EL MUNDO › EN CHILE, LOS SOCIOS DE LA UDI EXPRESARON MALESTAR A PIñERA. LA CONCERTACIóN PUSO REPAROS

Critican el plan de reconstrucción

El presidente resolvió enviar al Congreso el esperado proyecto de ley de financiamiento de la reconstrucción del país, por el que pretende recaudar unos 20.000 millones de dólares.

 Por Christian Palma

Desde Santiago

Finalmente ayer, el presidente Sebastián Piñera resolvió enviar al Congreso el esperado proyecto de ley de financiamiento de la reconstrucción de Chile que pretende recaudar unos 20.000 millones de dólares para levantar al país.

El paquete incluye un aumento de los impuestos a las empresas y al tabaco, un gravamen a las grandes empresas transnacionales y una suba en el impuesto inmobiliario por la cual las viviendas más caras pagarán más.

Sin embargo, sorprendió que excluyera de la iniciativa legal el articulado conocido como “depreciación acelerada”, lo que crispó aún más los ánimos de la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido de ultraderecha que junto a Renovación Nacional dan vida al conglomerado que instaló a Piñera en La Moneda y las cúpulas empresariales.

En palabras simples, la depreciación acelerada permite a las empresas poner en el ítem de gastos el uso y desgaste de las maquinarias, lo que a la larga les permite pagar menos impuestos e incentivar la inversión.

Este punto, desechado ayer por Piñera, era visto por el gremialismo como una compensación ante los otros impuestos que subirán, por lo cual siempre fue resistido por la oposición.

En la UDI sostienen que el presidente no los ha tomado en cuenta, más ahora donde el actual escenario político daba facilidades para incluir esta moción en el proyecto marco para la reconstrucción, pues sería muy impopular para la Concertación –ahora opositora– negar los votos.

La pulseada en el campo político otra vez la perdió la UDI, que aún no logra hacer sentir su peso en la administración de Piñera. La incomodidad de esta relación ha hecho surgir voces disidentes en el partido que está a las puertas de una elección interna que puede traer novedades, como la no descartada llegada del disidente José Antonio Kast a la cabeza del partido derechista y que se ha mostrado crítico al accionar de su partido frente al gobierno.

Y aunque nadie aún lo ha dicho en público, el presidente no puede seguir estirando el elástico. Hace unas semanas, el ex ministro de Hacienda de Augusto Pinochet, Hernán Büchi, y actual consejero del instituto Libertad y Desarrollo (LyD), uno de los más poderosos think thanks oficialistas, dijo sentirse en desacuerdo con el aumento de los gravámenes a las grandes empresas. “Acá no nos enfrentamos sólo a un terremoto, sino también a una razón por la cual este gobierno debía marcar una diferencia con el gobierno anterior, que es relanzar el crecimiento... Y no estoy convencido de que en esa combinación de tener que resolver un terremoto y el legado de ese bajo crecimiento sea conveniente subir impuestos.” “Veo una intención de primer orden, que es tratar de tener algo armónico con la oposición, y se termina cediendo en terrenos que van a significar un costo... la oposición será insaciable”, añadió el economista.

Los empresarios, por su parte, si bien mascaron el proyecto, no se lo tragaron del todo. No es menor que el presidente de la poderosa Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), José Concha, se haya restado de la agenda pública en las últimas semanas. El que sí habló fue el ex presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Pedro Corona: “Lo estoy mirando como un alza de impuestos de origen político, no económico... Esto no es químicamente puro. Si el gobierno ha hecho esto como una maniobra para conseguir el apoyo a lo mejor es bueno, pero hay un montón de gente disponiendo que esto sea permanente y si los señores parlamentarios no entienden que si los impuestos suben demasiado, se acaba la actividad económica del país”.

El temor de Corona es que la Concertación, satisfecha por el alza impositiva, condicione el apoyo de la medida a que el alza tributaria pierda su carácter de transitoriedad y se extienda por más de dos años, como reza el proyecto que llegará al Congreso.

Y las aprensiones no pararon. El también influyente senador de la UDI Jovino Novoa, aunque anunció que votará a favor del proyecto, acusó una motivación política errada y teme que se transforme en una constante de Piñera. “Si las preocupaciones que yo expreso se transforman en un tema permanente, nosotros sentiríamos que estamos en un gobierno distinto al que elegimos”, advirtió, conocido el paquete de medidas impulsadas por La Moneda. El legislador añadió que “ha habido una percepción equivocada de que hay que separarse de los empresarios, eso me preocupa mucho... Piñera fue elegido por sus condiciones, y una de ellas es ser un empresario exitoso... Esto no marca diferencias con la Concertación, se fundamenta en los argumentos de los adversarios, pone cuñas entre chicos y grandes, entre sector privado y público... Que no se malinterprete nuestra lealtad. Es un concepto bidireccional: uno tiene que ser leal con el gobierno y el gobierno leal con quienes lo apoyan”.

En tanto, desde la Concertación, los jefes de las bancadas de senadores del Partido Socialista, Juan Pablo Letelier, y del Partido por la Democracia, Guido Girardi, fustigaron también el plan de financiamiento e hicieron un llamado a transparentar las cifras, argumentando que los números entregados por el gobierno “no cuadran” y que “quieren pasarnos gato por liebre”, pues se pretende mezclar cifras de financiamiento con el plan de gobierno. “La cuenta la tienen que pagar aquellos sectores que están en mejores condiciones y que hoy día están ganando, como la minería y las grandes empresas, y no que la reconstrucción la paguen los más pobres por la vía de recortes presupuestarios, a nivel de regiones o por la vía de reducir los programas de viviendas”, coincidieron los parlamentarios. “No daremos un solo voto si la reconstrucción la pagan la clase media y los más pobres, nos vamos a oponer a toda forma de financiamiento en el Senado”, concluyeron, dejando en claro que el periplo legislativo del proyecto no será nada fácil.

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Sebastián Piñera asumió un mes después de producido el sismo.
Imagen: EFE
 
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