EL MUNDO

Juntos hace poco, actúan como matrimonio de años

Lula es optimista con la economía; su vice, José Alencar, le lanza una cruzada en su contra. La reforma tributaria que impulsa el mandatario de Brasil se tramitará en el Congreso.

El proyecto de reforma tributaria que impulsa el programa económico de Lula da Silva está encaminado. Una comisión de la Cámara de Diputados votó ayer a favor de que se inicie el trámite de aprobación en el Congreso. Lula se siente optimista y ha manifestado que así como está la economía de su país, “no necesitará” de un nuevo acuerdo con el FMI. Pero salió nuevamente al choque su vicepresidente, el liberal José Alencar, que llamó a una “cruzada nacional” contra la política económica del mandatario brasileño.
La comisión de diputados votó por 27 votos a favor y 11 en contra para que el proyecto de ley siga sucesivas aprobaciones (en dos plenarios de la Cámara y en otros dos debates plenarios del Senado). El gobierno argumenta que la reforma tributaria desgravará la producción y no creará nuevos impuestos, haciendo más efectiva y eficiente la recaudación de los impuestos. El empresariado expresó su preocupación porque asegura que tal como está redactado el texto de la reforma, deja abierta la posibilidad a nuevos gravámenes.
El punto más polémico de la reforma impositiva propone la adopción definitiva de un impuesto a las transacciones en cheques, vigente desde hace cinco años, aunque en forma “provisional”. El gobierno busca incorporar ese gravamen al paquete tributario formal con una tasa que podrá oscilar entre el 0,8 y el 0,38 por ciento que se aplica actualmente. El dinero de ese impuesto, según el proyecto del Ejecutivo, se destinará a reducir el déficit en el sistema de seguridad social, que complementará así los objetivos de la reforma del régimen de jubilaciones. Las bancadas opositoras en la Cámara de Diputados, el Partido del Frente Liberal (PFL) y el Partido Social Democrático Brasileño (PSDB), que anteayer frustraron la votación prevista inicialmente, anunciaron que introducirán modificaciones. Los gobernadores y alcaldes advirtieron que promoverán cambios –antes de enviar el texto al plenario de la Cámara de Diputados, la misma comisión discutirá el martes una serie de propuestas de enmiendas presentadas por la oposición–. Esta reforma, junto a la del sistema de jubilaciones y pensiones, constituye la columna vertebral de los cambios estructurales que el líder socialista ha propuesto para Brasil.
El vicepresidente Alencar llamó a una “cruzada nacional” contra la política económica del gobierno, profundizando y haciendo públicas las diferencias que mantiene con Lula. Aunque no admite estar combatiendo al presidente directamente, por quien fue llamado el año pasado para componer la fórmula electoral que resultó vencedora, Alencar afirma que las elevadas tasas de interés tienen como causa “un fenómeno cultural” que se incrustó en la mente de los brasileños.
Al criticar la política instrumentada por el ministro de Hacienda, Antonio Palocci, y por el presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, el vicepresidente opinó que las empresas brasileñas se dividen en dos grupos: “Las que están capitalizadas y las que se descapitalizaron y, aun siendo buenas empresas, terminan por quebrar”. Recientemente, Alencar había afirmado que el 2003 fue “un año perdido”. Alencar es un magnate textil que pertenece al centrista Partido Liberal (PL), al que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula se alió para ganar las elecciones presidenciales. Alencar no se abstuvo de formular comentarios sobre la reciente decisión del Banco Central de bajar la tasa básica de intereses en 2,5 puntos porcentuales, pero afirmó que a pesar de esta baja, la tasa básica que actualmente es del 22,5 por ciento anual todavía es “demasiado elevada”.
“Brasil no necesita hacer un nuevo acuerdo con el FMI”, dijo Lula, al señalar que en los primeros meses de gobierno el Ejecutivo consiguió un “cierto equilibrio” en la situación macroeconómica del país. El acuerdo actual fue firmado por el antecesor Fernando Henrique Cardoso en septiembre de 2002.

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Lula da Silva y José Alencar, la alianza del Partido de los Trabajadores con el Liberal.
 
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