ECONOMíA › SE CREARA UNA COMISION DE SEGUIMIENTO DE LOS PRECIOS DE LA CARNE

Los frigoríficos están en la mira oficial

La hacienda volvió a subir en Liniers. Pero en el Ministerio de Economía negaron que se vayan a endurecer las restricciones a las exportaciones de carne. La presión oficial apunta a frigoríficos, supermercados y carnicerías para que no trasladen las subas al mostrador.

La nueva suba del precio de la hacienda en Liniers (el índice novillo trepó ayer 6 por ciento) volvió a encender las luces de alerta. Sin embargo, en el Ministerio de Economía aseguran que los aumentos del ganado no deberían trasladarse al mostrador de las carnicerías porque los frigoríficos cuentan con un colchón de rentabilidad suficiente para absorber los incrementos. En este sentido, desde el equipo de Felisa Miceli salieron a negar que se evalúe endurecer las restricciones a las exportaciones de carne.

“No existe en análisis la posibilidad de suspender exportaciones y se seguirá con la política actual”, afirmó un funcionario del Palacio de Hacienda. Pero admitió que el Gobierno seguirá muy de cerca el precio de la carne, un producto clave a la ahora de definir tendencia en el índice de precios al consumidor que releva el Indec. “Lo más probable es que se avance en la idea de crear una comisión de seguimiento que incluya a todos los sectores para monitorear el precio de la carne”, explicó la fuente.

Ayer, el índice novillo de Liniers aumentó 6 por ciento respecto del viernes y llegó a 2,55 por kilo, el valor más alto desde marzo. Sin embargo, todavía se encuentra 8,3 por ciento por debajo del pico que había alcanzado en los días previos al 8 de marzo, cuando el Gobierno decidió suspender las exportaciones de carne.

El 30 de noviembre vence la resolución del Ministerio de Economía que flexibilizó la veda y habilitó un cupo de exportación del orden del 50 por ciento de lo vendido entre junio y noviembre de 2005.

Sin embargo, en Economía no quieren dar marcha atrás con la “apertura gradual” con el argumento de que los productores ganaderos ya sufrieron el derrumbe de los precios y que ahora les toca a los frigoríficos resignar márgenes de rentabilidad.

En los meses posteriores a la suspensión total de exportaciones el precio de la hacienda cayó hasta un 30 por ciento. Sin embargo, la baja de precios en las carnicerías rondó un máximo de entre 10 y 15 por ciento. El resto, según evalúan en Gobierno, se lo quedaron los frigoríficos, grandes carnicerías y supermercados, que además de vender al público compran en Liniers y faenan. Más aún, los frigoríficos exportadores, si bien redujeron sus envíos al exterior, ampliaron sus márgenes de rentabilidad, ya que no sólo compraron ganado en pie más barato, sino que además embolsaron el fuerte aumento de precios de los últimos meses en el mercado internacional.

Durante las últimas semanas, la ministra Miceli mantuvo una serie de reuniones con las cuatro entidades más representativas del campo, las que elevaron propuestas de autorregulación para que no se desborden los precios. Noviembre y, fundamentalmente, diciembre no son meses sencillos para el precio de la carne, porque a la mayor demanda por la proximidad de las Fiestas se le contrapone una menor oferta en Liniers por cuestiones estacionales.

Ayer, el titular del Centro de Consignatarios, Jorge Aguirre Urreta, se anticipó a las miradas que vuelven a posarse nuevamente sobre el mercado de Liniers. “La hacienda está recuperando valores, básicamente por la baja producida en abril, cuando se cerraron las exportaciones, cuando descendieron 30 por ciento. Ahora se reacomodan los valores, pero de todos modos, esta suba no se debería trasladar a los mostradores”, aseguró Aguirre Urreta. “La suba de los precios en Liniers obedece además a la época del año, ya que habitualmente para esta altura escasea la hacienda. Igualmente, cuando bajó la hacienda 30 por ciento en abril pasado, no descendió la carne en el mostrador; las carnicerías absorbieron las ganancias y ahora no deberían aumentar los precios”, argumentó el consignatario. Por otro lado, explicó que “con las últimas lluvias caídas en las últimas semanas existe la posibilidad de alimentar mejor a los animales, por lo cual los productores pueden darles mayor engorde y guardarlos para venderlos en otra ocasión”. “Esto es nada menos que la regla de oferta y demanda del mercado, cuando había exceso de animales la hacienda bajó, ahora hay menos cantidad de cabezas y, por consiguiente, los precios suben”, se atajó Aguirre Urreta.

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Cuando los precios en Liniers cayeron 30%, en el mostrador fue la mitad. Ahora el Gobierno quiere que los frigoríficos absorban la suba.
 
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