ECONOMíA

Evadir el inmobiliario es una cuestión de machos

Con este criterio, el ente recaudador bonaerense escribirá cartas a las amas de casa para que se pague lo adeudado.

 Por Julio Nudler

La mujer es más consciente que el hombre. Tiene los pies sobre la tierra. Valora más la vivienda, porque es el abrigo de la familia. Aunque sea el marido quien gane la plata, es ella quien mejor sabe administrarla. El, en cambio, puede jugársela. En una palabra: desde la óptica del recaudador del impuesto inmobiliario, las señoras son más apretables. Partiendo de estas caracterizaciones, Santiago Montoya, subsecretario bonaerense de Ingresos Públicos, anunció que en el último trimestre serán enviadas cartas a las amas de casa de viviendas por las que se adeuda el Impuesto Inmobiliario, exceptuando a las que sean sostén del hogar. Se supone que en este caso, cada vez más frecuente, ellas han tomado el lugar del varón.
Aunque Montoya aclaró que las misivas no portarán intimaciones, sostuvo que la esposa, como miembro de la sociedad conyugal, también es responsable del pago del gravamen. Pero en La Plata parecen creer que la evasión es ante todo culpa de los hombres. Sea o no verdad, es la primera vez que un funcionario arriesga esa distinción entre sexos respecto de la conducta tributaria. Curiosamente, a pesar de esto, nunca ningún gobierno designó a una dama al frente de un ente recaudador. Quizás el propio Montoya, para ser consecuente con sus ideas, debiera cederle el cargo a su mujer.
Si bien no intimará a las madres, ayer mismo comenzó por intimidarlas al advertirles que ni siquiera un inmueble declarado como bien de familia está a salvo de ser rematado por deudas con la Dirección Provincial de Rentas por el Inmobiliario. La atribución de gravar la casa constituiría un derecho real sobre la propiedad, previo a su inscripción como bien de familia, según indicó un tributarista a este diario. Otro añadió que ese instituto (el del bien de familia) no es oponible a hechos o deudas anteriores a la constitución de esa cobertura legal.
De todas formas, para poder rematar la vivienda con el fin de cobrarse la acreencia, Rentas tendrá que conseguir un fallo judicial favorable a sus propósitos. Esto no será nunca sencillo, y probablemente imposible cuando los moradores demuestren que la casa es vivienda única y carecen de recursos. El fisco, en general, suele ser más benevolente con quienes más tienen. Respecto de Ganancias, que es un impuesto nacional, no se conocen casos en que la AFIP intime a pagar sobre el valor locativo (o renta presunta) de los inmuebles a quienes poseen varios.
En 2003 la recaudación bonaerense del Inmobiliario Urbano ascendió a 579 millones de pesos, cifra que puede resultar escasa, pero no si se la compara con el Inmobiliario Rural, cuyo producido en la provincia de Buenos Aires fue de apenas 187 millones. Se sabe que mediante el ardid de subdividir en parcelas sus estancias, los grandes terratenientes logran encuadrarse en las alícuotas pensadas para minifundistas. Avanzar sobre esta manifiesta elusión exige sin embargo arremeter contra lobbies mucho más poderosos que el de las familias urbanas, amas de casa incluidas. Para tener una idea comparativa, los ingresos tributarios totales de la provincia sumaron el año pasado 10.092 millones, por lo que el Inmobiliario Rural no representó ni el 2 por ciento.
Consultadas por este diario algunas portavoces del feminismo, acusaron a Montoya, hombre de la Fundación Mediterránea, de sostener “el anacrónico estereotipo de la mujer abnegada que debe lograr que el varón siente cabeza”. “Quieren usarla como policía en el hogar”, se indignó otra.

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Mujer bonaerense en la puerta de su residencia, esperando la carta del subsecretario Montoya.
 
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