ECONOMíA › ROBERTO LAVAGNA Y EL FMI GANARON TIEMPO. LA INFLUENCIA DEL FACTOR CONTAGIO

Una tregua para que no pierdan todos

Lavagna no podía venir con las manos vacías y el Fondo no podía dejar caer a la Argentina. El ministro consiguió refinanciar los vencimientos de deuda. El organismo evitó así enviar un mensaje inquietante para la región, que sufre una fuga de capitales. Habrá una nueva misión para seguir negociando todo lo que se estaban negociando.

 Por David Cufré

El Fondo Monetario Internacional terminó por darle una tregua al Gobierno en su momento de mayor debilidad. Volvió a estirar el plazo para la firma de un acuerdo, al tiempo que flexibilizó las condiciones mientras se sigue negociando. El gesto más contundente en este sentido es la prórroga por un año del vencimiento por 980 millones de dólares que debía cubrir Argentina a mediados de julio. Otra señal favorable es el envío de una nueva misión a Buenos Aires, la próxima semana, para “acelerar los pasos” hacia un entendimiento. En tercer término, se convino abrir la discusión sobre el programa monetario a una comisión internacional de expertos, cuyo dictamen no será vinculante, pero que ayudaría a salvar las diferencias entre la posición argentina y la del FMI (ver panorama económico). “Hubo avances sustanciales”, declaró Roberto Lavagna. “La negociación ingresa en una etapa activa”, avaló Horst Koehler, director gerente del Fondo.
El ministro de Economía ganó tiempo. Después de dos días de muy duras discusiones, eso es todo lo que pudo conseguir. Había tres resultados posibles de sus gestiones en Washington:
u El de máxima era definir las líneas generales de un acuerdo de postergación de todos los vencimientos con el FMI, el Banco Mundial y el BID por lo que queda de este año y el próximo, por unos 18 mil millones de dólares. Con ese pacto, además, el BM y el BID hubieran desbloqueado créditos en efectivo por unos 2000 millones de dólares y las empresas hubieran podido empezar a gestionar créditos en el exterior.
u La opción de mínima era la que se logró: prorrogar el vencimiento de julio, mantener activas las negociaciones y obtener un compromiso tácito de que se seguirán extendiendo los plazos para pagar a los organismos de crédito mientras duren las discusiones. Argentina no cae en default con el FMI, el BM y el BID, pero se queda sin el financiamiento indispensable y que necesita de manera urgente para reactivar la economía.
u El peor escenario era que el FMI clausurara el diálogo sin ningún acuerdo, tal como hizo en su momento con Domingo Cavallo y Jorge Remes Lenicov.
Antes de recibir a Lavagna, Koehler dijo sentirse “decepcionado” con la Argentina por su lentitud para llevar adelante acciones fundamentales, como la reforma del sistema bancario. Después de semejante declaración, había poco espacio para el optimismo. Sin embargo, las autoridades del Fondo optaron por mantener la política que vienen aplicando con el gobierno de Duhalde desde un principio: negociar sin plazos y dejar que la crisis vaya erosionando su escasa sustentabilidad. Koehler y Anne Krueger hubieran tenido que asumir su responsabilidad de decir no. Un nuevo golpe a la administración Duhalde la misma semana en que la represión a la protesta social terminó con dos muertos, que renunció al Senado su principal aliado político, Raúl Alfonsín, y que el dólar saltó a 4 pesos, hubiera sido terminal.
El desempeño del FMI viene siendo cuestionado desde hace años, y la semana pasada quedó en evidencia su grosero error de diagnóstico al suponer que la crisis argentina no se extendería a la región. Cargar con una nueva pifia también entrañaba riesgos para los jefes del organismo. Sobre todo, cuando los países europeos del Grupo de los Siete empiezan a inclinarse por un acuerdo con Argentina. De todo esto surge que la salida de consenso fue la de patear la pelota hacia adelante.
Lavagna se quedará también hoy en Washington, dado que un encuentro fuera de agenda de ayer al mediodía con Koehler y Krueger obligó a cambiar los planes del regreso. Esa reunión y la cena que el ministro de Economía había compartido la noche anterior con Krueger fueron importantes para destrabar los puntos en conflicto. En esos encuentros se resolvió que una comisión de notables, de la jerarquía de ex presidentes de Banco Central de distintos países, discuta el plan monetario argentino. El Fondo rechaza los objetivos y las proyecciones que diseñó Lavagna, quien a su vez lasdefiende. Para resolver el diferendo, los expertos darán su opinión. El jefe de Hacienda pretende que la comisión esté integrada por economistas europeos, a quienes imagina más flexibles.
Koehler emitió un comunicado en el que dijo que el Gobierno tiene que ratificar el compromiso con las provincias para reducir sus déficit fiscales, que se debe respetar y fortalecer la independencia del Banco Central, que se debe encarar velozmente la reforma del sistema financiero y que se tiene que rediscutir el programa monetario. Los últimos dos temas son los más difíciles y los que demoran el acuerdo desde hace meses. El director gerente del FMI también ratificó el envió de una misión, que llegará la próxima semana, todavía no se sabe comandada por quién, y afirmó que se buscará “acelerar los pasos” hacia un acuerdo. El Gobierno ya no cree que se pueda firmar a mediados de julio, pero confía en que alguna vez llegará.

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Roberto Lavagna, ministro de Economía, en la conferencia de prensa posterior al comunicado del FMI.
Se acordó discutir el programa monetario en una comisión internacional de expertos.
 
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