EL MUNDO › EN LA CUMBRE LOS PAISES POBRES PIDIERON A LOS RICOS LUCHAR CONTRA EL HAMBRE

Veamos como los Ocho (des)oyen las quejas

Ayer dio inicio el preámbulo de la cumbre G8, los siete países más industrializados y Rusia. Los países emergentes expusieron sus demandas, destacándose Lula.Y se evidenciaron las asperezas entre Francia y EE.UU.

 Por Eduardo Febbro

Página/12
en Francia
Desde París

En la primera jornada de la cumbre del grupo de los 8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia) los líderes de los países más desarrollados protagonizaron la imposible reconciliación entre dos de sus miembros, Francia y Estados Unidos, al tiempo que escucharon las apremiantes demandas de los países emergentes invitados por el presidente francés para que los ricos abran sus mercados y cumplan con los objetivos necesarios para erradicar el hambre y la extrema pobreza. El preámbulo de la cumbre de Evian estuvo marcado por dos acercamientos imposibles: uno entre Francia y Estados Unidos con el apretón de manos glacial entre el presidente francés Jacques Chirac y el norteamericano George W. Bush. El otro entre los 12 jefes de Estado y de gobierno oriundos de países emergentes de Asia, Africa y América latina y los miembros del G8. En un discurso inédito en este tipo de cumbre, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva pidió al G8 que ejerza toda su influencia para facilitar la creación de un Fondo Mundial contra el Hambre, el cual estaría financido mediante una “tasa al comercio internacional de armas” y con un porcentaje de los pagos de la deuda exterior de los países emergentes a los desarrollados.
El presidente francés, Jacques Chirac, alabó la creación del fondo pero no se mostró del todo de acuerdo con la forma de financiarlo. Chirac dijo que la idea de un Fondo Internacional contra el Hambre “está en el buen camino”, prometió que sería estudiada con atención e incluso no descartó la posibilidad de gravar el comercio de armas. En el discurso que pronunció ante los otros 19 países reunidos en la cumbre de Evian, Lula denunció el hambre como “una realidad intolerable”. La propuesta de Lula no es nueva. El líder brasileño la había adelantado en el foro económico de Davos y luego en el Foro Social de Porto Alegre y su meta consiste en dotar un fondo para que sea “capaz de dar comida a quien tiene hambre y de crear las condiciones para acabar con las estructuras del hambre”. En ese contexto, Lula se quejó de “las resistencias de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para suprimir los subsidios multimillonarios a la agricultura” y criticó con firmeza el retraso que existe en temas tan prioritarios como “el acceso a los medicamentos” de los países pobres.
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, sumó su voz a la de Lula para reclamar la rápida aplicación de planes destinados a achicar la deuda de los países pobres y a que se realicen mayores progresos en el levantamiento de las barreras comerciales. Annan enfatizó que únicamente así se cumplirá con el ambicioso plan que los países ricos afín de reducir la pobreza en el mundo. Annan recordó que “si pretendemos siquiera acercarnos a cumplir los objetivos, tenemos por delante retos formidables”.
Ante una ola de reclamos semejantes, el presidente francés admitió que “hacía falta escuchar a los otros, que los otros tengan el sentimiento de ser escuchados, es decir, respetados”. Según el jefe de Estado francés, la asistencia de los países emergentes a una cumbre del G8 marca el cambio que va “de una política de asistencia a un verdadero acuerdo por el desarrollo”. Saliéndole al paso a las críticas que llueven sobre este organismo “informal”, Chirac aseguró que el G8 no es “un directorio del mundo” y entreabrió la puerta para que las reformas sociales propuestas por los jefes de Estado de los 11 países emergentes sean algún día una realidad. “Hemos progresado y encontrado la buena mecánica”, dijo Chirac. En esta sesión previa a la apertura oficial de la cumbre estuvieron presentes Brasil, México, China, Egipto, Argelia, Nigeria, Senegal y Sudáfrica, Malasia, India y Arabia Saudí. La idea de Chirac de invitar a los “pobres” del mundo será imitada por Tony Blair en el 2005 y, probablemente, por Estados Unidos. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, admitió que el esfuerzo hecho por la UE a favor de la lucha contra la pobreza es “insuficiente” y que, más globalmente, la contribución occidental para aliviar el sufrimiento en los estados pobres es de un nivel muy estrecho. “Tenemos que intentar cambiar nuestras perspectivas”, dijo Prodi. El secretario general de las Naciones Unidas aspira a que la ayuda internacional sume 100.000 millones de dólares anuales, es decir, casi el doble de los 57.000 millones aportados el año pasado. Sólo así se podrán alcanzar los Objetivos del Desarrollo del Milenio acordados por 147 dirigentes mundiales en el 2000. Al igual que Lula, Annan también exigió compromisos y adelantos en el levantamiento de las barreras comerciales, las cuales, puntualizó, impiden que los agricultores de los países pobres compitan en el comercio mundial.
Si el mundo en desarrollo ocupó ayer el centro de la pre cumbre, ésta no dejó sin embargo de mostrar sus auténticos límites. Signo de que las tensiones generadas por la oposición de Francia a la guerra en Irak aún no desaparecieron, Bush y Chirac hicieron todo lo posible para evitarse a lo largo de la mañana, aparecieron distanciados cuando se tomó la reglamentaria foto de familia y recién consintieron estrecharse las manos cuando la ceremonia lo exigió. El jefe del Estado francés declaró luego que no tenía “la más mínima preocupación” sobre las relaciones con Bush, pero se hizo obvio que de uno y otro lado del Atlántico nadie olvida. El frío acercamiento franco norteamericano permitirá abordar las discusiones oficiales que se inician mañana entre los 8 y cuyos ejes esenciales son Medio Oriente, el terrorismo, Irak, el crecimiento mundial, la lucha contra el sida y los problemas ligados al desarrollo.
Las primeras divergencias aparecieron ayer, una vez más entre Estados Unidos y Francia, a propósito de Medio Oriente. París no ve con buenos ojos la “cabalgata en solitario” de George Bush en Medio Oriente. El presidente norteamericano dejará anticipadamente la cumbre de Evian para asistir a dos cumbres consagradas a Medio Oriente, una en Egipto con los líderes árabes, otra en Jordania con los primeros ministros de Israel y Palestina. La portavoz de la presidencia francesa señaló ayer que “la construcción de la paz requería de los esfuerzos coordinados de todos”. Una vez más, la línea de fractura que se hizo visible con la crisis iraquí se insinúa con la problemática israelo-palestina. La acción unilateral de Estados Unidos y el proyecto más multipolar de Europa.

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El presidente estadounidense George W. Bush se saluda con su homólogo francés, Jacques Chirac.
Chirac declaró tras el saludo que no tenía “la más mínima preocupación” sobre las relaciones con Bush.
 
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