ECONOMíA › KIRCHNER SALUDO A ABAD TRAS EL MEGAOPERATIVO

Facturas truchas en la red

 Por Raúl Dellatorre

Mientras ayer seguían los procedimientos de la Justicia en grandes empresas y estudios jurídicos y contables en busca de pruebas de defraudación al fisco con facturas truchas, el presidente de la Nación citó a su despacho al titular de la AFIP, Alberto Abad, para interiorizarse sobre el espectacular megaoperativo realizado el jueves. No menos de media docena de estudios dedicados a la “fabricación” de facturas apócrifas habrían caído en la redada, según trascendió en fuentes del ambiente profesional. En ese mismo ámbito y en el sector empresario, se comentaba además con asombro que “es la primera vez que un operativo de importancia no se filtra, ni de fuentes jurídicas ni de la propia AFIP”.
“En el ambiente se sabía que algunos de los estudios que fueron allanados se dedicaban a la venta de facturas truchas, pero en ningún caso se trata de los estudios grandes, de los conocidos”, informó a este diario un ex jerárquico de la DGI. “Otros que se dedicaban a lo mismo se habían borrado en los últimos meses, porque sabían que la AFIP estaba avanzando en el trabajo de inteligencia para detectarlos”, agregó. “Han ganado fortunas –acotó–, cobrando hasta un 50 por ciento por las facturas vendidas cuando eran buenas, pero nunca menos del 10 por ciento.”
–¿Qué son facturas “buenas” y cuáles no lo son? –preguntó este diario. La misma fuente responde:
–Una factura de una empresa con operaciones reales, inscripta en un rubro normal o creíble para el valor que se quiere disfrazar, se puede vender hasta al 50 por ciento de su valor total, IVA incluido; en cambio, una factura de una empresa inventada o de un contribuyente individual, insolvente, inscripto en el monotributo, puede costar no más del 10 por ciento de su valor.
–¿Es cierto que este mercado negro de facturas existe fundamentalmente por la necesidad de las empresas privatizadas de cubrir pagos no registrados?
–De algunas empresas, no de todas. Existen diferentes modalidades. Por ejemplo, las españolas, las francesas o italianas suelen utilizar estos mecanismos de evasión para justificar en sus balances contables e impositivos los pagos inconfesables, los que en la jerga profesional llamamos “comisiones innominadas”. ¿No hay ninguna empresa alemana entre las allanadas? Es lógico, porque los ingleses, alemanes u holandeses tienen otra modalidad, impuesta por sus casas matrices. No es que no paguen coimas, sino que prefieren registrarlas como “salidas no documentadas” y pagar el 35 por ciento de impuesto a las ganancias sobre esa suma. Es absolutamente legal.
Según fuentes próximas al organismo fiscal, la AFIP viene realizando un trabajo de seguimiento del tráfico de facturas apócrifas desde hace no menos de dos años, cruzando datos acerca de los nombres y domicilios, y de sus principales usuarios. En algunos de los procedimientos efectuados ayer, los inspectores llegaron con instrucciones precisas sobre qué facturas iban a buscar, o con un listado de empresas sobre el que recababan si eran proveedoras de las allanadas. Las primeras evaluaciones indican que el operativo fue altamente exitoso y habría logrado desmantelar a una red importante de tráfico de facturas apócrifas. En la AFIP no disimulaban su entusiasmo. En algunos estudios de abogados de grandes empresas, tampoco disimulaban su sorpresa.

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