EL MUNDO › POLONIA ASISTIó AL ENTIERRO DE SU PRESIDENTE

El último adiós

Al funeral de Kaczynski y su mujer asistió el presidente Dimitri Medvedev. La Iglesia polaca exhortó a Rusia a mejorar el vínculo.

 Por Tony Paterson *

El pueblo de Polonia celebró ayer el último adiós al presidente Lech Kaczynski y su esposa María, mediante una ceremonia solemne y, sin embargo, cargada políticamente. En un llamamiento directo y sin precedentes, la Iglesia Católica polaca pidió a Rusia por una nueva era de reconciliación entre los dos países, tras el devastador accidente aéreo que culminó con la vida de su jefe de estado y gran parte del gobierno hace ya diez días.

Bajo un radiante sol primaveral, una multitud de casi 60 mil personas se congregó para asistir a los funerales de la pareja presidencial, en la antigua ciudad de Cracovia. Tras los homenajes fúnebres celebrados en la histórica Basílica de Santa María, los cuerpos del matrimonio fueron trasladados en carruajes al castillo de Wawel, donde fueron sepultados.

Las casi seis horas de exequias marcaron el fin de una semana de luto nacional, tras el desastre aéreo en que el presidente, su mujer y otros 94 políticos y figuras militares murieron, producto de la caída de su avión en las cercanías del aeropuerto de Smolensk, en el oeste de Rusia.

La comitiva presidencial se dirigía al pueblo ruso de Katyn, donde asistiría a los homenajes en memoria de los 22 mil agentes polacos asesinados por la policía secreta de Stalin en 1940. La llamada Masacre de Katyn ha sido uno de los mayores obstáculos para la recomposición en las relaciones entre ambos países desde la caída del comunismo.

Una docena de líderes mundiales habían sido convocados para participar del funeral de estado –el más grande en la historia de la Polonia–, pero el cierre del espacio aéreo en Europa por la erupción de un volcán en Islandia forzó a que muchos, incluyendo al presidente norteamericano Barack Obama y el príncipe Carlos, cancelaran sus planes de viaje.

En un gesto cálidamente bienvenido por Polonia, el mandatario ruso, Dmitri Medvedev, hizo lo imposible para volar desde Moscú, a pesar de la parálisis en el tráfico aéreo. Vestido en un sombrío traje negro, Medvedev tomó asiento entre los cientos de huéspedes de honor que se congregaron a dar su saludo final en la basílica cracoviana.

Allí escuchó el pedido personal del cardenal de la Iglesia polaca y ex secretario del difunto Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, quien abogó por una reconciliación en las relaciones entre Rusia y Polonia. “Presidente Medvedev –dijo el religioso–, la tragedia ha generado muchísima compasión y grandes esperanzas para una reconciliación. La masacre de Katyn no puede seguir dividiéndonos. Ambos países deben seguir en el camino del entendimiento. No deberíamos volver atrás”, expresó el cardenal.

La decisión de estar presente en el funeral pudo haber abierto las vías para una mejora en las tirantes relaciones que unen a los dos países desde la caída del comunismo. “Su importancia no debe ser desestimada”, afirmó en estas líneas, el analista político polaco Krzysztof Bobinski.

Sin embargo, no todo fue unidad y compasión en el día de ayer. La decisión de enterrar a la pareja presidencial en las criptas del castillo de Wawel –lugar donde fueron sepultados dos santos y 17 reyes polacos– provocó una ola de protestas en Polonia por considerarse inapropiada. Dos marchas en contra de la medida fueron convocadas en Cracovia y Varsovia, mientras que más de 40 mil personas se sumaron a la campaña iniciada en Facebook bajo el título de “No al entierro en Wawel”. “Kaczynski fue un presidente polémico. No fue un rey”, dijo a este diario uno de los manifestantes.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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La hija del matrimonio presidencial encabezó el funeral.
 
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