más amplia de la que plantea la ortodoxia, y en un contexto mucho más interesante para analizar este tipo de instituciones”, señaló Knodell.

El historiador de la Universidad de Glasgow Valerio Cerretano analizó la industrialización británica y el rol del crédito sobre ciertos sectores, como el textil, y las coincidencias con la experiencia italiana. El profesor de Glasgow detalló que la intervención del Banco Central en el desarrollo industrial fue “experimental”. “No sabían qué hacer con el capital de las industrias acumulado a partir de los rescates financieros luego de la crisis del ’30”, explicó Cerretano. En Italia sucedió lo mismo con sus bancos, salvados del colapso. “En todo caso, la intervención fue consecuencia de las debilidades de sus sistemas financieros y no el resultado de la sobrexpansión de modelos industriales”, agregó. De todos modos, la intervención de los bancos centrales en la industria fue importante, más allá de que haya sido parte de un programa. Lo mismo, pero en distinto grado, sucedió en Italia, Alemania y Japón.

Ferraz se focalizó en el rol de los bancos de desarrollo. El funcionario brasileño detalló que existen 90 instituciones que responden a 61 países, entre bancos, agencias especializadas y entidades financieras. “No hay dos instituciones iguales. Dependen del grado de participación del sector privado, la apertura comercial, destino de los préstamos, el papel del regulador local, grado de independencia y número de instrumentos que opera”, detalló. Más allá de las diferencias, el vicepresidente del Bndes insistió en que “la banca de desarrollo es un instrumento de un proyecto más amplio, que es construir el futuro”. “Puede inspirarse en otros países, pero cada uno diseña sus propias herramientas”, concluyó.

Por último, Jayati Ghosh, profesora de la Jawaharlal Nehru University en Nueva Delhi, analizó los aspectos positivos y negativos de los programas de microcrédito. Entre los aspectos negativos, señaló el riesgo de “infantilizar” la economía local, no dar lugar al desarrollo de sinergias para la innovación y el progreso, la sobreoferta de crédito y la profundización de las diferencias sociales. “El microcrédito es un arma de doble filo, puede solucionar la situación de los excluidos o puede incrementar el peso de su deuda. Es un sector que tiene que estar regulado y no puede separarse de las estrategias macroeconómicas, como la generación de empleo y desarrollo”, sentenció Ghosh.

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