EL MUNDO › ENTREVISTA CON EDUARDO BONOMI, ASESOR CLAVE DE JOSé MUJICA, CANDIDATO PRESIDENCIAL DE LA COALICIóN

“El Frente Amplio gobierna, no una persona”

Compañero de militancia del candidato oficialista, en Tupamaros primero y en el Movimiento de Participación Popular (MPP) después, el senador electo Bonomi cuenta con grandes chances de ser el próximo ministro del Interior.

 Por Mercedes López San Miguel

Desde Montevideo

Recibe en el despacho sentado debajo de un cuadro de Artigas. Con un 99 por ciento de certeza, Eduardo Bonomi será el próximo ministro de Interior de Uruguay en caso de que llegue José Mujica a la presidencia. Pero además es compañero de militancia del candidato del Frente Amplio, en el Movimiento de Liberación Nacional –Tupamaros primero y en el Movimiento de Participación Popular (MPP) después. Encabeza la lista de senadores junto a Lucía Topolansky, eventual primera dama. En los pasillos se comenta que Bonomi es la mano derecha de Mujica. El legislador y ex ministro de Trabajo durante la gestión de Tabaré Vázquez no se asombra del ascenso de su compañero; al contrario, lo ve como la consecuencia de todo un proceso.

–¿Cuáles serían las prioridades de un próximo gobierno?

–La educación es prioridad, al igual que la seguridad, y debemos atender situaciones que se nos presentaron en este primer período como la energía y el agua. Tuvimos que transformar petróleo en energía. Se nos hizo muy caro y estamos planteando otras formas de energía. El Congreso del Frente Amplio se puso como objetivo eliminar la indigencia. Solucionamos un poco más de la mitad, pero falta. Lo mismo sucede con la pobreza: debemos bajarla a la mitad.

–Como virtual ministro de Interior, ¿qué políticas planea encarar?

–La inseguridad tiene dos orígenes: los problemas sociales no resueltos y la introducción de pasta base. Se necesitan políticas propias de seguridad: más prevención y más disuasión. El candidato Lacalle quiere militarizar la ciudad. Creemos que una parte de la Guardia Republicana debe ser ubicada en el centro del país y transportada rápidamente donde se produce el problema. Esa guardia no es para combatir el delito pequeño. Este se combate con una policía de proximidad, cercana a la gente. Tenemos que endurecer algunas penas –no las que dice la derecha– como el tráfico de pasta base, por entender que es una droga y también un veneno. También endurecer las penas con el delito organizado internacional. Y cambiar la política carcelaria, que es el final, pero también el principio. Que el preso reciba un tratamiento y una verdadera integración a la sociedad.

–Ustedes convocaron a la oposición a discutir cuatro puntos: educación, seguridad, medio ambiente y energía. ¿Qué recepción tuvieron?

–Los convocamos antes de las elecciones del 25 de octubre, sin saber el resultado; no sabíamos si tendríamos mayoría parlamentaria. No hubo ningún resultado.

–Se dice que Jorge Larrañaga es más perceptivo que Luis Lacalle.

–El problema es que el presidente del directorio del Partido Nacional es Lacalle. Entonces formalmente hay que negociar con él.

–Ahora que se sabe que mantienen la mayoría parlamentaria, ¿volverán a discutir la despenalización del aborto?

–La bancada femenina que lo impulsó lo hará de nuevo. Mujica dijo que no va a presentar ningún proyecto, pero que si se aprueba no lo va a vetar.

–Tras la frustrada anulación de la Ley de Caducidad, ¿prevén tratarla en el Congreso?

