EL MUNDO › EN MáS DE MIL CIUDADES COLOMBIANAS Y OCHENTA EN EL MUNDO LA GENTE PIDIó PAZ

Masivo clamor por los secuestrados

Por primera vez en el día nacional de Colombia, multitudes tomaron las calles para festejar el día patrio pero también la liberación de Ingrid Betancourt y para pedir el fin de los secuestros. El riesgo de quedar pegados a Uribe.

 Por Katalina Vásquez Guzmán

Desde Medellín

Muy temprano, con el cabello aún mojado y la remera blanca planchada con precisión, Laura Guzmán salió de casa a marchar por la paz. Estaba emocionada. Cada año, cuando se celebra el Día de la Independencia, la mujer saca la bandera y la cuelga en la ventana. Pero el 20 de julio de ayer fue diferente. Por primera vez desde que Colombia es independiente, los colombianos salen a marchar para celebrar el hecho. La manifestación de ayer tenía un motivo adicional: pedir la libertad de quienes aún siguen secuestrados y, por supuesto, celebrar el reciente rescate donde se liberaron de las cadenas Ingrid Betancourt, tres norteamericanos y once militares y policías. Pero la fiesta fue también para el presidente Alvaro Uribe. Las consignas de apoyo que gritaron los marchantes y las camisetas que piden su presidencia hasta el año 2050 lo demostraron.

En 1100 ciudades colombianas y 80 del mundo se realizó la marcha con la consigna Libérenlos ya. Otra vez, como el 4 de febrero de este año cuando después de décadas de silencio el pueblo colombiano se tomó las calles para rechazar la violencia, la gente aceptó la invitación. La campaña fue fuerte y, según los ministros y funcionarios de Uribe, es independiente. La marcha fue convocada por el sector civil y no por partidos políticos, aunque fue aprovechada para manifestar el flamante apoyo que recibe hoy el presidente del 91% de los colombianos, según la última encuesta de popularidad tras el rescate de los rehenes en poder de la guerrilla Farc.

“Yo me enteré por la publicidad y, aunque no me gusta el presidente, me pareció importante aprovechar esta oportunidad de decir públicamente que también quiero que dejen libres a los secuestrados”, le contó Laura Guzmán a PáginaI12. Cómo el evento comenzó a las diez de la mañana, la señora invitó a sus familiares a tomar el desayuno, luego a la misa y, después, a marchar.

Recorrió treinta cuadras hasta el punto de encuentro de las caminatas en Medellín, en medio de hombres y mujeres que entre cada clamor por la libertad pedían también la reelección de Uribe. “Uno, dos, tres, Uribe otra vez”, se escucha entre gritos y pitos bajo un sol ardiente en la ciudad de donde es originario el primer mandatario.

El hombre, como consciente de que su nombre y el pedido por su gobierno eterno aparecían en remeras, banderas, pancartas y voces a gritos, aparecía radiante en la ciudad de Leticia, en el Amazonas. Desde allí presidió la celebración de los 198 años de independencia del país, junto a sus homólogos de Brasil y Perú, Lula DaSilva y Alan García. Con el primero, andaba de cumbre empresarial en Bogotá el fin de semana. Allí Lula logró convencerlo de que se una al consejo de defensa suramericano de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Uribe aceptó y llevó a Lula a su diestra durante la celebración de ayer. A la izquierda tenía a la mujer, con quien se susurraba palabras al oído y en medio de risas, mientras millones de colombianos pedían en la marcha un Uribe para siempre.

“Uribe, amigo, el pueblo está contigo”, era otra de las consignas que Laura no cantaba, pero que tampoco podía contradecir. Para Felipe Grajales, otro ciudadano colombiano, esa fue la razón más importante para no salir a la calle. “La marcha del 4 de febrero se convirtió en una plataforma de publicidad para el presidente, al cual yo no apoyo. Y me pareció que salir el 20 de julio aportaría para un fin similar, y yo no estoy de acuerdo con las políticas de Uribe y menos con la reelección”, le explicó el joven a este diario.

Los marchantes la tenían clara. Canales públicos y privados de televisión, así como radiodifusoras y sitios de prensa en internet, dispusieron todo para trasmitir las marchas y los conciertos de ayer, que trascendieron las fronteras colombianas.

En Nueva York, Washington, Londres, Caracas, Santiago, París, y otras ciudades del mundo se escucharon también clamores por la libertad. En Medellín, un cielo atiborrado de pequeñas nubecitas y vientos frescos fueron los cómplices para la jornada. Más de 500 mil personas marcharon ayer en esta ciudad, donde Laura, ahora acalorada y despeinada, regresó a casa con el corazón lleno de felicidad. En el camino encontró mascotas, señores, viejos, niños, chicas, orgullosos de ser colombianos y de fiesta por la independencia y la libertad. Claro que la idea de Uribe hasta el 2050 no le quedó gustando porque, dice, “con un presidente así por más tiempo corremos el riesgo de no volver a celebrar”.

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Esta multitud que se juntó en Cali se repitió en todas las grandes ciudades colombianas.
Imagen: EFE
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