ECONOMíA › LAS CRITICAS AL PRESIDENTE QUE LANZA EN PRIVADO EL PODER ECONOMICO

Los empresarios no confían en Duhalde

 Por Cledis Candelaresi

Ningún hombre de empresa cree que Eduardo Duhalde esté en condiciones de administrar la crisis y casi todos entienden que el encuentro con los gobernadores será clave para testear hasta dónde llega realmente el menguado poder presidencial. Pero aunque en la intimidad de la tribuna patronal opinan que el Presidente está terminado, la alternativa de abrir ahora un proceso eleccionario no anima a nadie. “Sería como exigirle correr 200 metros a un enfermo que reposa con fiebre”, graficaba el viernes un conocido constructor. Antes de cualquier recambio, el duhaldismo tendría que resolver las cuestiones que los empresarios consideran ineludibles, empezando por un acuerdo con el Fondo Monetario. Pero todo debe ser rápido. En pocos días. Para ganarle de mano al estallido social que desde los despachos patronales ya se vislumbra como inevitable.
Hay empresarios que comenzaron a ver con otros ojos lo que en enero les parecía una idea disparatada, alentada por la presunta mezquindad política de los justicialistas José Manuel de la Sota y Néstor Kirchner: convocar a elecciones generales de inmediato. “Duhalde no administró la crisis sino que la empeoró”, fue la contundente síntesis que hizo ante este diario el director de un banco. “No sirve para administrar la situación. Pero tampoco es justo que se vaya como un mártir expulsado por los gobernadores o los empresarios”, concluyó a renglón seguido.
El Presidente no cosecha adhesiones. Pero a los ojos empresarios, organizar comicios de inmediato podría resultar contraproducente, ya que acentuaría la sensación de acefalía y paralizaría definitivamente las demoradas gestiones con el Fondo Monetario para obtener algún auxilio financiero. Antes de abandonar la Casa Rosada, en la fecha que fuere, el actual gobierno debería controlar algunos problemas que, de otro modo, constituirían una herencia insoportable para su sucesor y terminarían derrumbándolo.
Las urgencias identificadas por los hombres de empresa incluyen desde la resolución del corralito financiero, con una fórmula que no desaire total y definitivamente a los bancos, a un acuerdo integral con los gobernadores para que éstos se subordinen al poder central y admitan hacer el ajuste que reclama el organismo comandado por Horst Koehler. Pero empieza, básicamente, por el dominio del frente interno. “Hace falta un gobierno monolítico a la hora de tomar las decisiones más importantes y no desgarrado en internas”, opina un destacado empresario azucarero, en alusión a la reciente disputa entre Roberto Lavagna y Mario Blejer acerca de cómo desmantelar el corralito.
Las críticas son comunes y lapidarias. A decir de los empresarios, Duhalde no tiene libreto, liderazgo ni equipo. Con el “corralón” vulneró el derecho de propiedad de ahorristas, con la pesificación asimétrica puso a muchos bancos al borde del colapso y con la devaluación desordenada destruyó salarios. El lastre de semejante crisis irresuelta condenaría al fracaso a cualquier eventual reemplazante, que presumiblemente tendría que lidiar con una temida revuelta popular, algo que para muchos es una bomba ya activada. Lo que se teme desde algunas oficinas del microcentro es que detone indefectiblemente cuando empiecen los previsibles ajustes en los sectores bancario y público, con despidos que engrosarán el ya nutrido ejército de desocupados.
Con esta preocupación, varias entidades patronales se avinieron en las últimas horas a manifestar públicamente su apoyo a la gestión de Lavagna, aval que el propio ministro de Economía les reclamó en privado. Los documentos de respaldo resultaron gestos casi impostados, también utilizados para presionar a los díscolos funcionarios de la Nación y gobernadores para que encolumnen detrás del objetivo de lograr un acuerdo a cualquier precio con el Fondo.
Tras un breve y formal encuentro del jueves con el titular del Palacio de Hacienda, los dirigentes de la Unión Industrial difundieron un comunicado calificando como “muy positiva” la reunión y, al mismo tiempo, reclamando el cumplimiento de los catorce puntos acordados con los gobernadores semanas atrás, que apuntan a congraciarse con el FMI. Luego del almuerzo del viernes con Lavagna, hicieron lo propio los industriales de la alimentación, nucleados en la Copal. El mismo día, salieron al ruedo los constructores, celebrando el proyecto de que los depósitos acorralados puedan utilizarse para comprar viviendas en construcción.
El ministro de Economía tampoco despierta pasiones en el empresariado. Pero el economista es reconocido como un técnico esmerado, que viró de peronista romántico a criterioso del libre mercado. Esto tampoco alcanza. Sin embargo, al menos para los industriales, es mejor un funcionario conocido, preocupado por la reactivación, que la incógnita de traspasar el timón en el medio de una tormenta cada vez más violenta.

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