–Dos veces pasó por referéndum y no ganó. Nosotros podemos derogarla por ley, que no es anularla. En la consulta del ’89 primó el miedo, juntamos las firmas y se volvió a perder. Tendríamos dificultades para volver a plantearla en el Parlamento. Por otro lado, antes de que se perdiera el plebiscito, la Corte Suprema falló de “inconstitucional” a la ley para un caso. Por otra parte, tenemos el antecedente del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas. Hubo casos en que la Corte Suprema declaró inconstitucional a la parte que estaba relacionada con los jubilados. El gobierno no quiso estar en contradicción con la Corte y derogó ese aspecto del impuesto.

–Este es el impuesto que quiere derogar Lacalle.

–Sí, pero no puede. No va a ganar y aunque ganara, no tiene mayoría parlamentaria. Es una promesa inútil.

–Cuando habla usted de que el miedo funcionó en el primer plebiscito, ¿qué sucedió con la consulta del 25 de octubre?

–Lo que jugó en contra fue convocar al plebiscito el mismo día que las elecciones presidenciales. Primó el desconocimiento. Cuando se votó en el ’89, lo vivido estaba aún fresco. Veinte años después, mucha gente no está al tanto de lo que sucedió.

–¿No cree que debiera haber una política desde el Estado de recuperación de la verdad y la justicia?

–Cada vez que a este gobierno un juez le consultó si una causa estaba por fuera o no de la Ley de Caducidad, el Estado dijo que estaba por fuera de la norma, es decir, permitió que se investigara. Tanto es así que fue en el único período que hubo presos por violaciones a los derechos humanos.

–Como ex militante tupamaro, ¿qué siente ante la inminente llegada de un compañero a la presidencia?

–A partir del ’80, vimos que la dictadura comenzaba a caerse y empezamos a discutir el papel del MLN en ese proceso, es decir, asumir un compromiso con la democracia reconquistada. En 1984 Raúl Sendic, uno de los dirigentes máximos del MLN que fue uno de los 9 rehenes políticos, dijo que él entendía que la agrupación debía dejar la lucha armada y hacer política integrada a la institucionalidad democrática. De allí que empezó todo un proceso de integración, luego de que fuimos amnistiados. En 1994 presentamos candidato, Mujica fue electo diputado. En el ’99 nosotros triplicamos la votación. Mujica salió senador junto a Eleuterio Fernández Huidobro y comenzamos a darnos cuenta de que Mujica tenía más peso del que imaginábamos. Allí pensamos que podía ser presidente, no me sorprende mucho.

–En lo personal, ¿es amigo de Mujica?

–Sí, nos conocimos en la cárcel a principios del ’73, pero sólo unos meses. Al salir en libertad, con la reconstrucción del MLN nos hicimos amigos. Aun teniendo diferencias, admiro la profundidad de su pensamiento y la seriedad de la argumentación.

–¿Ha habido una reconversión de Mujica?

–Estuvo 8 años sin leer un libro. Cuando fue al penal, estaba solo. A los pocos días de estar en libertad ya estaba hablando en un acto. Uno escucha lo que dijo en aquel momento y compara con lo que dice ahora y no se ven cambios.

–¿Qué se puede esperar de Mujica distinto de Tabaré Vázquez en cuanto a las relaciones con la región? ¿Y en particular con Argentina?

–El Frente Amplio gobierna, no es sólo la persona. El FA cuenta con una política de integración regional, pero Mujica ha puesto el acento en que esa integración tenga un capítulo especial: la relación con Argentina y Brasil, los principales vecinos.

–¿Por ejemplo sobre el conflicto con Botnia?

–Va a ver una búsqueda de acuerdos. Es impensable que Botnia se vaya. Entonces el acuerdo pasará por otro lado. Se invirtieron miles de millones de dólares, estamos convencidos de que no contamina. En la parte uruguaya hay un balneario que funciona igual que siempre.

–Científicos de la Universidad de La Plata dieron por probado que Botnia arrojó contaminantes al río que están prohibidos en Europa.

–Tenemos estudios que dicen lo contrario. No contamina.

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“En el ’99 comenzamos a darnos cuenta de que Mujica tenía más peso electoral del que imaginábamos.”
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