ECONOMíA › TRENES DE BUENOS AIRES PIDIO SU PROPIO CONCURSO

Otro concesionario en la vía

La concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA), operadora del servicio de pasajeros de las ex líneas ferroviarias Mitre y Sarmiento, se presentó ayer en concurso de acreedores. Lo hizo ante la Justicia Nacional en lo Comercial, luego de asumir que su posición financiera le impedía cumplir con el total de compromisos con sus acreedores. De acuerdo con el marco contractual, el Gobierno podría rescindir el contrato y quitarle la concesión. Sin embargo, la compañía se muestra confiada en que el Poder Ejecutivo no llegará a ese extremo, puesto que frente a casos similares decidió esperar la recomposición de las compañías. Eso ocurrió con Ferrovías y Metropolitano. Si bien esta última perdió la operación del servicio de la ex línea San Martín, fue por razones ajenas a su concurso preventivo.
TBA, manejada por un conglomerado de empresas de transporte –entre las que se encuentra el Grupo Plaza, de la familia Cirigliano–, señaló que “en las últimas semanas numerosas causas judiciales desencadenaron en la traba de embargos, intervenciones recaudadoras y pedidos de quiebra a la compañía, las que alteraron los criterios de administración y disposición de recursos indispensables para el equilibrio operativo y la normal continuidad en la prestación de los servicios”.
Los voceros de TBA insistieron además en que “el congelamiento de las tarifas y la suspensión de mecanismos de ajuste establecidos en los contratos de concesión configuran un grave cuadro de situación para la prestación del servicio”. Sin embargo, los concesionarios ferroviarios consiguieron una actualización de sus subsidios que los compensa por esas otras medidas. Los subsidios se aumentaron por primera vez durante el gobierno de Eduardo Duhalde, y la actual gestión, con Ricardo Jaime al frente de la Secretaría de Transporte, siguió la misma política.
Otro de los argumentos de TBA es el aumento de impuestos. Se quejaron de “los reclamos de los municipios pidiendo el pago de tasas, que no estaban contempladas ni en los pliegos de la licitación ni en los contratos originales”.
La empresa ferroviaria justificó además su accionar en que por el marco de la crisis desatada en el 2001 y el aumento de costos financieros y de explotación, se agravó por la caída de la cantidad de pasajeros transportado, el cual cayó a niveles muy por debajo de los que se registraban en las mejores épocas. El mejor año para TBA fue 1998, cuando se transportaron 200 millones de pasajeros, pero en 2002 por la crisis cayeron a 150 millones, y aunque en el 2004 se recuperó bastante para llegar a 175 millones, la cifra se mantuvo aún por debajo de las establecidas a comienzos de la década.

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