ECONOMíA

Dos directores del BCRA renuncian al alto honor

En el Banco Central estrés, poco sueldo, miedo a juicios y rumoreados disensos con Economía.

 Por Julio Nudler

La gente sube las escalinatas de Reconquista 266 y se dirige a las ventanillas para efectuar trámites diversos. Allí mismo, en el amplio hall, descubre la gran cartelera donde se detalla el organigrama del Banco Central, con todos los cargos. Algunos deciden entonces valerse de los aparatos telefónicos disponibles para llamadas internas. Marcan el cero, le piden a la operadora con el funcionario apetecido y, cuando éste atiende, le descerrajan acusaciones e insultos. Desde que estas cosas ocurren, las secretarias temen atender las llamadas. Pero hay incidentes peores, como el reciente escrache sufrido por el vicepresidente Aldo Pignanelli, a quien le embadurnaron el frente de la casa con pintadas ofensivas. El presidente Mario Blejer sólo padeció hasta ahora acosos electrónicos: correos insultantes que llegan a su computadora. En este áspero marco se conocieron en la víspera las renuncias de los directores Amalia Martínez y Roberto Reyna, dando pábulo a rumores sobre fricciones internas, que fuentes del BCRA insisten en desmentir categóricamente.
Martínez, quien permanecerá solo hasta fin de mes, tiene a su cargo el manejo de las declinantes reservas del Central, misión que incluye definir la estrategia de intervención en el mercado cambiario, que coordina con Raúl Planes, responsable de la línea gerencial en este delicado tema. Martínez presentó su dimisión diez días atrás, pero hace ya meses que deseaba irse, “harta de andar de crisis en crisis”, según comentó una fuente. Con una tentadora oferta privada en su cartera, esta vez no aceptó dilatar la decisión.
En cambio, Reyna, justicialista pampeano que tiene a su cargo la kafkiana tarea de supervisar el área normativa, retiraría la renuncia después de tomarse una semana de vacaciones “para bajar el estrés”. Algunas versiones le atribuyen haber denunciado manejos poco transparentes en la concesión de cierta asistencia a un banco de plaza, chocando así con otros dos directores, responsables de la Superintendencia. Sin embargo, esos presuntos hechos no pudieron ser confirmados.
Desde un enfoque más doméstico podría consignarse que el sueldo bruto de un director orilla los 5000 pesos, a cambio de los cuales debe cumplir jornadas más bien extensas, que incluyen frecuentes reuniones informales de directorio para cocinar las decisiones. La última sesión formal del cuerpo comenzó a las 10 y concluyó diez horas más tarde. Sobre todos los miembros pende la amenaza de las causas judiciales que pueden iniciarse en su contra por cada decisión. Ahora, por ejemplo, el caso del Scotia puede terminar en los tribunales, tanto por los redescuentos que le fueron otorgados como por la suspensión que se le impuso. Tanto Pedro Pou como Roque Maccarone, durante sus presidencias, intentaron conseguir la inmunidad para el directorio del BCRA, pero fracasaron.
Junto con el trascendido confirmado que daba cuenta de las renuncias de Martínez y Reyna se especuló ayer sobre el alejamiento del mismo Blejer, pero éste fue desmentido por voceros del Central. De todas formas, son inocultables las diferencias de criterio entre este organismo y Economía, donde se juega con la idea de resolver rápidamente el corralito, a pesar del peligro que implicaría la expansión monetaria concomitante. La cuestión quedó en suspenso por la ausencia del presidente Duhalde y de Roberto Lavagna, pero habrá que ver cómo se resuelve a su regreso.

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Fachada de un Banco Central que, como la banca privada,
es blanco de la ira de los ahorristas.
 
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