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Los franceses se van de Edenor sin apagar la luz

En forma ordenada, Electricité de France se retirará de Edenor, como parte de su estrategia de venta de sus activos en la región. El principal candidato es el fondo Dolphin, aunque no el único.

La decisión de Electricité de France (EdF) de vender su participación en la distribuidora Edenor no inquieta al Gobierno, quien la consideró parte de las nuevas “reglas de juego” del mercado eléctrico y una mera “decisión empresaria”. Sin embargo, algunas fuentes del Ejecutivo creen que la salida de la estatal francesa es una buena noticia. En particular porque se espera que las acciones pasen a manos de capitales locales. La visión es consistente con las versiones que consideran un hecho que el nuevo propietario de la mayoría accionaria será el fondo de inversión Dolphin, comandado por el empresario Marcelo Mindlin, que ya posee el 50 por ciento de la transportadora Transener. Entre las listas de posibles candidatos se encuentran, con menos chances, los fondos Pegasus y Lucadia. La transferencia accionaria será manejada por el JP Morgan y se estima que la operación de venta podría demorar al menos dos meses.
Si bien entre algunos analistas vinculados a los intereses de las privatizadas locales existe la tentación de atribuir la salida de EdF a las dificultades en la negociación tarifaria, la realidad no se reduce a este punto. El primer determinante es la nueva estrategia internacional de la empresa. Tras un período de expansión en los mercados emergentes, entre ellos Latinoamérica, pero también Africa y Asia, la estatal francesa decidió concentrar sus actividades en el mercado europeo y en China. El paulatino abandono de sus posiciones en el resto del mundo fue interpretado también como una estrategia de “limpieza” con miras a la privatización parcial de la firma, que en septiembre abrirá su capital en la Bolsa parisina.
El segundo determinante es, sí, la dimensión local.
La deuda de Edenor, 512 millones de dólares, ronda el 75 por ciento de su patrimonio neto, unos 2000 millones de pesos. Vale recordar que este endeudamiento fue la particular manera de financiar inversiones elegida por la firma. La estrategia fue altamente rentable mientras la persistencia de la convertibilidad permitió la continuidad del abundante giro de utilidades en dólares. La crisis de 2002 cambió el panorama; la deuda en dólares comenzó a contrastar con ingresos en pesos devaluados. La Ley de Emergencia Económica congeló las tarifas, que a pesar de algunos ajustes, concedidos y a conceder, ya no regresarán a los niveles de los ’90.
En 2003, el aumento del consumo eléctrico que acompañó la recuperación de la economía se tradujo en ganancias por 210 millones de pesos. En 2004, cuando la empresa sólo pagó los intereses de su inmensa deuda, los resultados fueron negativos en 90 millones de pesos. Y si bien las perspectivas de la evolución de la demanda eléctrica son muy buenas, abastecerla requerirá nuevas inversiones. Los todavía propietarios de Edenor pretendían que los indispensables desembolsos sean financiados vía tarifas, una estrategia que hasta ahora se mostró inviable.
Fuentes cercanas a la negociación, que ponen todas las fichas en Dolphin como nuevo controlante sostienen que el fondo tiene algunos “activos” a su favor para quedarse con la empresa. La afirmación es literal. Desde tiempo atrás, el Dolphin habría comenzado a comprar la deuda de la licenciataria. Por otra parte, no resulta extraño que una firma altamente endeudada sea adquirida por capitales financieros expertos en reestructurar pasivos. Una ventaja adicional sería el carácter “nacional” de los nuevos propietarios, lo que facilitaría el buen diálogo con el Gobierno, indispensable para esta clase de negocios.

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El Gobierno está entusiasmado con la partida de los franceses.
 
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