ECONOMíA › CLAUDIO LOZANO.

Sobrecargar expectativas

Por el momento no hay ninguna sorpresa: ni las condiciones de la oferta que hizo el Gobierno se han modificado, ni los fondos institucionales (AFJP y bancos) han tenido otra actitud que la que habían adelantado. Su aceptación del canje estaba cantada, y de hecho las modificaciones en la oferta que realizó el Gobierno desde Dubai fueron lo suficientemente significativas para que las condiciones del canje les resultaran a los tenedores institucionales razonablemente ventajosas. La suerte respecto de lo que pueda ocurrir finalmente con el canje depende en gran medida de lo que pase en algunas plazas internacionales, y centralmente en la actitud de algunos grupos de bonistas individuales. La lógica del canje ha sido descargar la quita en mayor proporción sobre los acreedores más débiles, que son aquellos que menor capacidad de negociación han tenido. Como en muchos casos se trata de bonistas que compraron los bonos a valor original –a diferencia de lo que hicieron muchos bancos que compraron a valores muy bajos–, la resistencia se plantea por ese lado. Esos bonistas quedaron acorralados y son los que hacen oír su voz. En este escenario, lo que está pasando es lo que se preveía, y que la aceptación esté por encima del 50 o 60 por ciento tendrá que ver con lo que suceda en algunas plazas internacionales como Italia, Alemania o Japón, donde hay una concentración de bonistas muy importante. Más allá de los números finales, creo que se han sobrecargado las expectativas sobre la resolución de este tema, como si de él dependieran la resolución de los problemas profundos de la economía y la sociedad argentina. Ni aun teniendo un canje exitoso en los términos en que los está planteando el Gobierno, la Argentina resuelve sus problemas como sociedad. Los problemas de la economía pasan por una base productiva que sostiene su competitividad en la explotación de mano de obra barata y en la depredación de los recursos naturales. Esto requiere un nuevo proyecto productivo y ninguna cuestión de las que en todo caso dependen del canje va a terminar resolviendo esas cuestiones. El problema es el modo desigual en que se distribuyen las riquezas y los ingresos en el marco del proceso económico. Si el problema es garantizar una reforma que sostenga de manera más profunda las bases estructurales del Estado en materia de ingreso, nada se resuelve por el tema de la deuda. Son cuestiones que tienen que ver con reformas impositivas, previsionales, proyectos productivos, estrategias de redistribución progresiva de los ingresos para ampliar el mercado interno, y proyectos de reindustrialización. Estas son cuestiones que en la mejor de las hipótesis han sido postergadas, sobrecargando expectativas en la discusión de la deuda.

Economista de la CTA, diputado nacional.

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