ECONOMíA › NIELSEN ENFRENTA A LOS BONISTAS ITALIANOS EN SU PRIMER DIA NEGOCIANDO EN ROMA

Una sentada por los bonos allá en Italia

Los bancos italianos recompran papeles viejos, lo que indica un alza que calma a los bonistas. Sin embargo, hoy se hace una sentada en Roma para que Berlusconi los compense. El secretario de Finanzas llegó el sábado y enfrenta un público hostil que, sin embargo, está empezando a culpar más a sus bancos que al emisor argentino.

Los emisarios del Ministerio de Economía que salieron a difundir por el mundo las bondades de la reestructuración de la deuda enfrentarán hoy en Italia una dura jornada. Dieciséis asociaciones de consumidores que representan a ahorristas pequeños y medianos realizarán una “sentada” en la plaza Montecitorio de Roma. Su objetivo es forzar al gobierno del premier Silvio Berlusconi a que sancione una ley de compensación a los alrededor de 400 mil damnificados por el default argentino. Sin embargo, no todas serán malas noticias para los mensajeros. El comienzo de las tareas del secretario de Finanzas Guillermo Nielsen y su comitiva, que se encuentran desde el sábado en Italia, coincide con la creciente concientización de los bonistas italianos sobre la responsabilidad de los bancos de su país. Existe además un dato clave que permite anticipar una elevada aceptación de los tenedores minoristas en una de las plazas inicialmente más hostiles: los bancos italianos están recomprando los papeles de la vieja deuda argentina.
El pedido central de las 16 asociaciones de consumidores que se manifestarán hoy al mediodía italiano en Roma es “que sean los bancos los que garanticen el recupero del 70 por ciento del valor de los bonos”. Se trata del mismo pedido de la oposición parlamentaria al gobierno derechista de Silvio Berlusconi. Giorgio Benvenuto, representante de la oposición en la Comisión de Finanzas de la cámara, demandó una “ley extraordinaria para que sean los bancos colocadores quienes se hagan cargo de las obligaciones”. La idea de las asociaciones de consumidores y de la oposición es que sean luego los bancos quienes negocien con el gobierno argentino.
A diferencia del lobbista Nicola Stock, el más conspicuo defensor de los intereses de la banca italiana a través de la Task Force Argentina (TFA), una entidad creada por la ABI, la Asociación Bancaria Italiana para “defender los intereses de los bonistas”, los consumidores que marcharán hoy tienen una clara conciencia de cuál fue el rol desempeñado por los bancos.
Durante 2003, la Consob, la comisión de valores italiana, examinó 404 denuncias de bonistas. Su conclusión fue que “los bancos no informaron de modo adecuado a los pequeños inversores sobre el riesgo de la inversión”. Antes del default, la misma Consob había aprobado 14 prospectos informativos sobre una cantidad igual de bonos que cotizaban en la Bolsa de Milán. Lo notable es que los prospectos fueron aprobados, entre otras razones, porque advertían que los bonos argentinos eran “instrumentos adecuados solamente para inversores especulativos con la capacidad para evaluar y sostener el riesgo de la inversión”.
Pero los bancos italianos son previsores. No sólo crearon la TFA y contrataron a Stock sino que en los últimos meses comenzaron a recomprar los papeles de la deuda argentina en manos de los pequeños inversores. La información fue confirmada este fin de semana desde Roma por el secretario Nielsen. El presidente del Instituto de Cooperación Económica Internacional de Italia, Alfredo Somosa, había declarado que “se sabe extraoficialmente que muchos bancos están pagando el 100 por ciento a los ahorristas con el compromiso de que no digan nada”. Por supuesto, el valor indicado por Somosa es una exageración. De acuerdo a lo publicado por la prensa italiana, efectivamente muchos bancos han comprado los papeles, pero lo han hecho por un valor igual o apenas superior al de mercado, esto es a un valor similar al que tendrán los nuevos papeles tras el canje propuesto por la Argentina. Resulta claro que no se trata de una reversión del negocio que impulsaron en el año y medio anterior al default, cuando se deshicieron de los casi 12 mil millones de dólares de papeles argentinos que tenían en cartera, sobre algo más de 14 mil millones que se encuentran en manos italianas, colocándolos entre sus clientes a valores cercanos al nominal. Las compras actuales buscan simplemente cubrirse del potencial riesgo de una ley que les haga devolver el 70 por ciento. Si bien el gobierno de Berlusconi hizo saber que no tenía ninguna intenciónde respaldar esta demanda, los gobiernos, como los aires de época, pueden cambiar. Tener los bonos en su poder les garantiza a los bancos que, al menos sobre esos papeles, no recibirán demandas. Demandas que, por otra parte, ya existen y, de acuerdo con lo informado por el embajador argentino en Italia, Victorio Taccetti, en muchos casos han sido resueltas en favor de los ahorristas. En esos casos, los bancos debieron pagar el mismo valor que el pagado originalmente por los ahorristas a quienes se los vendieron.
Es cierto que, con calificativos más o menos exaltados, los ahorristas italianos rechazan la oferta argentina. Sin embargo, puede preverse que, en una elevada proporción, los bonos italianos entrarán a la reestructuración. En este contexto, la tarea de los emisarios argentinos será prescindir del mal clima y concentrarse en hacer llegar a los tenedores menos especializados las características de la oferta. Es precisamente en la falta de información donde puede volver a encontrarse el peor enemigo de los ahorristas italianos.

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El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, llegó anteayer a Roma a “vender” el canje.
 
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