EL PAíS › LAS PRESIONES SOBRE LA COMISION DE JUICIO POLITICO

Diputados en busca de tiempo

 Por Felipe Yapur

La conducción oficialista de la Comisión de Juicio Político de Diputados tiene esta semana un dilema difícil de resolver. Por un lado, está decidida a avanzar con los procesos a los cortesanos Julio Nazareno, Adolfo Vázquez y Carlos Fayt de manera “meticulosa y seria”. El problema es que esta estrategia implica tiempo y no responde a la presión que ejerce el gobierno de Néstor Kirchner sobre sus hombres en la comisión, desde donde les exige resultados en el corto plazo.
Ricardo Falú, el justicialista que quedó a cargo de la comisión tras la salida de Sergio Acevedo hacia la SIDE, es el blanco de buena parte de esas presiones. Si bien él y el jefe del bloque, José María Díaz Bancalari, comparten la ansiedad de hacer su tarea y de complacer al Presidente, para nada son las mismas motivaciones. Falú es un experimentado jurista. Incluso llegó a ocupar una de las poltronas de la Corte de Justicia tucumana. Pero en las cuestiones políticas tiene una actitud diferente. Durante la campaña electoral coqueteó con las huestes de Adolfo Rodríguez Saá.
Díaz Bancalari tampoco es un kirchnerista de la primera hora, pero llegó antes que Falú. Logró imponerse como jefe de la bancada y debe cumplir con ciertos compromisos asumidos ante el Presidente. Uno de ellos es renovar la conducción del bloque permitiéndole al kirchnerismo mayor presencia. En cuanto a la comisión, Bancalari también debe responder. Desde el Ministerio de Justicia suelen provenir las presiones. Estas pueden ser telefónicas o a través de declaraciones públicas como aquella que dijo Gustavo Beliz cuando sostuvo que “las instituciones como los peces se pudren desde la cabeza”. Más claro imposible.
Así las cosas, Falú creyó encontrar en su pedido de juicio político contra Fayt la clave para contentar al gobierno. Reconoce que su presentación es “ciertamente débil si se la compara con las causas que se realizaron el año pasado”, pero afirma que igual se puede llegar a una destitución.
No contaba el tucumano con que la chaqueña Elisa Carrió le quebrara su estrategia de concentrarse en Fayt exclusivamente. La dirigente del ARI propuso reflotar las causas contra el más emblemático de los jueces de la Corte como lo es Nazareno. El año pasado Carrió y diputados de otros partidos ganaron la votación para enjuiciar al catamarqueño, pero perdieron la acusación por no alcanzar la mayoría especial que exige la Constitución para estos casos. “Si quieren un hecho político rápido, ahí lo tienen. Juzguemos a Nazareno, las causas están listas y si hay voluntad política en poco tiempo se lo puede destituir”, aseguró Carrió con tono desafiante. Por si acaso, les dijo que estaba dispuesta a incorporar nuevas causales. Salvo el cordobés Guillermo Johnson, el resto de los miembros de la comisión no vio mayores inconvenientes en la propuesta del ARI. De todas maneras, y como para cuidar las formas, la comisión realizará consultas con diferentes constitucionalistas para asegurarse de que no se está violando aquel precepto jurídico que dice que nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa.
En la oposición hay al menos dos dudas más que los distraen delo meramente procesal. El radical sanjuanino Juan Minguez es uno de los que expresa esa desconfianza con mayor claridad: “Más allá de las causales para enjuiciar o no a los miembros de la Corte, lo que nos preocupa, y mucho, es la forma que el nuevo gobierno piensa reemplazarlos. Yo no estoy de acuerdo en sacar un juez que fue, digamos, leal a un gobierno anterior para poner a otro que será fiel al que está ahora. El problema es que nadie habla de cuál será el procedimiento de selección posterior de los nuevos magistrados”.
La otra duda que desvela a los diputados opositores de la comisión es la firmeza de la decisión del gobierno. “El año pasado nos comimos el amague. (Eduardo) Duhalde primero se quería comer crudos a los jueces, pero después se arrepintió y nosotros nos quedamos, como decía Díaz Bancalari, en el medio de la laguna y sin siquiera un pato en la mano”, se quejó ante este diario un legislador radical.
Falú reconoce que hay razones de sobra como para que este temor perdure. Sin embargo, sostiene que esta vez no habrá marcha atrás y que quienes el año pasado protegieron a los supremos esta vez se redimirán. Agregó, citando a Carrió, que el justicialismo se apresta a corporizar “la figura del arrepentido parlamentario”.

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