EL MUNDO › NO A LA GUERRA
UN AMPLIO ABANICO DE CAUSAS SE DESPLEGO SOBRE PARIS POR LA PAZ

El veto francés que bajó a las calles

Latinoamericanos y árabes se unieron a una vasta gama de franceses para detener la guerra a Irak. Aunque no fue la manifestación más numerosa, de 200.000 a 300.000 personas buscaron subrayar que la lucha antibélica ya trascendió a la ONU.

Página/12, en Francia
Por Eduardo Febbro, Desde París

“Esta guerra no es la nuestra”, decía una pancarta sobre la cual, la mujer que la lleva en alto dibujó una cruz con barriles de petróleo. Desde las primeras horas de la tarde, la gente que empezó a congregarse en la Place Denfert Rochereau, el punto de partida de la manifestación parisina contra la guerra en Irak, tenía las ideas muy claras: “Esta no es una manifestación para defender a la derecha que gobierna Francia porque se opuso a la guerra en Irak, ni tampoco una marcha de apoyo a Saddam Hussein. Estamos acá contra la petroguerra, contra la arrogancia norteamericana que se cree todo permitido, desde fijar las políticas económicas de los países pobres hasta el derecho de la vida y de la muerte”, explicaba colérico un hombre de 60 años que llevaba pegado al pecho un cartel que rezaba “Non a la Busherie”, juego de palabras que en francés significa “carnicería”. Encabezada por decenas de veteranos franceses de la Guerra del Golfo (1990-1991) que habían venido a prestar testimonio sobre el disparate que fue la primera guerra, la manifestación francesa cumplió con el compromiso y la militancia pero no con la cantidad. Francia, el país que más lejos llevó su oposición a la estrategia norteamericana, congregó en París entre 200.000 y 300.000 personas, una cifra inferior a la registrada en otras capitales europeas.
Thiery Christian, un cabo del ejército francés que participó en la primera Guerra del Golfo –de la que se trajo el peor de los recuerdos, la enfermedad denominada “síndrome del Golfo”–, explicaba que hace dos años “nos mandaron allá y no sabemos muy bien para qué ni por qué. Teníamos que sacarnos de encima a Saddam, pero el trabajo no se hizo. Sin embargo, provocamos muchas víctimas civiles”. Retratos del Che, banderas venezolanas, brasileñas, árabes, iraquíes, palestinas y hasta mexicanas cubrieron las calles de la capital francesa al ritmo de un desfile humano que se prolongó hasta casi caer la noche. Los manifestantes llevaban pancartas con todas las inscripciones imaginables y gritaban de todo: un chileno tenía un cartel que decía “11 de septiembre, trigésimo aniversario del golpe de Estado en Chile apoyado por EE.UU.”. Otros latinoamericanos que caminaban con banderas venezolanas confesaban que habían venido a protestar contra “Bush y para apoyar el presidente venezolano Hugo Chávez, que es el próximo objetivo de George Bush”. Los latinoamericanos se sentían como si “el mundo entero nos hubiese entendido de pronto a nosotros, que sabemos mejor que nadie y que pagamos más que los demás las consecuencias del imperialismo norteamericano”, comentaba Alberto, un argentino de 55 años que reside en Francia desde hace 20. Un abanico de causas dispersas se aunó ayer en las calles de París para decir “no” a la guerra y recordar la “larga lista de deudas que Washington tiene con el mundo”, según explicaba un colombiano que se sumó a la marcha para “denunciar la intervención militar de EE.UU, en Colombia”.
“Nunca pensé que tuviésemos tantos hermanos”, decía un grupo de árabes que, en vez de ser mirados con desprecio, recibían el aliento de la multitud. “Nosotros, los árabes, los palestinos, los iraníes, en fin, los musulmanes en general, somos la carne de cañón del imperialismo. Cada vez que hay una guerra es contra un país árabe: nos eliminan en Chechenia, nos eliminan en Bosnia, nos matan en Afganistán y en Palestina. Esta vez no nos matarán en Irak”, afirmaba Mehmet, un argelino de 30 años que se paseaba con su esposa y su hijo de 4 años. Otro grupo caminaba bajo una pancarta que decía: “Ni Bush, ni Saddam, ni Sharon”.
Partidos ecologistas, comunistas, socialistas, grupos antiglobalización, coordinadoras espontáneas creadas en el fuego de la lucha contra laguerra, como la coordinadora “No a la guerra contra Irak, sí a un mundo de justicia, de paz y de democracia”, lograron movilizar mucho más allá de sus militantes. París mostró ayer el rostro de una sociedad unida contra “un abuso militar y humano”. Niños, adolescentes, jubilados y familias enteras se unían a la manifestación durante algunas cuadras para “al menos poner la firma de que nosotros tampoco queremos la guerra, aunque seamos viejos y encima de derecha”, explicaba una señora de 86 años del coqueto barrio de Luxemburgo, uno de los lugares por donde pasaron los manifestantes.
Más que las palabras, más que la cantidad de personas que desfilaron al final por las ciudades grandes y pequeñas de toda Francia, lo más emblemático fueron esos miles de afiches o pancartas, pintados a mano, improvisados en un café. Breves y lúcidos, recordaban un principio compartido ayer por toda la tierra: “Bush, Blair, no a la guerra”. “Comida para el pueblo iraquí, que no haya bombas, no a otra hecatombe”. Por último, la más evidente: “El veto no está en la ONU. El veto contra la guerra está en la calle”.

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“No a la guerra”, dice la consigna de la marcha que reunió a los sectores más diversos.
 
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