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Mejoras en los salarios, con el costo de la canasta congelado

El Indec se encargó ayer de difundir buenas noticias. Por un lado, el costo de la canasta básica (medida de la pobreza) disminuyó levemente (-0,1 por ciento) en abril. La variación es tan ínfima que en realidad la buena nueva es que por lo menos no aumentó. Por otro lado, los salarios del sector privado formal subieron durante abril –último dato disponible– un 4,2 por ciento. Relacionando ambas estadísticas, se podría inferir que la pobreza y la indigencia deberían estar cayendo. Sin embargo, la interpretación no es tan lineal.
La mitad de los ocupados trabajan en negro, y para ellos el incremento salarial, según el Indec, fue de sólo 2,4 por ciento.
A su vez, en el sector público no hubo mejoras salariales, con lo cual la pérdida del poder de compra de los empleados públicos ronda el 25 por ciento desde la devaluación, una caída similar a la de los empleados en negro. Sólo los trabajadores registrados habrían recuperado un terreno considerable frente a la inflación en los últimos dos años: el salario real sería hoy, en promedio, entre un 5 y 10 por ciento inferior al de diciembre de 2001.
Igualmente, Roberto Lavagna destacó ayer como un hecho positivo el inicio de paritarias en el sector público. Y de hecho, pese a que en abril los salarios se mantuvieron congelados, comparado con diciembre pasado, el Indec registra una suba en promedio del 6,2 por ciento, impulsada por las mejoras a docentes y judiciales.
La diferencia salarial entre los trabajadores formales y los informales es abismal: de acuerdo con un estudio del Ministerio de Trabajo, mientras el promedio de sueldos de los primeros roza los 900 pesos, el de los segundos no supera los 350.
Así, el costo de la “canasta básica de bienes y servicios” (alimentos, ropa y transporte) que el Indec calculó para mayo en 771,7 pesos pareciera todavía inalcanzable para buena parte de los trabajadores. Ese es el umbral de la pobreza. El costo de la canasta de alimentos, en tanto, también disminuyó 0,1 por ciento en mayo, y hoy es de 325 pesos. Esta evolución de la canasta alimentaria se explica en parte por el bajón de la demanda evidenciado desde marzo –cuando se dispararon los precios de los comestibles– y en parte por los acuerdos de precios firmados con frigoríficos y empresas lácteas.
El comunicado difundido por el Indec destaca que la suba en los salarios se inscribió en el marco de la revisión de más de 80 convenciones colectivas de trabajo en igual número de sindicatos, mientras que continúan las negociaciones en otros gremios y ramas de actividad.
Una vez difundidos los indicadores, Lavagna negó que la conflictividad generada por las demandas salariales lo preocupe. “Es algo natural”, estos conflictos “producen algún tipo de ruido pero es común a todas las economías. Trataremos de que se resuelvan lo antes posible”, sostuvo el ministro.

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