EL MUNDO

Sangrienta fiebre del sábado por la noche en una disco de Indonesia

El terror hizo blanco anoche en una discoteca de Bali frecuentada por numerosos turistas extranjeros, entre ellos estadounidenses y australianos, y en una zona cercana a un edificio consular norteamericano. Hubo al menos 60 muertos y se sospecha de separatistas ligados a Al-Qaida.

Dos atentados explosivos sacudieron la isla de Bali, principal sitio turístico al este de Indonesia: uno, el más potente y visiblemente sangriento, fue contra un club nocturno y mató al menos a 60 personas, entre ellas numerosos extranjeros, de los que hasta anoche no se pudieron establecer las nacionalidades porque los cuerpos estaban calcinados; además se calculaban 125 heridos. Los rescatistas seguían trabajando en el lugar e indicaron que esos números podrían crecer. El otro estallido ocurrió contra un edificio consular de Estados Unidos, y no en el consulado como pensaron primero las autoridades indonesias; no hubo registro de víctimas. El Departamento de Estado norteamericano descreyó de que su edificio fuera el objetivo del ataque, en momentos en que diplomáticos norteamericanos advierten sobre células terroristas en Indonesia ligadas a la red Al-Qaida de Osama bin Laden. Detrás de los ataques está la sospecha del fundamentalismo musulmán.
Indonesia, un país archipiélago, tiene alrededor de 17.000 islas tropicales. Bali, llamada la isla de los Dioses, es el principal destino turístico del país: estadounidenses, australianos y europeos son atraídos por las playas de Kuta y Legian. El tercer país musulmán del mundo en término de población alberga en su seno a grupos separatistas musulmanes, en regiones como Aceh y Sumatra. Entonces, no parece nada casual que Bali haya sido el blanco, dado que ofrecía un blanco de oportunidad ideal para atacar a blancos occidentales. Diversos testigos y la policía describieron que hubo una fortísima explosión que esparció pedazos de cuerpos humanos alrededor del Padi Club y en las paredes de las casas cercanas. “Hay muchas pérdidas materiales y el pánico cundió en un radio de medio kilómetro” alrededor de la explosión, señalaron. Las imágenes de la cadena de televisión indonesia privada Metro TV mostraban un importante incendio, un hombre, al parecer extranjero, saliendo con el rostro bañado en sangre y un cadáver evacuado envuelto en una sábana. El hospital Sanglah, en la capital provincial de Denpasar, recibió al menos a 125 personas heridas, entre las que había australianos y estadounidenses. El balance de víctimas aumentaba con el correr de las horas y podría modificarse, ya que los servicios de rescate continuaban trabajando en el lugar. La explosión, muy potente, se produjo en la discoteca situada en la playa de Kuta, a la que acuden numerosos turistas extranjeros. El portavoz provincial de la policía, Suyatmo, dijo que el impacto afectó también al club “el Sani”, que está del otro lado de una de las calles más transitadas de la isla. Hasta anoche, ningún grupo ni individuo reivindicó este atentado hasta el momento.
Más tarde, una segunda bomba explotó cerca de un edificio consular de Estados Unidos en la isla, que “no parece haber apuntado a nuestra instalación como blanco”, dijo un funcionario del Departamento de Estado que se mantuvo bajo anonimato. De todas formas, “estamos al tanto de la situación y la estamos investigando”, agregó. El funcionario dijo que el edificio no era el consulado oficial de Estados Unidos, como lo manifestaron las autoridades indonesias, sino un “edificio consular”. “Tenemos propiedades y oficinas allí, pero no es un consulado formal”, señaló. La explosión, que golpeó un área a unos 250 metros de la instalación de Estados Unidos en la zona sur de la capital de Bali, Denpasar, no dejó en principio víctimas. El ataque se produjo en un momento en que diplomáticos estadounidenses advierten de los riesgos de atentados terroristas en Indonesia relacionados con la red Al-Qaida. Pero Bali no era considerada una zona de riesgo, razón de más para que los terroristas golpearan allí.

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Automóviles en llamas en torno al lugar de la primera explosión anoche en Bali.
La isla ofrecía una ventana de oportunidad ideal para atacar blancos occidentales.
 
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