ECONOMíA › APOYADO EN LA INDUSTRIA NACIONAL,
LAVAGNA CASTIGO A ECONOMISTAS DEL ESTABLISHMENT

No se olviden de los culpables del colapso

El ministro volvió a diferenciarse fuerte de los economistas más ligados al modelo de los ‘90 que se están reinstalando como opositores. Fue durante la celebración de un encuentro de industriales disidentes de la conducción de la UIA, encabezados por Paolo Rocca, de Techint.

 Por David Cufré

“Debemos evitar que nos den lecciones de lo que hay que hacer quienes han provocado el peor colapso de la Argentina en 100 años”, advirtió ayer Roberto Lavagna, en uno de los tantos mensajes que envió a los sectores del establishment que cuestionan la política económica del Gobierno. La oportunidad elegida para responder a esas críticas fue en sí misma una señal política hacia el empresariado. Lo hizo al exponer en el segundo encuentro de Industriales, la línea disidente de la Unión Industrial Argentina que aspira a convertirse en interlocutor privilegiado del Gobierno. La conducción de ese espacio corresponde al poderoso Grupo Techint, de excelente relación con Lavagna, y tiene al ex ministro de la Producción José Ignacio De Mendiguren como principal articulador.
La presencia de tres ministros –Carlos Tomada y Julio De Vido, además de Lavagna–, de los presidentes de los bancos Nación, Felisa Miceli, del BICE, Arnaldo Bocco, y de otros funcionarios de la cartera económica resultó un espaldarazo a la reunión. En especial, porque en el mismo momento en que tuvo lugar el encuentro, en Mar del Plata se desarrolla el Coloquio de IDEA, del que participan las compañías más grandes del país. También fue significativa la concurrencia de empresarios, cercana a los 300, que colmaron el centro de convenciones de Rosario. Participan del nucleamiento los industriales de los rubros más golpeados la década pasada, como calzados, textiles y siderúrgicos, además de las uniones industriales de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos.
Lavagna, frente a ellos, jugaba de local. En varios pasajes de su exposición, de casi una hora, fue aplaudido efusivamente, y cuando abandonó el salón, el auditorio lo aplaudió de pie. También mereció una ovación el ministro de Trabajo cuando dijo con nombre y apellido lo mismo que su par de Economía había deslizado previamente. “No puede ser que los mismos que nos condujeron a esta crisis sigan profetizando y dando lecciones. Son los economistas de FIEL y CEMA, como (Daniel) Artana, (Juan Luis) Bour, (Pablo) Guidotti, (Jorge) Avila y (Miguel Angel) Broda”, acusó. Menos entusiasmo provocó en la platea la chicana de Tomada sobre el alarmante nivel de empleo en negro, que estimó en 40 por ciento del total, y la mención de que descartaba que alguno de los presentes tuviera responsabilidades por esa realidad.
El jefe de la cartera laboral señaló, por otra parte, que todavía no se adoptó ninguna decisión sobre la doble indemnización por despido, medida que caduca a fin de año, y que el Gobierno podría prorrogar. Aunque dijo que el tema todavía se está analizando, sostuvo que si la norma siguiera –como se supone– no afectaría la creación de empleos, puesto que la doble indemnización rige para los puestos de trabajo creados antes del 1º de enero de 2002. “Vamos a esperar a conocer los últimos datos sobre la desocupación para tomar una decisión”, añadió el ministro. En caso de que el desempleo bajara fuertemente, la doble protección podría cancelarse. Finalmente, Tomada volvió a descartar un aumento en los salarios de los empleados públicos y afirmó que en el sector privado los sueldos están subiendo como resultado de las negociaciones de convenios colectivos de trabajo que encaran distintos sectores.
Lavagna aportó otras definiciones. “No queremos volver a los mercados de capitales a cualquier precio”, aseguró, al referirse a la reestructuración de la deuda. En ese pasaje hizo varias referencias a los economistas ortodoxos. “No se gobierna mirando el riesgo país. Hacerlo fue lo que nos llevó al colapso”, enfatizó. “Cuando se intercambian opiniones tenemos que saber quién es quién. Las opiniones deben ser sopesadas con los antecedentes de quienes las formulan”, agregó.
El ministro remarcó que la sociedad argentina demostró una “tremenda capacidad de recuperación” después del colapso de diciembre de 2001. Lavagna expresó que, pese a que “los observadores juzgaban terminal en lo social y en lo político” la situación argentina en ese entonces, “en 18 meses la sociedad, no los gobiernos, no los ministros, tuvo una tremenda capacidad de recuperación, como para estar hablando de una tasa de crecimiento y de una inversión muy importante”. Además, criticó que “hay modelos hechos para grandes conglomerados que dejan a las pymes fuera del panorama” y puntualizó que “el modelo del ‘90 era para el eje norte de la ciudad de Buenos Aires, un modelo centrado en las finanzas”.
Los empresarios que componen Industriales toman ese discurso y desde allí cuestionan a la actual conducción de la UIA, a la que identifican con el menemismo. La confrontación, más allá de razones objetivas, como el grado de compromiso que una y otra parte considera que debe asumir en relación con el proyecto del Gobierno, está motivada en viejos enfrentamientos personales, con Alberto Alvarez Gaiani por un lado, y De Mendiguren y Osvaldo Rial (Unión Industrial de Buenos Aires) por el otro, con Héctor Massuh (papelero, actual secretario de la UIA), en el primer bando, y Techint, en la oposición.

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Carlos Tomada, ministro de Trabajo, acompañó el firme planteo de su par de Economía.
 
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